Hugo Seguel y Mario Bravo escribieron el libro "Historia de la automatización en Chile", en el que analizan cómo se experimenta en empresas del país, a la vez que proponen nuevas ideas.
En busca de documentar cómo nació, se desarrolló y se ha configurado el mercado de la automatización en Chile, el ingeniero eléctrico Hugo Seguel y el periodista Mario Bravo desarrollaron el libro "Historia de la automatización en Chile", donde esperan construir un espacio de reconocimiento a quienes iniciaron esta área en Chile y generan un cuestionamiento respecto de cómo seguir avanzando en ella.
Para este libro, explican los autores, se entrevistaron a más de 50 personas relacionadas con el contenido de la historia. "La AIE (Asociación de empresas de ingeniería eléctrica) aportó con entrevistas que se habían hecho hace 8 años atrás para realizar un proyecto similar, que no tuvo éxito. Es decir, reutilizamos entrevistas de personas que hoy en día no están vivas", explica Mario Bravo, quien añade que 18 empresas nacionales y multinacionales auspiciaron el libro mediante la compra de ejemplares. "Para ello convocamos un comité editorial de alto nivel en el área que dio garantías de un proyecto serio", dice.
Para ahondar en algunos de los hallazgos de este libro, Hugo Seguel, también magíster en control de procesos, habla al respecto.
-¿Cómo enfrentan las empresas el tema de la automatización de sus colaboradores, tanto de los niveles operarios como aquellos profesionales?
No hay un estándar de cómo se enfrenta el impacto de la automatización en el tema laboral. Sin embargo, el objetivo principal es sacar al humano de tareas riesgosas y repetitivas, proporcionar seguridad y aumentar la eficiencia. Como norma de buenas prácticas, los trabajadores que ejecutan las tareas que son eliminadas debido a la automatización, deben ser entrenados para asumir un nuevo rol en la compañía. Debido a esto, los trabajadores que efectúan actividades repetitivas y de menor complejidad, son los que se ven enfrentados a este cambio. Muchas veces no es fácil reconvertir una persona a otro rol, y por ello que se requiere de una estrategia de cambio adecuada y bien implementada.
Y a nivel profesional, aunque puede tomar un poco más de tiempo, también hay efectos que podrían ser indeseados. El plan estratégico de la gestión del cambio debe abarcar hasta niveles gerenciales para que ésta sea efectiva. Y todo depende del nivel de automatización y de la industria asociada.
Hay procesos que son intrínsecamente automatizados; es decir, no pueden existir si no es mediante un sistema de control que gobierna completamente la producción. Pero también hay una búsqueda desenfrenada de automatización en subprocesos complejos no industriales, que mediante la inteligencia artificial pretende reemplazar al ser humano; como por ejemplo, el médico internista. Si consideramos el control médico como un subproceso, podemos aplicar sensores a una persona para que a distancia un sistema de inteligencia artificial genere un diagnóstico. Esto generaría una optimización enorme de la medicina, bajo costo, alto alcance a la población, pero muchos médicos que deben reconvertirse para no quedarse sin una fuente laboral.
-¿Qué desafíos enfrentan las empresas ante este nuevo escenario?
En los últimos 5 años, la irrupción de la industria 4.0 ha visibilizado significativamente la automatización de procesos industriales y la ha convertido en terreno fértil para muchas iniciativas de innovación, encontrando mucho espacio para explorar. En términos conceptuales, teniendo esta disciplina como protagonista y a pesar de todas las nuevas tecnologías y desarrollos innovadores, los desafíos de la automatización industrial continúan en la misma senda: La seguridad para las personas y la infraestructura, la confiabilidad de los sistemas integrados, la eficiencia de los procesos y la sustentabilidad de los beneficios a lo largo del ciclo de vida del proceso. La búsqueda de la excelencia operacional sigue siendo uno de sus principales pilares.
-¿Existe o no planificación al respecto?
No existe una planificación a nivel Estado sobre la automatización de procesos industriales.
-¿Cómo está Chile en comparación con la región y el mundo?
Chile está a un muy buen nivel a nivel mundial en automatización de las principales industrias como la minería, refinería de petróleo, celulosa y papel. También en procesos de manufactura y automatización de centros de distribución. Además, últimamente se han hecho enormes esfuerzos en aplicar sistemas de control e instrumentación especializada en agricultura y ganadería. Sin embargo, hay mucha pyme que no cuenta con los medios para adquirir tecnologías y es aquí donde los gremios tienen un rol importante en relación a generar estrategias colaborativas para introducir la automatización y aumentar la competitividad de sus empresas en el mercado.
-¿Saben de qué manera las universidades, centros profesionales y técnicos se preparan para los nuevos empleos que se vienen?
Existen esfuerzos aislados por incluir en las mallas curriculares temas como la industria 4.0 y cómo enfrentar el futuro laboral. Sin embrago, este esfuerzo es insuficiente para preparar a los profesionales que se requerirán en un futuro muy cercano. Esto debido a que no hay un ente organizacional colaborativo, que dirija el rumbo de los esfuerzos académicos para lo que realmente se necesita en el mercado laboral.
-¿Existe o no una comunicación entre las futuras necesidades de trabajadores de las empresas y centros de formación?
La comunicación industria–academia es marginal. Este es un problema mayor, que nos hace perder competitividad a nivel país. La brecha que existe entre la universidades y la industria es muy grande. A pesar que en los inicios de la automatización en Chile existía una relación simbiótica industria-academia, hoy estamos muy alejados de esa realidad. En las universidades se generan muchas tesis o proyectos de título que no tienen ningún destino real en la industria. Y la industria, en su mayoría, no ve valor en el trabajo colaborativo con las universidades. La consultora Amevis, que realizó este libro, está desarrollando un modelo de colaboración y transferencia de conocimientos entre la industria y las universidades, a fin de enfrentar este desafío y acercar a estos dos mundos.
-¿Cuáles son las principales ideas que rescatan de la investigación?
No podemos desconocer que la automatización ha sido un motor clave para la economía y el desarrollo de nuestro país, lo que nos exige replantear la forma en que debemos enfrentar los desafíos del mañana. Así como hace décadas atrás, un grupo de pioneros dieron inicio y desarrollo a esta área, es hora que las nuevas generaciones tomen la posta y den un salto hacia la nueva era que nos presenta la transformación digital. Por ello, creemos necesaria la creación de una institución estatal que proporcione ese impulso, al estilo de lo que es la Subtel o la SEC. Somos unos convencidos de que una Subsecretaria de Automatización y Transformación Digital sería la nave que podría ponernos en la órbita de una nueva era.