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Revisa la historia de Albert Einstein a 100 años de la teoría de la relatividad
Miércoles, Noviembre 25, 2015 - 13:31

Celebra un nuevo aniversario de este concepto que revolucionó la física con un perfil sobre la mente única que la ideó.

El pelo canoso revuelto, el bigote tupido, los ojos chispeantes y profundos que dan contexto a una sonrisa de sutil picardía. Albert Einstein es el rostro del genio loco, ese capaz de romper con la tradición e innovar dentro de su ámbito a tal escala que consigue influir en otras áreas de la sociedad. Fue un físico teórico, pero ya en vida se convirtió en una celebridad, un estatus que conserva hasta hoy y que casi ningún otro científico ha alcanzado en la historia.

Para entender cómo un descendiente de comerciantes y vendedores ambulantes se convirtió en una de las mentes más brillante de la humanidad, es importante entender no solo su formación profesional, sino su manera de pensar en general.

Los valores de un genio

Nacido en Alemania en 1879, Einstein tardó en aprender a hablar. Aún después de conseguirlo, con más de dos años de edad, el pequeño tenía la costumbre de murmurar lo que iba a decir antes de pronunciarlo en voz alto, como una suerte de ensayo. Esto le valió que la criada de la familia le llamara der Depperte, es decir, "el atontado", según cuenta Walter Isaacson en la biografía Einstein. Su vida y su universo.

A esto se sumó su rebeldía y desprecio por la autoridad, un rasgo que le dificultó los estudios académicos, pero que más adelante le permitiría romper con las vacas sagradas de la física como Isaac Newton sin ruborizarse.

Einstein defendía la libertad y la individualidad, y, por ende, desconfiaba de los movimientos en masa. Estaba en contra del nacionalismo y el militarismo, lo que sobre el final de su vida, en 1955, se tradujo en un profundo pacifismo. No era para menos: su famosa ecuación E = mc2 relacionó la energía y la masa, y terminó siendo aplicada en la devastadora bomba atómica utilizada en la Segunda Guerra Mundial.

También creía en la justicia social y la igualdad, pero con sus limitaciones. Isaacson cita a uno de los hijastros de Einstein quien explicó: "Para él, el socialismo refleja el deseo ético de eliminar la espantosa brecha existente entre las clases y producir un sistema económico más justo. Y, sin embargo, no puede aceptar un programa socialista. Aprecia demasiado la aventura de la soledad y la felicidad de la libertad como para acoger favorablemente un sistema que amenaza con eliminar completamente al individuo".

Pero, por sobre todo, era un ser imaginativo, algo que jamás se vio socavado por sus años de tareas rutinarias como empleado en la Oficina de Patentes de Berna, Suiza. De hecho, fue trabajando allí que tuvo uno de sus años de mayor creatividad: 1905.

Ese año, resumió Isaacson, "había concebido una revolucionaria teoría cuántica de la luz, había contribuido a probar la existencia de los átomos, había explicado el movimiento browniano, había cambiado el concepto de espacio y tiempo, y había ideado la que se convertiría en la ecuación más conocida de la historia de la ciencia". Más allá de si uno entiende o no cada punto de esta enumeración, la misma resulta impactante. Fueron cinco papers que marcaron su llamado "año milagroso".

Y aún así, este periodo no se compara con el frenesí creativo que lo llevó a presentar la teoría de la relatividad general hace exactamente 100 años. El camino hacia la conferencia del 25 de noviembre de 1915, en donde Einstein presentó las ecuaciones definitivas, es descrita por el periodista estadounidense Dennis Overbye como "probablemente el más prodigioso esfuerzo de genialidad sostenida por parte de un hombre en toda la historia de la física".

La teoría que cambió todo

En 1921 Einstein recibió su único premio Nobel por descubrir la ley del efecto fotoeléctrico y no por su teoría de la relatividad general, como muchos creen. Sin embargo, este último es considerado su máximo aporte a la física.

"Si no hubiera sido por Einstein, no sé cuándo hubiera surgido", afirmó Gabriel González Sprinberg, profesor titular del Instituto de Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República. A diferencia de otros de sus hallazgos, que se encontraban circulando en el ambiente científico con mayor o menor grado de exactitud, la teoría de la relatividad general es producto de "una mente excepcional", afirmó el físico de partículas.

No existe una forma simple de explicar la teoría de la relatividad general. "Es rara y antiintuitiva", afirmó Ernesto Blanco, un físico uruguayo que, además de pertenecer al Instituto de Física, se ha dedicado a la divulgación científica.

Tanto Galileo Galilei como Newton describieron al mundo mediante causas y efectos comprensibles para una persona con formación media. Einstein, en cambio, convirtió a la física moderna en algo de unos pocos. Puntualmente de "12 sabios", según ironizó el diario New York Times en 1919.

La genialidad de Einstein pasó por imaginar que la gravedad era una deformación del espacio y el tiempo. En este sentido, una de las explicaciones más gráficas de la relatividad general es la del físico estadounidense Brian Greene: "La materia de aquí hace que se deforme el espacio de allí, lo cual hace que la materia de acá se mueva, y esto hace que el espacio de allá se deforme todavía más, y así sucesivamente. La relatividad general proporciona la coreografía de una entrelazada danza cósmica de espacio, tiempo, materia y energía".

El fin de la concepción newtoniana de un espacio y tiempo absolutos permitió desde el desarrollo de la cosmología moderna hasta la creación del GPS. Pablo Mora, físico teórico uruguayo especializado en la teoría cuántica de campos y la relatividad general, destacó como consecuencia la elaboración de la teoría del Big Bang: "Permitió describir la evolución y expansión del universo observable desde dimensiones microscópicas a miles de millones de años luz".

Pero la teoría no fue perfecta.

Un siglo sin ser ampliada

Si bien la relatividad general cumple un siglo de vigencia, la misma no consigue explicar todos los fenómenos que abarca, por ejemplo, aquellos que suceden a nivel cuántico. Este relativismo hubiera enfurecido a Einstein.

Es que no hay que confundir relativismo con relatividad. En sus trabajos él buscaba absolutos, constantes, leyes que permitieran la comprensión del cosmos. En un parafraseo de Newton, Einstein afirmó: "La naturaleza es la realización de las ideas matemáticas más simples concebibles".

Distintos equipos científicos intentan hoy ampliar la relatividad general tanto en Uruguay como en el mundo. Sin embargo, existen limitantes matemáticas y experimentales. Y quizá también falte un genio insolente como Einstein.

Tan única fue la mente de Einstein que su cerebro fue extraído (sin permiso de su familia), seccionado, fotografiado y se estudia hasta la actualidad con la esperanza de encontrar motivos terrenales a su intelecto de otro mundo.

Autores

Cromo - El Observador