Sólo el 13% de la fuerza laboral en este campo es ocupado por el sexo femenino en el país.
Ser ingeniera en Estados Unidos pareciera estar convirtiéndose en una odisea para las mujeres, a tal punto que muchas han abandonado sus carreras en el área con el correr del tiempo. Según las cifras, sólo el 13% de la fuerza laboral en este campo es ocupado por el sexo femenino en el país.
Un nuevo estudio de Harvard Business Review reveló que si bien las mujeres podrían hacerlo tan bien o mejor que los varones, a menudo la hegemonía masculina que existe en el área sería una razón de su escape.
Su conclusión se basa en un seguimiento que se les realizó a cerca de 700 estudiantes de ingeniería del MIT, Universidad de Massachusetts Amherst, Olin College of Engineering y Smith College durante los cuatro años que duró su carrera y luego por cerca de 5 años tras graduados.
De acuerdo a la revista norteamericana, la idea era saber de primera mano la relación que tenían con otros estudiantes y profesores, su vida en la universidad y cuáles eran sus expectativas profesionales y familiares en el futuro.
Bajo este escenario, Carroll Seron (UC Irvine), Erin Cech (University of Michigan), Brian Rubineau (McGill) y Susan S. Silbey (Sloan School of Management del MIT), descubrieron que si bien hombres y mujeres tendrían similares razones para matricularse en carreras de ingeniería, estas últimas tenían un objetivo socialmente más responsable con la carrera que los varones, queriendo solucionar los problemas de las personas.
Sin embargo, pese a que ambos sexos era igualmente exitosos en las aulas de clases, se observó que las mujeres dudaban más de sus habilidades para resolver problemas que los hombres.
¿Pero por qué las mujeres comienzan a dudar de su carrera?
Para el medio estadounidense, esto tendría su raíz en las bases de la ingeniería, que tiene relación al trabajo en equipo y la colaboración, donde los estereotipos jugarían en contra de las mujeres por parte de los hombres.
Si bien los investigadores dieron cuenta que algunas describieron el trabajo en equipo de manera positiva, muchas otras recalcaron que fueron relegadas a trabajos gerenciales, siendo excluidas de la obra gruesa de la ingeniería, por parte de los varones. Incluso, el trato con los profesores, usualmente sería diferente.
Este problema también tocaría la puerta del mundo de las pasantías profesionales, donde los académicos dieron cuenta de que a los hombres les asignaron trabajos donde podían desarrollar sus habilidades analíticas y técnicas, mientras que las mujeres tareas de clasificación o temas de coordinación, que no son valorables y ni siquiera permitiría cultivar sus habilidades.
Esto supondría, según Harvard Business Review, que muchas mujeres descubrieran que sus prácticas no son tan socialmente responsables como ellas lo son.
En resumen, las mujeres se encontraron con una cultura donde el sexismo y los estereotipos no son tratados y donde lo “social” pasa a ser sólo una palabra en las empresas, dos situaciones que las perturba en su camino de la ingeniería.
¿Cuál es la solución? Según Susan S. Selbey, una de las investigadoras a cargo, en las carreras de ingeniería se deben abordar los temas y expectativas de género entre los equipos, lugares de trabajo, clases, y prácticas. Ya que como afirmó, la también profesora del MIT “la cultura tiene que aprender a tomar en serio las mujeres”.
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