Las nuevas necesidades de inmediatez e hiperpersonalización del cliente y la migración obligada hacia lo digital hace que las compañías deban repensar en los sistemas tecnológicos ya existentes y en cómo integrarlas con las contemporáneas.
Las compañías ya han escuchado sobre la transformación digital, de la necesidad de automatizar sus procesos y avanzar hacia la integración de aplicaciones modernas, especialmente si desean servir a los clientes que crecientemente buscan instantaneidad e hiperpersonalización y sobrevivir en un contexto donde la pandemia ha obligado a todos a digitalizarse.
“Es importante poder repensar los procesos y en cómo hago esa actualización tecnológica, pero no por el hecho de actualizar por actualizar o porque está de moda, sino porque necesito responder a las necesidades del mercado”, dice Victoria Martínez, gerente de desarrollo de negocios de inteligencia artificial de Red Hat Latinoamérica, durante la conferencia de AméricaEconomía La era de la inteligencia artificial. “Como empresa, necesitamos estar a la altura y dar respuesta a estas necesidades tecnológicas y debemos entender cómo realizar los cambios gradualmente”, añade
Pero los ejecutivos ya entienden esta necesidad. Participan en conferencias y webinars, pero tal vez piensan que no pueden hacerlo por todos los sistemas heredados dentro de la compañía: los monolitos, las aplicaciones de los años 90 que nunca fueron actualizados, las bases de datos asegurados dentro de un sistema que nunca fue virtualizado y que parece imposible moverlos porque están corriendo varios sistemas por sobre ella.
“Siempre uno cuando va a hacer cambios, a veces piensa que va a morir en el intento. Hay distintas maneras graduales de poder abordar el cambio y siempre se hace un análisis de cuáles van a ser esas estrategias”, asegura la ejecutiva. “Modernizar y automatizar no significa reemplazar todo”, añade.
Entonces, dice Martínez, es importante entender cuál es la tecnología heredada dentro de la organización y plantear una estrategia que le permita capturar un nuevo mercado, generar nuevas experiencias de usuarios y reinventarse. Antes que nada, hay que entender dónde se ubica la compañía actualmente en el camino hacia la modernización y dónde desea llegar, de esta manera es posible fijar los pequeños pasos para que el salto sea natural.
Existen tres formas principales de realizar los cambios, según Martínez. En primer lugar, está el más simple, que es el lift and shift, es decir, pasar una aplicación ya montada en un contenedor a otro. Principalmente para tecnologías que necesitan escalar a nivel de sistema productivo.
El segundo nivel de complejidad es cuando las aplicaciones no están en contenedores o no están virtualizadas, sino son monolitos. Cuando se trata de este punto, es necesario generar microservicios para conectar y extender sus funcionalidades.
Finalmente, el tercer nivel – y el más complejo – es la reescritura de los sistemas. “Es la más compleja y a la que todos temen. No siempre tenemos que caer en esta alternativa, pero a veces hay que hacer”, dice.
DESAFÍOS
Para realizar estos cambios, Victoria Martínez afirma que las compañías sufren ciertos desafíos, como el esfuerzo para mantener la consistencia de datos entre el sistema antiguo y el actualizado, el de la ciberseguridad y el potencial impacto – positivo o negativo – que causará la transformación al cliente.
Pero el mayor desafío según Martínez es, sin duda, la cultura: “Muchas veces, pensamos que el gran desafío de la automatización tiene que ver con problemas técnicos, especialmente si tengo que reescribir, matar mis sistemas y hacer. Pero en realidad tiene que ver principalmente con un cambio cultural”.
Un ejemplo que dio la ejecutiva fue el de un cliente que quiso cambiar su sistema con el apoyo de Red Hat para lograr automatizar y realizar análisis de datos a partir del big data, pero les advirtieron que no la compañía no podía acceder a su fuente de datos. Un requisito imposible, especialmente cuando el cliente tenía también un sistema legacy de datos de muchos años, distribuido a lo largo de diferentes sistemas y con difícil acceso a sus fuentes.
Otro desafío cultural común que existe dentro de una compañía al momento de realizar la transformación digital es el relegar los cambios a solamente equipos técnicos. La ejecutiva afirma que se requiere que toda la compañía – desde el área de infraestructura, tecnología, análisis de datos, hasta la parte de negocios, tomadores de decisiones y el liderazgo – esté involucrada para la modernización.
“Si hacemos algo técnicamente hermoso, tanto que lo puedo poner en mi mesita de luz, pero no lo acompañó el negocio en el desarrollo, el negocio no lo va a usar”, explica Martínez. “En ese caso, para que el cambio se geste y el negocio no se vea amenazado, tiene que haber este diálogo”, añade.
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