El fenómeno de la robotización y la automatización de tareas se extiende. En Uruguay queda mucho por hacer para ingresar con éxito al nuevo contexto
Por El Observador. Si visita supermercados como Walmart y Carrefour en Estados Unidos, Europa y Asía Pacífica podrá encontrar que no hay cajeros y usted mismo pasará los productos por el escáner. Ya hay más de 60.000 supermercados en el mundo que operan con este sistema. La máquina tiene un algoritmo que mide el formato y el peso de cada producto. En caso de que detecte que la persona pone el producto en la bolsa sin pasar por el escáner, suena una alarma, del mismo modo que si el cliente tiene menos de 18 años y lleva alcohol o cigarrillos. Además, hay un oficial del supermercado cada cuatro cajas supervisando la situación.
El objetivo con esto es que la tecnología se ocupe de los procesos repetitivos, mientras los seres humanos puedan asistir a la gente dentro del local, para ayudar a encontrar lo que necesitan.
Esto es parte de la automatización de tareas. En Uruguay, aunque puede parecer que estamos lejos de llegar a esa situación, hay casos concretos que evidencian los primeros intentos de una transformación que implica el derivar las tareas mecánicas a una máquina, mientras que la mano de obra se dedica a desarrollar tareas relacionadas a la generación de conocimiento. La cadena de supermercados Devotocomenzó este verano a utilizar practi cajas en sus sucursales de Piriápolis y Punta del Este y, a partir de este mes, instaló cuatro en Portones. Más allá que fuentes de la empresa señalaron que se trata de un nuevo concepto para mejorar la experiencia del cliente, el sistema permite comprar y pagar con tarjetas de crédito o débito en las practi cajas, sin necesidad de que un empleado la opere, más allá de un supervisor que explique el mecanismo en los comienzos.
Lo mismo sucede con el estudio Ferrere, que trabaja en conjunto con Quanam, empresa uruguaya de servicios informáticos, en la implementación del sistema Watson de IBM en el área de business analytics. Concretamente se trabaja en la inteligencia fiscal para conocer los patrones de comportamiento de los contribuyentes de DGI y detectar morosos.
El director de Business Analytics de Quanam, Guillermo Spinelli, comentó que gran parte del trabajo manual o de recolección de datos puede ser sustituido por una super computadora: "Los empleados podrán canalizar ese tiempo en buscar soluciones de mayor valor agregado, dedicándose a pensar, no a procesar".
Grandes gurúes de la tecnología, como Bill Gates o el fundador de Google, Larry Page –cuya empresa lanzó Google Car, un automóvil autónomo manejado sin chofer–, promueven la automatización del trabajo, con propuestas de reducción de la jornada laboral (sin bajar salario) o la flexibilidad horaria. Pero aunque estos cambios y la implementación de la tecnología como aliada de la productividad se ha incorporado en empresas uruguayas, expertos consideran que las leyes laborales y la no contemplación de la automatización de los puestos de trabajo por parte de los sindicatos, empresas y autoridades, impedirá que Uruguay se coloque entre los ganadores de la batalla tecnología vs trabajo.
Apostar por la automatización
La robotización o automatización de ciertos empleos es defendida por algunas consultoras de RRHH uruguayas y expertos en temas tecnológicos.
La docente de Comportamiento Humano en la Organización del IEEM, Valeria Fratocchi, entiende que lo que la máquina no puede sustituir es el conocimiento y la resolución de problemas de forma creativa. "Cuanto más rutinaria es la tarea, más riesgos se corren de que sea sustituida por una máquina", comentó Fratocchi a Café & Negocios. Para eso, dijo que es necesario reinventar el mundo del trabajo, apuntando a la polivalencia para el desarrollo de competencias. "En la cultura uruguaya hay un pensamiento en donde cada uno tiene que hacer lo que le corresponde, cuando lo importante en este nuevo contexto es adaptarse a la tecnología y premiar la productividad", dijo.
Por su parte el presidente de la Cámara de Economía Digital del Uruguay, Marcelo Montado, aventuró que en un futuro no muy lejano, los puestos de trabajo no calificados van a ser sustituidos por la robótica y la informática. "Tendremos la necesidad de ocupar puestos con mayor calificación. El mundo del futuro no va a tener lugar para los pocos calificados", precisó. Para esto, la educación es fundamental y el cambio en los programas educativos es visto como una prioridad para evitar que las personas que actualmente realizan tareas manuales, queden excluidas del mercado laboral y sean reemplazadas por un robot.
