Asomaron como un producto estrella, pero su caída fue evidente. Entonces llegó el momento para que los lentes volvieran al laboratorio a una reformulación. ¿Qué veremos ahora?
Ya se había en DattaMagazine: los cristales de Google Glass están empañados. Este producto, paradigma de las gafas inteligentes, fue postulado por la compañía del buscador como el nuevo becerro de oro de la tecnología y pronto se desvaneció. Más allá de sus circunstanciales enemigos -como la organización autodenominada “Stop de Cyborgs” que brega por frenar la mecanización del ser humano, y aquellos establecimientos que prohibieron su uso-, Google Glass no generó empatía en los usuarios de a pie y aquel fue su verdadero talón de Aquiles. En rigor, los de Mountain View hubieran preferido que las gafas tengan aún más enemigos: señal que cabalgamos. Pero no: se oyeron pocos ladridos y Google Glass cayó de su caballo incluso ostentando todas las bondades que mostró este video promocional.
Presentadas en sociedad en el año 2012, las consecutivas conferencias I/O en las cuales Google Glass brilló por su ausencia explicitaron el obligado cambio de rumbo para un producto que no logró despuntar en el mercado y que fue un adolescente perpetuo: siempre fue una beta. En marzo de este año, un hombre fuerte de Google X, la incubadora en la cual nacieron las gafas, reconoció a la agencia de noticias Reuters que fue un gran error generar tanta expectativa por un producto que no abandonó su condición conceptual; un disparo directo a la estrategia comercial de Google desde un búnker que acostumbra trabajar en las sombras y mostrar sus encantos como planes a futuro más que como productos al alcance de la mano.
Más tarde, Tony Fadell fue presentado como el nuevo director de la división que se encarga del desarrollo de las gafas, ocupando el sillón de Ivi Ross. Apenas asumió, Fadell dejó vislumbrar el nuevo faro hacia el cual remarán. “Los esfuerzos hechos en relación a estas gafas nos han permitido aprender lo que es importante para los consumidores y las empresas”, decía.
El universo corporativo, el posible redentor
La referencia de Fadell al aprendizaje que proporcionaron “consumidores y empresas” no fue casual: nada (o poco) responde al azar en firmas de esta talla. En esta entrada, The Verge recoge una serie de informaciones provistas por publicaciones como 9to5Goole y TheWall Street Journal, dando cuenta del advenimiento de una versión de Google Glass que apunta sus cañones al universo corporativo.
Según se indica, la nueva versión del producto llegará con mejoras en términos de diseño y también en su hardware. Con la mira puesta en las empresas, se espera que incluya herramientas para ser exprimidas en aquel entorno, inyectando un sistema propio de Google. Se cree además que ya no tendrán la fisonomía de las gafas tradicionales (se especula incluso con la posibilidad de que se trate de un implemento para ser acoplado a anteojos comunes y corrientes, y ya no gafas per se) y que, con el propósito de resistir las exigencias de aquel sector, su cuerpo sería reforzado y sería resistente al agua. Estos últimos ítems buscarían seducir, principalmente, a usuarios en fábricas, talleres, del área de salud y otros espacios de trabajo que requieren dispositivos resistentes. En esta misma línea, el dispositivo se potenciaría con un renovado procesador Intel Atom, se extendería la autonomía de su batería y llegaría con un mejorado control de su temperatura.
¿Cuál es la proyección? Los reportes señalan que estas nuevas “Google Glass empresariales” (las mismas circulan bajo la denominación “Enterprise Edition” o “EE”) llegarían antes que se despida el 2015. Actualmente están siendo testeadas por desarrolladores.
Reseñado por Droid Life, este misterioso documento presentado en la FCC se correspondería con la nueva versión de Glass y, en tanto, entregaría pistas relativas al futuro de las gafas.
Como las tablets, aunque sin haber reinado
Para Google Glass, el mundo empresarial parece ser más un refugio que un deseo. Un camino similar han emprendido las tablets. Con sostenidas caídas, aquel producto que reinó hace algunos años en el sector tecnológico parece haber encontrado en los usuarios corporativos un entorno en el cual seguir respirando. De hecho, la esperada proliferación de tablets por encima de las 12 pulgadas avanza hacia aquel objetivo: seducir a los usuarios en empresas, ofreciendo una plataforma útil para videoconferencias y abriendo camino a la posibilidad de tomar notas en superficies más extensas. Un ejemplo elocuente es el de Apple que, según se dijo, busca el asesoramiento de especialistas para incluir en venideras versiones de iPad herramientas útiles para ser exprimidas en diversos entornos laborales.
Como hemos visto, Google Glass avanza hacia el halo de luz que proyecta ese mismo faro. Sin embargo, a diferencia de las tablets las gafas inteligentes nunca gozaron su tiempo de gloria. Para las tablets, las empresas parecen ser el último bastión. Para Google Glass, podrían ser el único ámbito de éxito o, con suerte, un trampolín hacia la definitiva seducción generalizada.