La uruguaya Yael Oppenheimer trabaja en la aceleradora Plug and Play e incentiva a que startups locales arriben a la meca del emprendimiento digital.
"Si tienes una idea, remala para lograr llevarla adelante”. Esas eran las palabras que repetía el reconocido empresario, Rodolfo Oppenheimer (quien trajo McDonald’s a Uruguay), a su hija Yael (27). Este consejo la convirtió en la profesional que hoy es.
En setiembre del año pasado, Yael Oppenheimer se radicó en Estados Unidos para trabajar en una de las principales aceleradora de empresas tecnológicas de Silicon Valley, Plug and Play. Se trata de una comunidad de más de 350 startups tecnológicas que se fundó en 2006 y se encarga de potenciar el crecimiento y consolidar a startups tecnológicas en su fase inicial. El centro ha ayudado al desarrollo de cientos de startups con inversiones de más de US$ 1.200 millones.
Su rol es el de International Operations y Executives In Residence Program Manager. En definitiva, se dedica a la ejecución del programa de aceleración internacional y lleva adelante todos los viernes una sesión de pitching con mentores de Plug and Play.
Con su accionar quiere demostrar que desde Uruguay se puede llegar a Silicon Valley, sede de empresas como Google, Paypal, Facebook, Cisco y Linkedin, entre otras.
Uruguay en el mapa
El afán de Yael Oppenheimer de crear un puente entre Uruguay y la meca del emprendedurismo hoy se ve plasmado en una realidad con el Programa de Aceleración Internacional de Plug and Play. Es una iniciativa que ella impulsó con el apoyo del Programa de Apoyo a los Servicios Globales de Exportación de Uruguay XXI, la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI) y la Incubadora Ingenio.
Este programa, único en su tipo en América Latina, permite que startups uruguayas se sumerjan en Silicon Valley y potencialmente puedan lograr su globalización. Consta de talleres, tutorías y asesoramiento continuo, a través de los cuales las startups materializan sus ideas y planes de negocio, optimizan el modelo de negocio y además, por último, presentan su propuesta a la comunidad de inversores de capital de riesgo.
La primera startup uruguaya seleccionada para participar del programa es GlamST (ex AdviseMeTech), una plataforma que combina un componente social con un maquillaje virtual para ayudar a la mujer a descubrir su mejor look, co-fundada por Carolina Bañales y Agustina Sartori. A fin de mes comenzará la aceleración de GlamST, que constará de tres meses.
Si bien uno podría confundir una aceleradora con una incubadora, tienen sus diferencias. La principal es que la primera busca que las startups crezcan y se potencien en el menor tiempo posible, de forma intensiva; mientras que las incubadoras son espacios en los que las empresas pueden crecer a su ritmo y en períodos más largos.
Destino Silicon Valley
La oportunidad de trabajar en Plug and Play fue inesperada. A mediados de 2013, Yael Oppenheimer estaba recibida en Administración de Empresas y se desempeñaba como gerente de Comercial y Ventas en Código del Sur, una empresa de desarrollo de aplicaciones móviles, pero estaba atenta a nuevas ofertas.
Una amiga conocía a un empleado de la aceleradora, quien anunció en su Facebook que su empresa buscaba personal que hablara español o mandarín. Querían atacar el mercado latino y asiático. Yael Oppenheimer envío su currículum para probar, sin pensar realmente en irse. Al día siguiente, la llamaron para coordinar una entrevista. “Lo último que pensé a partir de eso es que me iba a ir tan pronto. Esas cosas no suelen suceder”, recordó.
Luego de varias entrevistas por Skype –sin cámara solo por voz– le ofrecieron un puesto. Le enviaron los términos del contrato por mail, pero no le convenció el sueldo que se le ofrecía, ya que el costo de vida en Silicon Valley es muy elevado. Se los planteó y luego de un proceso de negociación los términos quedaron claros.
“Para negociar me ayudaron mis padres y hermano Diego (quien vive en EEUU y su startup Algorithmia acaba de recibir un capital semilla de US$ 2,4 millones), quienes saben cuánto dinero se necesita para vivir bien allá, sin contar los centavos a fin de mes”, contó Oppenheimer.
En su caso no tenía problema con la Visa, ya que contaba con pasaporte estadounidense. Sus padres de jóvenes estudiaron en EEUU y luego permanecieron por unos años en ese país trabajando. Diego y Yael nacieron allí.
Entró en Plug and Play el 23 de setiembre del 2013 como apoyo logístico para el equipo Internacional. Desde el comienzo, sus tareas fueron coordinar todos los eventos mientras sus compañeros traían el contenido. Hoy su rol ha evolucionado. Arma contenido y consigue nuevos socios para la empresa. “Todavía tengo un largo camino por recorrer. Las oportunidades son infinitas y lo difícil es poder aprovecharlas cuando el tiempo es tan escaso”, resaltó.
