México, una de las economías más importantes del continente, enfrenta según entes internacionales un significativo rezago en términos del acceso de sus habitantes a la telefonía móvil e internet, piezas claves para el desarrollo.
Ciudad de México. Gigantes dominantes en mercados de poca competencia, una lluvia de litigios y rezagos en servicios, son parte de la maraña que envuelve al sector mexicano de las telecomunicaciones y con la que tendrá que lidiar el gobierno que será electo en julio.
México, una de las economías más importantes del continente, enfrenta según entes internacionales un significativo rezago en términos del acceso de sus habitantes a la telefonía móvil e internet, piezas claves para el desarrollo.
Y a varios expertos del sector les preocupa que la clase política del país latinoamericano parece no estar a tono con los tiempos y que, más allá de algunas generalidades en sus programas políticos, no parecen tener una idea clara del futuro que quieren para las telecomunicaciones a nivel local.
Mientras tanto, las cifras hablan por sí solas: al cierre del 2011, Brasil -el principal competidor de México para las inversiones en Latinoamérica- tenía casi 124 líneas móviles por cada 100 habitantes, mientras que México alcanzaba a 86,4 líneas por cada 100 habitantes.
Ese dato destaca aún más si se recuerda que México es la casa de América Móvil, la líder latinoamericana en telefonía celular y la cabeza del imperio de negocios de Carlos Slim, el hombre más rico del mundo según la revista Forbes.
"Los políticos mexicanos (...) no han sabido imaginarse, no han sabido generar una visión estratégica de las telecomunicaciones", dijo Fernando Negrete, presidente de la consultoría mexicana Mediatelecom Policy & Law.
Otros países de la región, como Brasil, Colombia y Chile, han asumido mucho más directamente el tema desde la política pública, añadió.
Escasa visión para el sector. "Ves a Dilma Rouseff hablar en Brasil y decir vamos a incrementar la banda ancha, la conectividad y abatir la brecha digital; escuchas a un presidente (Juan Manuel) Santos de Colombia ... hablar de las telecomunicaciones como un factor de desarrollo (...) te puedes explicar por qué en México no tenemos una política pública en el sector", aseguró Negrete.
En un reporte reciente, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) -de la que México forma parte- destacó en una tabla las metas específicas para el mercado de banda ancha de sus países miembros.
Mientras Chile -el otro miembro latinoamericano de la OCDE- prevé dar acceso de banda ancha al 100% de las escuelas en 2014 y al 100% de los hogares para 2018, México sólo muestra un objetivo: tener 22% de penetración de banda ancha para el 2012.
"Esta meta es mucho más modesta que la fijada por otros países de la OCDE", dijo la organización en su reporte.
El problema, además, es que el sector no percibe que los aspirantes a suceder al presidente Felipe Calderón, quien termina este año su mandato, tengan las ideas mucho más claras.
En su programa de gobierno 2012-2018, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) -cuyo abanderado presidencial Enrique Peña Nieto lidera las encuestas- menciona el tema de la banda ancha en dos ocasiones, diciendo que promoverá inversiones y buscará bajar el costo de acceso "a niveles internacionales".
En el caso del programa de su rival más cercana en las encuestas, Josefina Vásquez Mota del gobernante Partido Acción Nacional (PAN), la banda ancha recibe sólo una mención, cuando el texto se refiere al impulso a la infraestructura de redes públicas.
Más licitaciones pendientes. Otra tarea por hacer es ampliar las opciones de conexión más allá de las principales ciudades y corregir la dispareja penetración por estratos sociales, dijo Santiago Gutiérrez, presidente de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti).
"Los niveles (socioeconómicos) A y B tienen penetraciones de internet similares a las de países desarrollados, pero los niveles C, D y E (...) tienen penetraciones similares a países en franco subdesarrollo", afirmó.
El próximo gobierno deberá licitar mucho más espectro radioeléctrico para telecomunicaciones.
"Con el espectro pasa lo que pasa con el ancho de banda (...) lo que construyes se llena, porque la demanda es tan grande y está en tanto desequilibrio con la oferta que en muy poco tiempo todos los estimados quedan rebasados", opinó.
Pero sí ha habido avances, y algunos logros de ésta administración podrían comenzar a arrojar beneficios más visibles en términos de competencia y cobertura de servicios durante el próximo gobierno, dijo Jana Palacios, de Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Entre ellos mencionó una polémica licitación de frecuencias para telefonía celular en el 2010, que le dio a la española Telefónica y a Nextel de México -de la estadounidense NII Holdings- mayor amplitud de banda para competir en servicios móviles de nueva generación.
También en el 2010, el monopolio estatal de energía CFE licitó dos hilos de su red de fibra óptica de cerca de 20.000 kilómetros de extensión para ser usados como una red de transporte de datos de alta velocidad, que podría convertirse en una alternativa a Telmex, la red de telefonía fija de Slim.
"Sí hay más competencia de la que había hace seis años", dijo Palacios, destacando además la apertura en el mercado de televisión de paga satelital, en el que la compañía Dish México ha entrado con fuerza en el que hasta hace pocos años era coto exclusivo de Sky, del gigante de medios Televisa.
La OCDE, sin embargo, tiene un panorama más sombrío. En su reporte dice que la falta de competencia causó una pérdida en términos de bienestar para los mexicanos entre el 2005 y el 2009 equivalente al 1,8% del Producto Interno Bruto (PIB) anual.
"El sector se caracteriza por altos precios, entre los más elevados de los países miembros de la OCDE, y falta de competencia, lo que tiene como consecuencia una baja tasa de penetración de los servicios y un pobre desarrollo de la infraestructura necesaria para prestarlo", alegó.
Slim no se quedó callado después de esos señalamientos. En una conferencia de prensa en enero, el magnate dijo que la estimación de pérdidas de la OCDE "es una cifra jalada de los pelos", y criticó que el estudio sólo alcance hasta el 2009.