Para transformar un proyecto en una verdadera empresa, es necesario partir por el denominado modelo de negocios, que le dará forma y valor al emprendimiento.
Una buena idea, siempre puede ser un buen negocio. Sin embargo, muchas veces suele suceder que los emprendedores no saben por dónde comenzar. Para transformar un proyecto en una verdadera empresa, es necesario partir por el denominado modelo de negocios, que le dará forma y valor al emprendimiento.
“El modelo de negocios es el núcleo de cualquier proyecto, que establece los objetivos en el corto y mediano plazo y sirve también como una primera carta de presentación. Básicamente establece la lógica que seguirá el negocio para conseguir ingresos, lo que permite decidir si la idea es lo suficientemente buena o es necesario re plantearse algún punto”, explica Roshni Uttamchandani, directora de Mentores por Chile.
Añade que esto es importante porque “muchas veces los emprendedores caen en el error de la auto referencia. Muchos proyectos nacen de necesidades propias o de gente conocida y eso hace que se llenen de supuestos. Lo importante del plan es que sea objetivo con datos duros del mercado y no de la pura ‘cabeza’ del emprendedor”.
Según la red de mentoría, previo a su redacción, es esencial contar con la respuesta para interrogantes como: ¿qué se va a ofrecer al mercado?, ¿cómo se definirán y diferenciarán los productos o servicios?, ¿cómo se venderán para generar utilidades?, ¿quiénes serán los clientes?, ¿cómo se planea conseguirlos?, y un largo etcétera.
En este contexto, los expertos de Mentores por Chile, entregan una serie de tips para ayudar a emprendedores a establecer un modelo de negocios claro.
Propuesta de valor: Para esto es primordial determinar cuál será la principal diferenciación del producto o servicio que se ofrece en relación a la competencia. Esta propuesta debe describir qué cosas se harán mejor o de una forma diferente, agregando valor para los potenciales clientes.
Mercado objetivo: Se debe establecer claramente cuál será el grupo de consumidores a lo que se quiere llegar, cuantificando el mercado con datos disponles. Para esto, es necesario incluir en la propuesta un perfil de las personas a quiénes se les quiere vender el producto o servicio que se está creando, teniendo claras sus necesidades y de qué forma se beneficiarán con la propuesta.
Canales de distribución: En una primera fase, es necesario establecer cómo se organizará el negocio para proveer el producto o servicio. En este proceso, se deben identificar los canales que mejorj funcionarán para el proyecto, tomando en cuenta su eficacia, costos y las barreras de entradas que existen, especialmente en industrias como el retail.
Estructura de ingresos: En esta sección se deben detallar las fuentes de ingresos del negocio y la contribución que cada una de ellas a las cifras totales. En este punto es determinante cómo se generarán estos recursos, para lo que se deben responder preguntas como cuánto pagarán los clientes, cuánto pagan actualmente por un producto similar, entre otras.
Inversión inicial v/s costos mensuales: En esta etapa se deben definir todas las actividades necesarias que permitirán entregar la propuesta de valor que se está planteando, desde procesos de producción, publicidad, necesidad de capital humano, entre otros. Con esto claro, se podrá tener una visión macro sobre cómo se mantendrá en el día a día la operación del negocio. La idea es evaluar cuánto tiempo tomará recuperar la inversión inicial, que no es lo mismo que cubrir los costos mensuales.
“Ya con este panorama listo, se puede comenzar a desarrollar una idea de forma más concreta. En esta primera fase, sin duda el apoyo de un mentor puede ser clave para fortalecer el plan de negocios y llevarlo a la práctica maximizando sus fortalezas y trabajando las debilidades”, concluye Roshni Uttamchandani, Directora de Mentores por Chile.