El cantante colombiano asegura que se siente como en casa en los países del cono sur, donde sus conciertos han llenado recintos.
Tres nominaciones al Grammy Latino, alrededor de 1.500 tarimas en seis años y 14.000 entradas vendidas en cuestión de días para el concierto del pasado 4 de octubre en la segunda ciudad del mundo que más lo escucha: Santiago de Chile. Así es la carta de presentación de Sebastián Yatra, el joven paisa de 24 años que a sus 19 se dio a conocer con su sencillo Para olvidar y que por estos días tiene enloquecido al Cono Sur con el álbum de baladas Fantasía.
El Espectador estuvo al lado del artista en su show de la capital chilena, en el marco del Yatra Yatra Tour, que llegará a Medellín el 20 de octubre y a Bogotá los próximos 2 y 3 de noviembre.
El músico llegó sobre las 11:00 a.m. de Montevideo (Uruguay), donde había ofrecido un espectáculo con lleno total, a Santiago, donde desde junio están agotadas las entradas para su show. Durmió un par de horas y, como pudo —entre los fans que lo esperaban a la salida del hotel para tomarse una foto y el agotador tráfico de la capital chilena— llegó al Movistar Arena para hacer la prueba de sonido. Lo acompañaban alrededor de treinta personas que conforman su equipo, entre su manager personal, el de la gira y los productores, entre otros. Y eso sin contar a las bailarinas que estarán a su lado en el escenario, ni a su padre, su madre y su novia, la argentina Martina Stoessel.
Después de asegurarse de que la guitarra, el bajo y la batería que lo acompañarían sonaban bien, el joven paisa dio un par de entrevistas y llegó a la fila de más de 260 personas que pagaron o se ganaron algún tipo de concurso para conocerlo y tomarse una foto con él. La primera foto, sin embargo, fue con el séptimo disco de platino que acababa de ganar Fantasía (lo que significa que vendió más de 35.000 copias en el país austral). A su turno, fans de todas las edades lo abrazaban y le daban regalos, que iban desde extensas cartas hasta una chaqueta biker de cuero, como las que usa regularmente, personalizada con los nombres de sus canciones.
Minutos antes de subir al escenario, en su camerino, Yatra le contó a este diario que tiene una “conexión especial” con la región. “Tini”, como le dice a su novia, lo maquillaba mientras hablábamos, a lo que él la sorprendió con la pregunta: “¿Sí o no, amor?, ¿que te lo dije desde el principio que en estos países del Cono Sur me siento como si parte de mí perteneciera acá?”. Además, señaló que su éxito en Chile puede deberse a su participación en el festival de música de Viña del Mar, en febrero, en el que se hizo a una Gaviota de Oro y otra de Plata. “Este año hice de jurado y además cantamos, pero es que el nivel de exposición que tiene este festival en Chile no tiene comparación”, aseguró.
Todavía no se había subido al escenario y menos de 24 horas antes estaba en la tarima anterior, pero desde ese momento sabía que querría regresar: “Ojalá podamos volver a Chile, aquí al Movistar Arena o ya al Estadio Nacional (en el que caben 48.000 personas)”. Sus ambiciones, sin embargo, no paran ahí. Ese es su ritmo: “Estamos pensando en un proyecto, en cómo sacarlo adelante, y al momentico estamos pensando en los dos o tres que siguen”. Por ejemplo, hace unas semanas estrenó Bonita, que canta con Juanes, y acaba de recibir sus tres nominaciones al Grammy Latino, entre otras cosas, a mejor canción por Un año (que grabó con Reik, sus ídolos), pero anticipaba: “Algún día quisiera cantar con Shakira”.
Allí mismo, en el camerino, repasó la letra de una de sus canciones más recientes, revisó el orden del show, oró en silencio —pues dice ser muy espiritual— y antes de que pudiera musitar la siguiente frase estaba encima del escenario. “Tin, tin, tin, de una cosa a la otra. Pero llegó la hora de cantar”, dijo emocionado mientras del otro lado del telón el público se unía en un grito tan agudo que bien podría haber roto cristales. Sonaron los primeros acordes de la canción y el público gritó más fuerte al reconocerla.
Yatra salió del centro del escenario a lo que el grito se hizo aún más fuerte. “Chi, chi, chi”, saludó el artista; “le, le, le”, respondieron los miles de asistentes al unísono.
A medida que avanzaba el espectáculo se hacía más claro que no había una canción que el público no supiera de comienzo a fin. Según el propio Yatra, no había escuchado antes que la audiencia cantara Un año tan fuerte, con lo que ese se volvió su momento favorito de toda la noche. Pero el de los fans, al parecer, fue cuando llegó la colaboración que el artista paisa hace con Stoessel, canción que llamaron Cristina. Mientras el dúo coreaba “¿Cómo te pido que te enamores?” mirándose a los ojos, los gritos de sus seguidores fueron demostrando esa “conexión especial” con Chile.
“Cantaban tan fuerte que dolían los oídos”, como dijo más tarde “Tini”.
Al escenario también subieron Lalo Ebratt, Trapical Minds y Yera a cantar Déjate querer para darle el toque de reguetón a la noche.
Según le dijo Yatra a El Espectador después, él se mueve entre lo urbano y las baladas según sus estados de ánimo: “Hay momentos en los que vos estás feliz y arriba, querés joder y querés bailar. Pero hay momentos en los que querés estar calmado y en paz, que necesitás que la música te dé consuelo”. Y anunció, en ese sentido, que se vienen dos lanzamientos, uno en cada orilla: Oye, la segunda parte de Cristina, que publicó este fin de semana, también de la mano de Stoessel; y su regreso “con toda” al reguetón, que estrenará a finales de octubre.
“El mejor concierto de mi vida”, dijo antes de bajarse del escenario. Luego huyó hacia su hotel, pues a la mañana siguiente tomaba un vuelo hacia Córdoba (Argentina) y todavía le esperaba la rutina posconcierto que incluía: firmar algunos documentos para que todo estuviera en regla, los ejercicios que hace para cuidar sus cuerdas vocales, masajes en los pies —“tengo los talones vueltos nada de saltar como un loco en la tarima por seis años”, dijo— y responder algunas preguntas más para este diario. Entre ellas, su impresión de la noche: “Siento que fue el mejor show de mi vida”, confesó, reiterando lo dicho en la tarima.
Desde mediados de septiembre, cuando comenzó el tour, esta es la vida de Yatra. Por eso, además de las muchas maletas que carga —por las camisas y chaquetas que se quita y lanza al público en medio del show—, su familia lo acompaña a todo lado. “Ese es el valor verdadero de la vida. Si uno no pone como prioridad su familia, el amor, esto pierde sentido… Y me pasó”. Así saca fuerzas para subirse en la siguiente tarima, porque dice estar viviendo su sueño y asegura que todo es más llevadero cuando tiene una audiencia como la de Santiago: “Uno siempre lo da todo, pero cuando el público se entrega de esa manera, es como cuando Gokú se vuelve supersayayín”.
*El periodista visitó Santiago de Chile por invitación de Universal Music.