Así se desperdicia más de un tercio del conocimiento científico mundial
Jueves, Enero 5, 2017 - 14:27
Universidad de Cambridge alertó sobre las barreras para las publicaciones redactadas en idiomas diferentes al inglés.
Un equipo de científicos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido) demostró que los idiomas son un obstáculo para la ciencia global. Los investigadores buscaron en Google Académico todos los documentos científicos registrados en la plataforma, como estudios, libros, informes y tesis. El criterio era que estos documentos estuvieran relacionados con la conservación del medioambiente y hubieran sido publicados en 2014 en los principales 16 idiomas del mundo. El resultado fue sorprendente porque, según dijeron los investigadores, de 75.000 documentos, sólo el 64 % estaba en inglés y el resto aparecía en español (13 %), portugués (10 %), chino (6 %) y francés (3 %).
Como aseguraron los autores del estudio publicado en la revista PLOS Biology, “en teoría, centrarse sólo en la ciencia escrita en inglés podría omitir el 36 % de los conocimientos existentes”. Y por otro lado, el desconocimiento del inglés es un impedimento para acceder a muchas de las publicaciones científicas.
Los investigadores pusieron varios ejemplos para ilustrar su caso de estudio. En enero de 2004, cuando algunos virus peligrosos de la gripe aviar reaparecieron en el planeta, científicos chinos descubrieron que una de las cepas, la H5N1, había infectado a cerdos. Este era un hallazgo de gran envergadura porque se podía tratar del trampolín perfecto por el que transitó el virus: es decir, del ganado porcino a los humanos en la pandemia de gripe de 1918, que mató a más de 40 millones de personas en el mundo. El problema es que muy pocos se enteraron del descubrimiento. ¿Por qué? Porque estaba en chino.
Más tarde, los científicos del Instituto de Investigación Veterinaria de Harbin, en China, publicaron sus resultados en una revista especializada en chino. Pero ni la Organización Mundial de la Salud ni la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura se enteraron del anuncio. Lo hicieron medio año después, como lo aseguró la revista Nature.
Otro ejemplo es el de la Fundación para la Conservación y el Uso Sustentable de los Humedales, de Argentina, que redactó un completo informe sobre el papel de las turberas en la mitigación del cambio climático, pero sólo se encuentra en español, lo que supone otra barrera lingüística para la ciencia. Lo mismo sucede con la base de datos de biodiversidad de Japón, con cerca de un millón de registros de especies, pero estos datos del Ministerio de Ambiente sólo están disponibles en japonés.
Juan Pedro González Varo, uno de los autores del estudio, sostuvo al diario El País de España que “las barreras lingüísticas son particularmente un serio problema en las ciencias ambientales”. Para paliar el problema, su equipo propone que las revistas especializadas publiquen en sus páginas web resúmenes traducidos a los principales idiomas que, aunque cuestan dinero, podrían tener amplios beneficios al dar voz a varias investigaciones del mundo.