Programa en Latinoamérica
El grupo de organizaciones uruguayas que hoy apoyan el Programa de Aceleración Internacional se comunicó hace unos meses con Oppenheimer para hablar de posibles acciones en conjunto. Oppenheimer se sintió muy motivada con la idea y enseguida quiso impulsar algo para conectar a uruguayos con Silicon Valley. Muy entusiasmada lo planteó en Plug and Play.
“Al comienzo nadie entendía nada, no conocían Uruguay, porque es un mercado muy chico”, relató. No obstante, como tenían un socio que participa del programa, decidieron dar el sí, ya que significa una entrada de la aceleradora al resto de América Latina.
“Nunca imaginé que a solo un año de haberme ido podría estar dando este paso para ayudar en Uruguay”, reconoió a Café & Negocios Emprendedores, en una reciente visita a Uruguay para anunciar a los ganadores del programa.
Hace más de un mes se realizó la primera convocatoria para ser parte del programa. Para esta primera oportunidad se presentaron ocho proyectos, de los cuales se podía elegir hasta tres. No obstante, se consideró que en esta instancia solo GlamST estaba preparada para formar parte.
“Vimos proyectos muy interesantes e innovadores, pero creemos que todavía les falta un poco más de maduración. Optamos por aguantarlos un tiempo, porque no queremos que Silicon Valley ‘se los coma vivos’. Tienen que ir con mucho más fuerza para luchar por su idea”, explicó.
El programa tiene un costo de US$ 15.000, pero el 70% lo cubre Uruguay XXI.
Antes de fin de año se hará otro llamado para los emprendedores interesados en participar. El próximo programa inicia en Silicon Valley en enero.
Oppenheimer insta a que los starters se animen a presentarse, ya que percibe que hay ideas. Además los casos de éxitos que se generen en este programa van a incentivar a otros uruguayos a que entiendan que existe y que se puede llegar a la meca del emprendedurismo desde acá, añadió.
Se busca proyectos que sean disruptivos, una tecnología nueva, y que el crecimiento de la empresa no sea directamente relacionado al crecimiento del personal.
En segundo lugar, que tenga validación de mercado y, por último, que los fundadores estén preparados para dejar el equipo de trabajo en Uruguay e irse un tiempo a Silicon Valley en busca de inversores y socios estratégicos.
Prender la lamparita
Yael Oppenheimer se siente muy a gusto trabajando en Plug and Play y está aprendiendo mucho. “Es como estar haciendo un posgrado para mí, mucho networking”, puntualizó.
En una aceleradora pasan miles de startup cada mes. De hecho, dos de sus compañeros abandonaron el equipo para ser parte de alguna startup. Esto no es mal visto en la compañía, por el contario, se incentiva. Al contratar a Oppenheimer, su jefe le dijo que si estaba más de tres años en la empresa, la echaba.
“Ojalá que se me prenda la lamparita con una buena idea increíble o ser co-fundadora de la idea de otra persona . Ese sería mi sueño”, expresó. Le gustaría volver a vivir a Uruguay en unos años. “Mientras más aprendo allá más puedo volver y aportar. Ojalá vuelva”, dijo.
Una familia con el gen emprendedor
En la familia de Oppenheimer el emprendedurismo es moneda corriente. Sus padres son los dos emprendedores –ambos trajeron a McDonald’s a Uruguay, entre otros proyectos– y siempre incentivaron a sus hijos a que ellos también lo fueran. Diego fundó en 2013 junto a su socio Kenny Daniel, Algorithmia, una tienda de aplicaciones para algoritmos en Estados Unidos. Hace dos meses recibió capital semilla de US$ 2,4 millones en una ronda de inversión en Estados Unidos dirigida por Madrona Venture Group –fondo de venture capital con oficinas centrales en Seattle–. Diego se radicó en EEUU, donde cursó la universidad y más adelante dio sus primeros pasos en el ámbito laboral. De hecho, previo a desarrollar Algorithmia, se desenvolvió como gerente de Programas en Microsoft.
Más allá de que Yael aún no tiene un negocio propio, es una intraemprendedora, una emprendedora dentro de su empresa. Además, de ayudar a miles de starter que quieren iniciar un proyecto. Resaltó la figura de su madre, quien “es la que mantiene fuerte a toda la familia”. “En esos momentos en los que uno quiere acurrucarse en la esquina porque no da más, ella nos saca adelante. Como dicen, detrás de todo hombre hay una gran mujer… detrás de estos tres emprendedores de la familia, está mi madre”, expresó.