El Consejo Electoral rastrea las cuentas de la campaña reeleccionista de Santos. La columna vertebral de esta nueva indagación es la confesión del empresario Andrés Sanmiguel.
El 2 de agosto de 2018, cinco días antes de que terminara su segundo gobierno, el Consejo Nacional Electoral (CNE) archivó la investigación contra la campaña de Juan Manuel Santos de 2014-2018 por el caso Odebrecht. Exactamente un año después, el 13 de agosto pasado, el mismo CNE abrió una nueva indagación para establecer si a esa campaña ingresaron cerca de $4.000 millones para la segunda vuelta, en la que resultó derrotado el candidato del Centro Democrático, Óscar Iván Zuluaga. En un auto de nueve páginas, el CNE dispuso llamar a versión libre al expresidente para el próximo 4 de octubre, así como a varias personas más.
Entre los citados a versión libre también figuran el tesorero de la campaña, Gilberto Contreras Morales; la auditora de la campaña, Aracely Rojas Salinas; el secretario general y representante del Partido de la U para esa fecha, Óscar Orlando Rueda, y el gerente de la campaña, Roberto Prieto Uribe, preso en la cárcel Modelo. Todos deberán declarar entre el 3 y el 4 de octubre. El CNE también ordenó recibir declaración juramentada de dos protagonistas esenciales en este caso: los empresarios David Fernando Portilla y Andrés Sanmiguel Castaño. El CNE también le pidió a Bancolombia la trazabilidad de la cuenta de la firma Gistic Soluciones Integrales, a través de la cual se habrían hecho los giros a la campaña de Santos.
En ese contexto, los magistrados investigadores Luis Guillermo Pérez, Renato Contreras y Doris Méndez pidieron a la Cámara de Comercio de Bogotá el certificado de existencia y representación legal de Gistic “para los meses de mayo, junio y julio de 2014”. Asimismo, se ofició al Fondo de Financiación Política para que certifique cuanto antes qué persona actuó como contador de la campaña Santos 2014. Por último, se le pidió a la Fiscalía que “allegue a este despacho [al CNE] las pruebas documentales que considere pertinentes para el desarrollo de la investigación”, especialmente las relacionadas con los movimientos bancarios que permitan identificar el origen de los recursos mencionados por el señor Andrés Sanmiguel.
Pero, ¿quién es Andrés Sanmiguel? Se trata de un hombre de 45 años que hasta hace apenas dos meses era un completo desconocido para la opinión pública. Su testimonio es la columna vertebral de esta nueva investigación que tiene bajo sospecha la campaña de Juan Manuel Santos en 2014. Todo empezó el 12 de junio de 2018. A menos de un mes de que Santos se fuera del Palacio de Nariño, Sanmiguel Castaño acudió a la Fiscalía para entregar su testimonio sobre cómo, supuestamente, fue usada la empresa Gistic Soluciones Integrales, de él y su esposa, para canalizar $3.850 millones que habrían entrado “de urgencia” a las cuentas de la campaña presidencial reeleccionista.
La versión de Sanmiguel fue revelada por la periodista Vicky Dávila en julio de este año, en W Radio, y también fue conocida por este diario. Sanmiguel resultó forzado a declarar porque en la investigación aparecía su esposa, Ana Karina Méndez Trujillo. Para salvarla de toda responsabilidad, Sanmiguel prendió el ventilador. Lo primero que contó el testigo fue que Gistic Soluciones Integrales es una empresa que constituyó en 2008 para trabajar en el sector de cableado estructurado, pero el negocio no dio y Sanmiguel, según dijo él, se vio obligado a dejar inactiva su compañía en 2010. Por esa época entró a trabajar con una empresa de infraestructura con capital español para ayudar en temas financieros.
El representante legal de esa compañía era David Fernando Portilla. Este negocio sí arrancó viento en popa y muy pronto la empresa de Portilla concretó proyectos en Cali y otros lugares del país, “y mi labor era ir a los bancos y descontar los contratos, conseguirles liquidez, porque yo no soy ingeniero y no me metía en absolutamente nada de la obra”. Ahí, la contratación se hizo muy importante, “esa empresa generó más de $200.000 millones”, relató Sanmiguel. Según su versión, fue en ese momento en el que Portilla le dijo que necesitaba una empresa para hacer más negocios sin los españoles de por medio. “Entonces me dijo: ‘Esa empresa que usted tiene, ¿qué?’. Yo le dije: ‘Pues ahí la tengo quieta’. Me dijo: ‘Cédamela’”.