"En Uruguay tenemos una matriz educativa focalizada en la repetición –algo que puede hacer un robot o una computadora– cuando en realidad se busca la creatividad y la capacidad de análisis complejos", sintetizó el gerente de consultoría de RRHH de KPMG, Federico Kuzel.
Políticas de reconversión laboral o la formación de estudiantes con esos nuevos perfiles que se requerirán en los próximos 10 o 20 años para el mercado laboral, deben ser prioridad estatal según Kuzel. En línea con este contexto de cambio, la consultora Advice lanzó hace 15 días el servicio Proyecta-T, con el objetivo de asesorar a los profesionales en el camino por descubrir sus habilidades, proyectando cuál sería el lugar ideal para trabajar y buscando la mejor forma de adaptarse al empleo del futuro. "Esta herramienta va a servir para que la gente consiga empleos de mejor calidad, apostando al mundo digital y haciéndoles ver capacidades que no sabían que tenían porque nunca las habían explotado", explicó el director de Advice encargado de Proyecta-T, Felipe Cat.
A paso lento
Fratocchi del IEEM mencionó una de las barreras más fuertes para el ingreso al mundo digital. En Uruguay la legislación laboral es rígida, con el cumplimiento de horarios, la ley de horas extras y otros elementos que en su momento sirvieron para limitar las jornadas, y que ahora impiden la flexibilidad que requiere el nuevo mercado de trabajo. "Cualquier cosa que se acuerde formalmente con un trabajador, es muy difícil reformularla. La producción intelectual no depende de un lugar físico ni de normativas laborales estrictas. Es otro marco contractual", explicó la docente.
El Foro Económico Mundial 2016 presentó como una de sus prioridades la robotización de los empleos, denominando este fenómeno como la cuarta revolución industrial, en donde el desarrollo de la inteligencia artificial, la robótica, la nanotecnología y la impresión 3D causarán la pérdida de 7 millones de empleos a nivel mundial en los próximos 5 años pero a su vez se crearán 2 millones de empleos nuevos en las áreas de computación, ingeniería, arquitectura y matemática. En Uruguay, una reciente investigación del Centro de Economía, Sociedad y Empresa del IEEM muestra que 54% de los empleos ocupados hoy en Uruguay corren un alto riesgo de automatización en los próximos 10 o 20 años (ver infografía).
Pero mientras se destruyen empleos, surgen nuevos puestos de trabajo que no serán ocupados, según Federizo Kuzel de KPMG. "Se demuestra la brecha que hay entre los puestos que se eliminan de orden mas rutinario y que se pueden automatizar y a la vez puestos que tienen que ver con la informática para los que no hay personal suficiente", explicó.
Un acercamiento a este nuevo contexto se vislumbra en la Directriz Estratégica 2015-2020 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en el documento "Cultura del trabajo para el desarrollo", en donde la calidad del trabajo, ver a las personas como agentes de cambio y lograr perfiles de trabajadores innovadores son algunos de los puntos a concretar en los próximos cuatro años.
Los primeros estudios temáticos
En 2014, en la Universidad de Oxford se realizó el que se considera como el primer trabajo sobre la automatización en el empleo. Con el nombre "El futuro de la empleabilidad, cómo de susceptibles son los trabajos a la computarización", la investigación analizó el grado de sustituibilidad por parte de ordenadores y robots para 702 profesiones. Este estudio afirma que 47% de los empleos de Estados Unidos corren riesgo de ser automatizados. Los empleos más amenazados, según esta investigación, pueden ser extrapolados a cualquier país del mundo. Estos son: telemarketing, fabricación industrial, transporte y logística y administración.
Por otra parte, el libro "The second machine age" (la segunda era de la máquina), de los investigadores del MIT Andrew Mc Afee y Erik Brynjolfson, analiza la relación entre la productividad y el empleo. Los autores afirman que en el año 2011 se produjo una brecha: el crecimiento económico no vino acompañado de la creación de puestos de trabajo. La explicación radica en que la tecnología aumenta la productividad pero hace que menos personas realicen tareas rutinarias de administración, por ejemplo, que se están automatizando.
Los investigadores mencionan el concepto de economía autónoma, que definen como la creación de procesos digitales que permiten hacer más cosas con menos gente, lo que explica el fenómeno anterior.
Este es un artículo de nuestro medio asociado El Observador.
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