Científicos aseguran que la posibilidad de cargar dispositivos a mayor distancia y sin cables es solo cuestión de tiempo.
Por Miguel A. Perez para Think Big. Los actuales sistemas de carga inalámbrica de dispositivos electrónicos requieren el contacto directo con una base de carga o una separación de apenas unos centímetros. Sin embargo, el camino hacia un futuro sin cables con la transmisión inalámbrica de energía a través del aire podría estar cada vez más cerca gracias a las líneas de investigación en marcha basadas en el efecto Tesla, como la liderada por el profesor del MIT Marin Soljacic.
En este momento, disponemos de la tecnología que permitirá las variaciones del flujo magnético necesarias para transmitir la electricidad de forma inalámbrica de un punto a otro sin necesitar ningún medio sólido o algún tipo de conductor. Aunque, a día de hoy, la carga inalámbrica para la transferencia de electricidad a través de ondas tiene un alcance de unos centímetros, los científicos aseguran que la posibilidad de cargar dispositivos a mayor distancia es solo cuestión de tiempo.
Expertos como el profesor Soljacic sostienen que la clave del fin de los tediosos claves reside en la resonancia magnética acoplada. Los avances en este campo permitieron a Soljacic llevar a cabo su primer experimento de transferencia inalámbrica de energía en 2007, cuando el equipo del MIT consiguió encender una bombilla de 60 vatios sin ningún tipo de conexión física, mediante una fuente de alimentación ubicada a dos metros de distancia.
El mecanismo empleado se basaba en la transmisión de un campo magnético desde el emisor hasta el receptor, garantizando el acoplamiento de la señal entre los dos dispositivos sin interferir con el resto del entorno. Los últimos avances apuntan al desarrollo de un nuevo tipo de resonancia magnética con aplicaciones comerciales, que requiere un diseño adecuado de las bobinas receptoras y del control eléctrico.
Esta tecnología, desarrollada por la startup WiTricity, pretende mejorar el sistema de transmisores y receptores de bobinas magnéticas para conseguir una transferencia de energía eficiente a través del aire e incluso aumentando la distancia de transmisión. Pero queda mucho por hacer para que esta tecnología pueda ver la luz en los próximos años.
En la actualidad la tecnología disponible en el mercado permite cargar dispositivos con distancias de 6 a 12 pulgadas con una eficiencia del 95%. Pero la idea de poder cargar dispositivos a distancia e incluso atravesar paredes de forma similar a las señales de Wi-Fi, tendrá resultados muy satisfactorios en sectores como la medicina o la construcción. Este cambio de hábitos supondrá también una transformación profunda del espacio doméstico, sin la habitual toma de corriente empotrada en las paredes de las habitaciones o los alargadores y cables desplegados por el suelo.
Soljacic admite que la gran ventaja de la carga sin cables reside en su versatilidad para ser embebida en objetos cotidianos tales como mesas o muebles, lo que permitirá cargar de forma automática uno o varios dispositivos con solo dejarlos sobre su superficie. Una aplicación que acabaría con los cargadores tradicionales de smartphones o tablets que habitualmente llevamos consigo para no quedarnos sin batería cada día, e incluso con las habituales fuentes de alimentación de PCs o laptops que discurren por las mesas de trabajos.