Privacidad y redes sociales forman un tándem que puede llegar a jugarnos malas pasadas. La clave: saber cómo, cuándo y dónde usar la información.
Por Pablo Requejo para Thinkbig. Casco, guantes, maillot, bebida isotónica, el smartphone con Strava activado… y todo listo para salir a rodar. Estas palabras definen el pensamiento de cualquier aficionado al ciclismo antes de salir a la carretera. Y es que, actualmente para cualquier fan de las dos ruedas es indispensable tener preparadas las aplicaciones deportivas de seguimiento porque se han convertido en una parte importante del equipo ciclista y de su rendimiento.
En este contexto, existe ya una gran cantidad de ciclistas que utilizan este tipo de aplicaciones deportivas como Strava o Endomondo, entre otras, que resultan perfectas para almacenar y compartir las rutas realizadas, aunque, eso sí, el desconocimiento de los ajustes de privacidad de estas herramientas pueda jugar alguna mala pasada que otra.
¿QUÉ ES STRAVA?
Es una aplicación móvil que tiene una función clara: poder compartir tu ruta y crear tramos específicos para que tus amigos o seguidores vean tus tiempos. Una forma de controlar los entrenamientos y de medir el rendimiento con otros usuarios que hayan realizado las mismas rutas.
Strava hace uso de la tecnología GPS (Global Position System) de los smartphones para registrar todo tipo de datos relacionados con las actividades de los mismos. Desde la velocidad o distancia recorrida hasta un detallado mapa de la ruta realizada. Es una herramienta perfecta para evaluar los entrenos, pero tiene alguna desventaja que los “amigos de lo ajeno” están aprovechando cada vez más. Debido a las grandes cifras que mueve el mercado ciclista, la sustracción de bicicletas ocurre más de lo esperado. No hay duda de lo satisfactorio que es ver en la pantalla del teléfono móvil el recorrido que has hecho añadiendo una imagen de la bicicleta en la cima de la montaña o en algún paraje llamativo, un logro que, como casi todo hoy en día, se comparte en las redes. El problema es que a veces no solo son tus amigos los que están observando los movimientos que realizas.
Al compartir las rutas desde el inicio hasta el final, muchos de esos “amigos de lo ajeno” localizan las viviendas, trasteros y garajes donde se guardan las bicicletas para aprovechar cualquier resquicio y poder sustraerlas sin impedimento alguno, tal y como explica el sargento Danby de la policía de Hull en Inglaterra: “Muchos ciclistas guardan sus bicicletas en trasteros sin una seguridad mínima. Deberían preocuparse de cómo y dónde las guardan. Conocemos gente que utiliza cerraduras de 2 euros para asegurar bicicletas valoradas en más de 3.000 euros. Aparte, deberían cerciorarse de que no facilitan información privada sobre los lugares de residencia mientras usan la aplicación”.
Los datos que se comparten en las redes no siempre terminan siendo tan inofensivos como uno piensa. Al mostrar información relevante, como fotografías de la bicicleta, muchos ladrones las utilizan como banco para saber qué modelo y marca dispone cada usuario para después rastrearlas.
¿Cómo protegerte de los ladrones?
Lo mejor es curarse en salud, y para ello Simon Klima, manager de Strava en el Reino Unido, ofrece las mejores opciones para atajar este tipo de situaciones: “Strava da a los usuarios las herramientas necesarias para manejar la información que quieren compartir con amigos y seguidores. Permite establecer que cualquier actividad que realices sea privada. También puedes crear un perímetro de zona privada en torno a una dirección determinada, como tu casa, oficina o cualquier otro lugar desde el que suelas iniciar la actividad y prefieras que permanezca en privado”.
Entrando en la aplicación, hay que dirigirse al apartado de “Privacidad” en el perfil de usuario. Allí encontraremos un lugar donde añadir diversas zonas ocultas. Incluyendo una dirección se crea una zona de 500 a 1.000 metros alrededor de ese punto que quedará oculto. El único daño colateral será que los diferentes tramos y segmentos que pasen por esa zona no aparecerán reflejados en la ruta que se establece en el mapa.
Por otro lado, existe un método más simple para evitar que nadie pueda observar el inicio y final de la ruta que suele coincidir con el lugar concreto donde está guardada la bicicleta. Uno de los grandes defectos de los aficionados al ciclismo es utilizar la geolocalización desde el punto exacto donde se localiza la bicicleta. Para ello, basta con activar la aplicación unos minutos más tarde o con una distancia prudente para que nadie sea capaz de cuadrar la situación en la que suele “descansar” un vehículo de tanto valor, y que en estos momentos es muy codiciado por los “amigos de lo ajeno”.
Otra de las opciones existentes es hacer que tu cuenta sea privada, lo que provocará que tus datos no sean accesibles y tenerlos controlados. Activando el modo “Privacidad Mejorada” será posible un cambio en los ajustes de la aplicación:
-Nadie podrá seguirte sin autorización
-Los que no sean seguidores de tu cuenta no podrán visualizar tus actividades
-Oculta la lista de seguidores y seguidos, lista de kilómetros y segmentos, imágenes, etc., a los que no sean tus seguidores
Como todos sabemos, las posibilidades y ventajas de las redes sociales a la hora de compartir información son incuestionables, pero la mayoría de las veces no existe una conciencia plena de lo que implica seguridad y privacidad en ellas. Almacenan muchísima información dirigida a seguidores considerados “seguros”, pero sin una buena configuración de la privacidad, sin ajustar unos filtros de seguridad, no es de extrañar que muchos seguidores desconocidos den rienda suelta a sus malas intenciones, aprovechando la coyuntura para el robo de bicicletas y el control de movimientos de los usuarios.