El reclamo de los taxistas europeos es que Uber, aplicación que conecta pasajeros con autos de lujo, pasa por alto todas las regulaciones locales.
Uber, la plataforma móvil que motivó la protesta de taxistas en varias de las principales ciudades europeas, es una aplicación para los sistemas operativos Android (de Google) e iOS (de Apple) que contacta a personas que quieren trasladarse en una ciudad con conductores dispuestos llevarlas en su auto particular a cambio de un precio preestablecido.
El software, operativo en 128 ciudades de 37 países, proporciona a sus usuarios una red de transporte al conectar a conductores (quienes deben previamene registrar sus coches en el sistema) con pasajeros, quienes reservan un auto mediante la aplicación móvil.
Además de rastrear la ubicación del coche reservado, la aplicación también le permite a los clientes ver desde el teléfono los datos personales del conductor y el tipo de auto, además de acceder al puntaje con el que otros usuarios calificaron previamente al chofer.
Los usuarios del servicio deben asociar su cuenta de Uber a los datos de su tarjeta de crédito o bien a una cuenta de Paypal, ya que los pagos -que tienen tarifas fijas según la ciudad en la que se use- no se efectúan en efectivo sino desde el propio smartphone.
Fundada hace cuatro años por los emprendedores Travis Kalanick y Garrett Camp en San Francisco, California, Uber recibió inversiones de capitales de riesgo a los que luego se sumaron empresas como el banco Goldman Sachs, Amazon y Google.
Según el sitio especializado en tecnología Tech Crunch, la semana pasada la empresa informó al recibir una nueva ronda de financiación que está valuada en US$18 mil millones (más de 146 mil millones de pesos).
El reclamo de los taxistas es que Uber pasa por alto todas las regulaciones locales.
De hecho, su uso está prohibido en ciudades como Las Vegas o Miami, mientras que en Chicago, San Francisco y Washington D.C., está empresa y otras similares afrontan demandas judiciales de compañías del taxi que esperan mantener a la competencia al margen.
Caos europeo
Miles de taxistas entorpecieron la jornada del miércoles 11 el tránsito en las principales ciudades europeas, en protesta contra la introducción de aplicaciones digitales en los sistemas para solicitar vehículos, lo que a su juicio agrava un problema recurrente como el del "intrusismo profesional".
Una amplia variedad de aplicaciones para llamar a un taxi amenazan el modelo tradicional en las ciudades europeas, donde estrictas normas regulan el modo en que los automóviles pueden parar en la calle para tomar un cliente y qué vehículos tienen que ser reservados con antelación.
Las movilizaciones concentradas contra Uber causaron dificultades en el tráfico de algunas grandes ciudades europeas, entre ellas Madrid y Barcelona, Londres, París y Berlín. En Barcelona, la Municipalidad cifró en cerca de 4.000 taxistas los participantes en dos manifestaciones, una por el centro de la ciudad y otra en el trayecto entre el aeropuerto y la estación Central.
En París, se registraron kilómetros de atascos a primera hora en las entradas a la capital, más del doble de lo registrado un día habitual, al salir en caravana cientos de taxis desde los aeropuertos de Roissy Charles de Gaulle y Orly en dirección a la ciudad, en una "operación caracol" que buscaba retener el tráfico circulando a baja velocidad.
Londres, en tanto, vio colapsar varias calles del centro por la concentración de autos de alquiler, una movilización que, según el sindicato británico RMT, siguieron unos 10.000 "cabbies", el nombre con el que se conoce a estos vehículos.
En Berlín, más de 600 taxis partieron al mediodía desde tres puntos distintos de la ciudad para concentrarse en las inmediaciones del estadio olímpico, mientras en Milán cerca de 5.000 taxis pararon y solo prestaron servicio a colectivos como ancianos, enfermos o discapacitados.
Uber calificó en un comunicado de "desmesuradas" las movilizaciones y consideró que los taxistas sólo pretenden mantener "un estado inmovilista y cerrar las puertas a nuevas alternativas al consumidor".
Pese a ello, existen órdenes municipales que les prohíben operar en ciudades como Las Vegas o Miami, mientras que en Chicago, San Francisco y Washington D.C., esta empresa y otras similares afrontan demandas judiciales de compañías del taxi que esperan mantener a la competencia al margen.