En La Habana, donde se agrupa cerca del 30% de los nuevos micronegocios, el paisaje ha cambiado y la utilización de tecnología está dando un nuevo impulso.
Desde aplicaciones para móviles hasta comida a domicilio, la iniciativa de los trabajadores privados en Cuba se ha disparado y empieza a conjugar tecnología y creatividad, una receta que está modernizando la isla mientras tensa las aún estrechas normas para el sector.
En La Habana, donde se agrupa alrededor del 30% de los nuevos micronegocios, el paisaje ha cambiado: gimnasios, bares, talleres para móviles, gestión inmobiliaria, tiendas de regalos, organizadores de fiestas, estudios de fotografía y grabación.
Tras los anuncios lumínicos de esos locales hay una red de emprendedores (impresores, publicistas, informáticos, diseñadores) que ven en la promoción y la tecnología "nichos" por desarrollar, en un país donde hace sólo cuatro años el Gobierno amplió el trabajo por cuenta propia dentro de sus reformas para "actualizar" el socialismo.
"Los jóvenes van a la vanguardia en cuanto a ideas innovadoras", dijo a Efe Indhira Sotillo, coordinadora de una plataforma informativa para PC y sistemas iOS y Android denominada "Isladentro" y diseñada para funcionar "offline" ante las restricciones de conectividad que existen en el país.
La aplicación, una guía disponible para varias provincias cubanas, se distribuye gratuitamente -no hay permisos de comercialización para ese tipo de productos- y en los últimos cinco meses duplicó sus anuncios, la mayoría de negocios privados.
"Cuando empezamos este proyecto hace un año la promoción era cero, la gente no confiaba en este tipo de soporte. Pero ya los negocios se dan cuenta de que les hace falta", señaló Sotillo, de 31 años, tras admitir que existe "competencia" en el área.
En la gastronomía, la actividad más pujante del emergente sector privado, han aparecido opciones de entrega a domicilio, estrategias de marketing al estilo "happy hour" e incluso se está apostando por "apps" para las ofertas o menús en tabletas, algo impensable poco tiempo atrás.
La premiada plataforma "Alamesa", por ejemplo, es líder desde 2011 en la distribución de información sobre restaurantes y cultura culinaria en Cuba, mediante contenidos en web, aplicación, boletín y otros servicios.
Fue creada por un grupo de jóvenes que la han visto ganar popularidad y expandirse, aunque mantienen otros empleos porque, según dijo a Efe Yon Gutiérrez, fundador del equipo, "vivir sólo del proyecto ahora mismo sería imposible".
Para crecer como negocio, "Alamesa" necesitaría poder desarrollar opciones como reservas "online" y pagos electrónicos mediante herramientas tipo Paypal, algo que por el momento impiden las dificultades de internet en la isla y el bloqueo económico de Estados Unidos, entre otros factores.
Emprendedores consultados por Efe resaltan que el entorno es "más amigable": unos negocios se sirven de otros y más profesionales están involucrados, si bien una parte trabaja con discreción porque sus actividades no se incluyen dentro de las 201 aprobadas para el "cuentapropismo".
"Los modelos de negocios son muchos, ni siquiera los estamos inventando pues existen a escala global, pero el marco legal no es lo suficientemente genérico para garantizar que todo esté debidamente contemplado", señaló a Efe un autónomo que prefirió el anonimato.
Expertos coinciden en que debería extenderse el marco, que incluye oficios de "baja intensidad tecnológica" o en desuso como "forrador de botones", mientras obvia una gama de licencias ligadas al capital profesional.
El economista cubano Pavel Vidal destacó a Efe que una de las principales razones para ser "optimistas" con el futuro económico de Cuba es precisamente el capital humano formado por la revolución, y por ello es "contradictorio" que ese potencial no se aproveche aún del todo en el sector privado.
Desde la apertura de licencias en 2010, el número de autónomos ha mantenido un crecimiento sostenido, se aproxima al medio millón y casi un 30 % son jóvenes.
La respuesta ha sido "espectacular", según Vidal, que subraya cómo han sobrevivido "en un contexto de bajo crecimiento macroeconómico, sin mercados mayoristas que los provean de insumos y con múltiples restricciones legales".
Según opina el diseñador Robin Pedraja, de 27 años, la clave del éxito está en la pasión y constancia para "defender" proyectos que intenten marcar la diferencia.
Pedraja narró a Efe cómo su obsesión por desarrollar publicidad -casi ausente en la isla- lo llevó a crear "Vistar", una revista digital sobre cultura y farándula cubana que se distribuye de mano en mano desde marzo y se sustenta gracias a los anuncios privados.
La publicación da prioridad al mundo de la imagen y la publicidad, ha conseguido colaboradores de lujo en portada como los cantautores cubanos Descemer Bueno o Diana Fuentes, y aspira a salir impresa algún día.
"Hay que lanzarse, todo el que tenga deseos de hacer cosas que las haga y no frenar la iniciativa", aseveró Pedraja.