Una herramienta matemática computarizada llamada FRAX, calcula la probabilidad de sufrir una fractura en los próximos diez años, a partir de varios factores de riesgo clínicos registrados en un formulario, con o sin medición de la densidad ósea.
Desde hace tiempo la ciencia médica ha puesto a disposición la densitometría ósea (DMO), que consiste en medir en qué porcentaje los huesos de una persona están perdiendo uno de sus minerales más importantes: el calcio. Esta deficiencia puede predisponerlos a que se vuelvan frágiles y se quiebren fácilmente.
Existe una herramienta matemática computarizada llamada FRAX que calcula la probabilidad de sufrir una fractura en los próximos diez años, a partir de varios factores de riesgo clínicos registrados en un formulario, con o sin medición de la densidad ósea.
Según el profesor español Manuel Díaz Curiel, consultor de Enfermedades Metabólicas Óseas de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, España, los estudios estadísticos de poblaciones seguidas durante años en diferentes cohortes avalan dichos datos y han sido aceptados como escala predictiva por diferentes sociedades científicas, entre ellas, la Fundación Internacional de Osteoporosis (IOF). Esta herramienta fue desarrollada en 2008 por un grupo de investigadores de la Universidad de Sheffield de Reino Unido, liderado por el profesor John A. Kanis, experto en desarrollo de algoritmos de evaluación de riesgos y la formulación de guías de práctica en muchas regiones del mundo.
En noviembre pasado, en el hotel Wyndham de Guayaquil, se presentó el modelo FRAX ecuatoriano, para la evaluación de riesgo de fracturas, elaborado por el médico endocrinólogo Enrique López Gavilánez y un grupo de investigadores guayaquileños.
El reumatólogo Mario Moreno Álvarez, presidente de la Sociedad Ecuatoriana de Reumatología, considera que hay que tomar en cuenta que la probabilidad de fractura varía marcadamente en las diferentes regiones y países. Por tanto, para aplicar la herramienta FRAX se deben conocer la epidemiología de las fracturas y los índices de mortalidad de cada región o país, y Ecuador no se queda atrás.
“En 2018 publicamos un estudio en el que describimos la epidemiología de las fracturas osteoporóticas de cadera en la población del Ecuador del año 2016. Esta investigación sirvió de base para desarrollar nuestra herramienta FRAX en colaboración con el grupo de investigadores de la Universidad de Sheffield (creador del modelo original)”, asegura López, quien además es vicepresidente de la Asociación de Endocrinólogos Clínicos del Ecuador.
Información actualizada
En Ecuador, dice Moreno, se estaba usando un modelo basado en datos de fracturas de hace más de una década, pero este año FRAX Ecuador se ha actualizado con datos epidemiológicos más recientes, por lo cual se hace más confiable la aplicación. López explica que los resultados de esta herramienta permiten al médico tomar decisiones pertinentes y oportunas. “En primer lugar se establecieron niveles para medir el riesgo de fracturas (probabilidad expresada en porcentaje) que ayudan en la indicación de un tratamiento y en segundo lugar se crearon los que sirven para la medición de la densitometría ósea”.
Ambos resultados, agrega, son de importancia en el ámbito de la salud pública, porque reducirán el costo de atención de las fracturas para el Estado y el costo social para la población.
Si bien es cierto esta herramienta tiene aún limitaciones, refiere Moreno, es indudable que es de mucha utilidad o ayuda para establecer el riesgo de fracturas y tomar mejores decisiones terapéuticas. Las fracturas, indica López, son la principal y más ominosa consecuencia de la osteoporosis debido a la elevada mortalidad que ocasiona (sobre todo en los ancianos) y la pérdida de la calidad de vida asociada.
En consecuencia, cualquier tratamiento que escoja el médico para su paciente tiene como objetivo evitar que se produzcan. La osteoporosis, dice Moreno, afecta a una de cada tres mujeres después de la menopausia y la principal causa es la disminución de los niveles de estrógeno (hormona femenina producida por los ovarios). También la padece, aunque en menor proporción, uno de cada cinco hombres.
Además, agrega, existen otros factores de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad y de hecho algunos de ellos han sido incorporados a la herramienta FRAX:
- Edad
- Bajo peso
- Fracturas previas
- Padres con fracturas de cadera
- Uso de corticoides
- Artritis reumatoide
- Consumo de tabaco
- Consumo de alcohol
- Vida sedentaria
- Vajo consumo de calcio
- Baja masa ósea por DMO
La osteoporosis, indica Díaz Curiel, al ser una enfermedad multifactorial, se deberán corregir los factores de riesgo que sean modificables (alimentación, ejercicios, dejar de fumar, entre otros). A ello se le deben unir un diagnóstico precoz mediante técnicas densitométricas y un tratamiento también precoz antes de que ocurra la fractura. Asimismo, dice Moreno, es fundamental un adecuado aporte de calcio y vitamina D.
Incluso existen medicamentos para tratar o prevenir esta enfermedad, los cuales se dividen en dos grandes grupos: 1. Antirresortivos, que impiden la pérdida ósea, por ejemplo, estrógenos, bisfosfonatos, denosumab, entre otros, y 2. Osteoformadores, que estimulan la formación ósea, por ejemplo, paratohormona, vitamina D, antiesclerostina, y otros.
Por último, agrega, el tratamiento suele ser individualizado, pudiendo usarse estos en forma aislada, en combinaciones o en forma secuencial. “Debe quedar claro que el objetivo final de cualquier forma de tratamiento siempre será ‘evitar fracturas’”.