Las imágenes de esta red pueden ser compartidas y vendidas, dada la flexibilidad de las leyes de derecho de autor.
Internet es el lugar donde nada muere. Quien utiliza redes sociales probablemente hayan escuchado la advertencia que dice “no publiques nada que no querrías que viera tu empleador”. A estas palabras totalmente ciertas, habría que agregarle lo siguiente: “No publiques nada que no quieras ver expuesto en una galería de arte”.
Este mes, el pintor y fotógrafo Richard Prince recordó que lo que se publica es de uso público y dada la flexibilidad de las leyes de derecho de autor, pueden ser compartidas (y vendidas) para que cualquiera las vea. Como parte de la feria de arte Frieze en Nueva York, Prince expuso capturas gigantes de las cuentas de Instagram de otras personas sin advertirles ni pedirles permiso previamente.
La colección, titulada “Nuevos retratos”, está principalmente formada por imágenes de mujeres, muchas de las cuales se encuentran en poses muy sexualizadas. Estas no son pinturas, pero las capturas han sido agrandadas a 1,80 metros de altura y, según Vulture, casi todas las piezas fueron vendidas por US$90.000 cada una.
¿Cómo es que esto está bien?
Richard Prince ha “re-fotografiado” imágenes desde 1970. Toma fotos de imágenes en revistas, publicidades o libros, y luego las altera de diferentes formas. La mayoría de las veces, las fotos se ven casi idénticas a las originales. Esto, por supuesto, lo ha llevado a tener problemas legales
En 2008, el fotógrafo francés Patrick Cariou demandó a Prince luego de haber reproducido sus fotos de la comunidad Rastafari en Jamaica. Si bien Cariou ganó en un principio, Prince apeló el fallo y la corte determinó que no había cometido ninguna infracción de derechos de autor porque sus trabajos eran “transformadores”.
En otras palabras, Prince podía hacer ajustes diminutos a las fotos y luego decir que eran sus propias fotos.
Esto es lo que hizo con las fotos de Instagram. Si bien él no alteró los nombres de usuarios o las fotos, sí les sacó las descripciones y luego agregó comentarios extraños en cada una.
“New Portraits” debutó el año pasado en la galería Gagosian en la avenida Madison, la misma locación en la que el autor presentó las imágenes de la comunidad Rastafari por la que fue demandado.