Uno de los factores que más pueden limitar tu cuerpo al entrenar, es haber bebido alcohol antes y, aunque difícil de creer, la resaca no es la peor parte.
Antes de ingerir alcohol debemos tener en cuenta que influyen tres cosas principalmente: si se ha comido o no antes, incluso si hemos consumido grasas, si solemos beber a menudo y el tipo de bebida alcohólica. Cuando se ingiere alcohol, se digiere un veinte por ciento en el estómago y el resto en el intestino delgado, esto viaja por todo el torrente sanguíneo filtrándose por el hígado y eliminándose por la orina y el sudor. Lo que no se elimina se queda en el cuerpo adhiriéndose a los adipocitos o células grasas, es por esto que la gente con más cantidad de grasa, es menos susceptible a que les afecte. Alejandra Peña, coach nutricional de Hardbody y experta en alimentación conciente nos cuenta de que manera el alcohol afecta tu rutina de entrenamiento.
1. Metabolismo lento: Afecta el metabolismo ya que las bebidas alcohólicas son fuente de calorías vacías, es decir que no aporta nutrientes ni micronutrientes, el cuerpo lo percibe como toxina y realiza una ruta metabólica diferente que nada tiene que ver con el proceso digestivo habitual. Por lo que prefiere metabolizar el alcohol antes que a los nutrientes, lo que puede explicar las deficiencias nutricionales del bebedor habitual, y por su alto contenido calórico ya sea solo o con bebidas azucaradas afecta procesos digestivos y excretores, por lo que siempre está relacionado con el aumento de peso y obesidad.
2. Dolores musculares: Aunque sean que se consuma pequeñas cantidades del alcohol tiene efectos negativos por 24 horas siguientes a su ingesta. Afecta la reacción, el equilibrio e interfiere en la reposición de energía y la recuperación muscular ya que el metabolismo del alcohol consume grandes cantidades de ciertas sustancias utilizadas por varias enzimas; su ausencia provoca acumulación de ácido láctico y disminución de la producción de glucosa, causando debilidad muscular.
3. Subidas de azúcar: El alcohol suele estar cargado de azúcar y cuando un producto alimenticio contiene una carga glucémica así de elevada, este se transforma rápidamente en glucosa una vez digerido. Este aumento repentino puede hacer que el cuerpo se inflame, lo que conduce a la retención de líquidos.
4. Deshidratación: El alcohol es una sustancia diurética, ya que incrementa la producción de orina. Se estima que, por cada 50 gramos de alcohol en 250 mililitros de agua, el cuerpo elimina el doble o hasta el triple de agua en forma de orina, es decir, eliminamos más líquido que el que estamos ingiriendo. La ingesta de bebidas alcohólicas estimula la síntesis de jugo gástrico, provocando gastritis. Adicionalmente, la secreción pancreática y la actividad intestinal aumentan, lo que provoca dolor abdominal, náuseas y vómitos, agravando la pérdida de líquidos. Al deshidratarse no solo se pierden agua sino minerales y toda está pérdida tiene efectos en la piel, los principales síntomas de una piel deshidratada suelen manifestarse como falta de brillo, tirantez y descamación.