El programa estatal de emprendimiento global Start-Up Chile está dando que hablar y eso es una señal. Múltiples medios han dedicado artículos a esta iniciativa que busca transformarse en un 'hub' de emprendimiento tecnológico global y regional. Para conocer más esta iniciativa conversamos con Nicolas Shea, fundador de Start-Up Chile.
Muchos países han soñado con su propio Silicon Valley pero hasta ahora nadie ha logrado dar con la fórmula perfecta entre innovación, emprendedores, capitales y políticas de gobierno. ¿Qué ha fallado en todas las recetas?
Los análisis son diversos, pero un proyecto chileno ya lleva un tiempo cocinando emprendimientos, y actualmente es clasificado como una de las plataformas más exitosas, innovadoras y con futuro del mundo entero: hablamos de Start-Up Chile, que ya está entrando en su tercer año de funcionamiento y no tienes maś que buenos augurios al frente.
Start-Up Chile se caracteriza por ofrecer US$40.000 dólares a emprendedores de todo el mundo, que deben establecerse en Chile durante un año, forjando redes de contacto, aportando al conocimiento local y haciendo que el país funcione como un "hub" de emprendimiento mundial.
Para conocer en qué se encuentra el proyecto y hacia donde se dirige, AméricaEconomía Intelligence, en el marco del World Entrepreneurship Forum, conversó con Nicolas Shea, fundador de Start-Up Chile y una prominente figura del emprendimiento en la región.
-El éxito de Start-Up Chile ha sido incuestionable, siendo destacado en numerosas publicaciones y poniendo a Chile en el centro del mapa de la innovación en América Latina, ¿qué características hacen al proyecto merecedor de esta fama?, ¿en qué se diferencia del resto de iniciativas de emprendimiento en la región?
-Start-Up Chile es una "network global de emprendedores" que se basa en la confianza y la buena fe y que tiene al emprendedor en el centro.
Al invitar a un emprendedor en su etapa inicial (de mayor riesgo) a vivir al menos 6 meses a Chile, darle a un emprendedor U$40.000 sin dilución, visa de trabajo por un año a sus familiares y equipo de trabajo, espacio para trabajar, acceso a talento, redes de contacto y apoyo para que aprovechen al máximo su estadía en Chile, les estamos diciendo: "confiamos en ti y te deseamos lo mejor". Porque si a los emprendedores de Start-Up Chile les va bien, a nuestro país también.
-¿Cuáles son los orígenes del proyecto? Uno de sus principales funciones es la de aumentar la cantidad y la calidad de emprendimientos chilenos gracias al contacto con emprendedores y expertos de otras latitudes, ¿ha sido efectivo este contacto?
-Start-Up Chile es una idea muy simple. Consiste en aprovechar el flujo (o fuga) de emprendedores desde el mundo entero, en especial del mundo desarrollado, para nutrir de energía nueva nuestro ecosistema local y conectar a Chile (ciudadanos, inversionistas, empleados, socios, amigos, etc.) con el mundo entero. Modestamente, creemos que Start-Up Chile representa un antes y un después para el ecosistema emprendedor (y la sociedad en general) en Chile. En estos primeros 2 años, han venido a Chile 888 emprendedores, de 497 startups, de más de 35 países, se han contratado a más de 450 personas (206 de los cuales son chilenos), 36 han recibido inversiones de chilenos, 59% dejan operaciones en el país y más de 80% vienen con el interés de desarrollar el mercado latinoamericano desde Chile.
-Dicho de otra forma, ¿los emprendimientos quedan en el país? ¿son un aporte apreciable o sólo ayudan a atraer a otros venture capitalists a la región?
-Tenemos poca historia como para sacar conclusiones, pero creemos que al menos un cuarto de los emprendedores quedará en el país al menos por 1 año. En todo caso, la visión de Start-Up Chile no está en el stock, sino en el flujo. Es decir, convertir a Chile en el "hub" de emprendimiento e innovación de la región, lo que implica un constante flujo de emprendedores desde y hacia la región a través de Chile.
Sin duda que Start-Up Chile está captando la atención de muchos inversionistas de capital de riesgo en todo el mundo, pero los beneficios de este programa van mucho más allá que el ROI de los inversionistas; tienen que ver con acelerar el desarrollo económico y social de Chile, conectar a los chilenos con ciudadanos del mundo entero, poner a nuestro país en el mapa del emprendimiento global y fomentar una cultura de innovación en Chile.
-¿Existen conversaciones o planes para extender este modelo a otras regiones del continente?
-Nada nos gustaría más. Nosotros vemos a Start-Up Chile como una política pública de innovación abierta al mundo y nos encantaría que otros países copiaran o mejoraran nuestro modelo. Hemos conversado con líderes de más de 50 países quien han mostrado mucho interés (México, Brasil, Irlanda, Portugal, Ruanda, España, Italia, Inglaterra y EE.UU., entre otros), pero por alguna razón, es más difícil de lo que parece. Han nacido algunas versiones extranjeras, pero no ofrecen visas ni financiamiento... Esperamos que en el corto plazo podamos ver muchas iniciativas como la nuestra.
-¿Cuáles son los objetivos a mediano y largo plazo?, ¿qué resultados deberían obtener para poder decir 'misión cumplida'?
-Nosotros creamos Start-Up Chile conscientes que podría desaparecer en marzo del 2014 con una nuevo gobierno, y estamos súper orgullosos con los resultados. Sin embargo, hoy vemos difícil que esta iniciativa se interrumpa, pues junto con las cifras, Start-Up Chile ha sido reconocido como una de las políticas públicas más innovadoras de los últimos tiempos, dentro y fuera de Chile. Personalmente, me encantaría aumentar el número de emprendedores que traemos a Chile desde el extranjero. Es más, sería genial que Chile creara una "Start-Up Visa" que permitiera el libre flujo de emprendedores de todo el mundo por Chile (sin que puedan emplearse ni ser carga para el estado).
-¿Qué riesgos y dificultades importantes ha atravesado el proyecto y sus participantes y cómo han sido resueltos?
-La mayor dificultad fue lograr la legitimidad del programa en el ecosistema local, pues no es fácil justificar "grants" a extranjeros habiendo tantas necesidades no resueltas en Chile. Hay que considerar, además, que las primeras 2 rondas estaban limitadas exclusivamente a emprendedores residiendo fuera de Chile (hoy hay un 25% de seleccionados que residen en Chile).
La otra dificultad, que aún existe, es simplificar algunos procesos operacionales del programa. Pero considerando que el gobierno no está construido para operar programas como éste, el sólo hecho que exista y funcione es notable. Ojalá llegue el día en que no sea necesario el apoyo del gobierno para programas como éstos. Que Chile cuente con la "Start-Up Visa" y que el financiamiento y operación provenga de inversionistas y la sociedad civil.