Para Sanmiguel, ese fue el origen de su calvario. El testigo relató que se hizo una cesión de acciones en la que Portilla quedó como representante legal de Gistic: “La idea era que él hacía sus negocios y nos dejaba ganar un porcentaje de lo que se hiciera. Como nosotros no estábamos haciendo nada con eso, dije, pues bueno”. Sanmiguel añadió: “Cuando ya empecé a conocer este negocio dije: ‘Hombre, rico, rico parar [levantar] la empresa, y ojalá yo pudiera tener la constructora, porque eso era un negocio bueno”. El testigo le explicó a la Fiscalía que pasó un año y medio, más o menos, en el que Gistic fue manejada integralmente por Portilla. Es decir, entre mediados de 2012 y finales de 2013.
Sanmiguel quería controlar de nuevo a Gistic porque, dijo, ya había entendido cómo funcionaba el sector. Finalmente, el 9 de diciembre de 2013, Portilla le retornó la empresa. De inmediato, Sanmiguel la puso a nombre de su esposa. Con los trámites de rigor, todo quedó listo en 2014. Para ese momento, Portilla estaba manejando un negocio de Metro Cali con el empresario caleño Esteban Moreno, quien también resultó involucrado en este escándalo. Simón Gaviria, hijo del expresidente César Gaviria, nombró a Moreno gerente de la campaña al Congreso del Partido Liberal en 2013. Luego, en 2014, fue designado jefe de la campaña reeleccionista de Juan Manuel Santos para el Valle del Cauca.
“Todo lo manejaban desde Cali. Ellos la pasaban en Cali, yo no tenía relación en ese tema, cuando de pronto, en enero [de 2014], me llama David [Portilla] y me dice: ‘Oiga, ¿se acuerda del negocio que le conté?’. Y le dije: ‘Sí, un negocio para hacer el mantenimiento de una vía’”. Se trataba, aseguró Sanmiguel, de un proyecto vial que se selló en las oficinas de una fiduciaria ubicada en el norte de Bogotá, en una reunión a la que fue convocado él. Un negocio que le generó dudas por la envergadura del proyecto, pero la respuesta de Portilla fue que él ya tenía todo listo. Y ahí empezaron los enredos. De acuerdo con Sanmiguel, poco tiempo después, Portilla se le apareció “como loco” a decirle que requería un dinero.
“En junio [de 2014], después de no volver a saber nada [de Portilla] desde enero, llega un día David [Portilla] como loco, como loco literalmente, a decir: ‘Qué hubo, papito, ya te consignaron una plata en tu cuenta’. Y yo: ‘De qué me está hablando?’”. “Sí, ya le consignaron una plata en la cuenta y esa plata necesito que la saque ya (…), llama a la gerente, que es amiga tuya, llámala, que necesitamos sacar esa plata ya”. El testigo aseveró que de inmediato se puso en contacto con la gerente de una sucursal de Bancolombia en Bogotá y efectivamente constató que a la cuenta de Gistic consignaron $3.850 millones. Sanmiguel le habría dicho a la gerente: “Me acaban de consignar una plata, es para un tema urgente político”.
Según su versión, la gerente le ayudó a retirar ese dinero en menos de tres días, a través de varios cheques que salieron, casi todos, a nombre de un mensajero de la empresa para la que trabajaban Portilla y Sanmiguel. “El que dio la orden de cómo se debía cambiar todo esto fue David Portilla y aquí tengo las copias de varios cheques que se giraron y las transferencias que se hicieron a las cuentas de David Portilla”. Fue el 9 de junio de 2014, a seis días de la segunda vuelta presidencial, cuando ese dinero que se consignó a la empresa Gistic. “Fue para la segunda vuelta (…), a mí me hicieron correr como loco para sacar esa plata”. Sanmiguel declaró que se asustó cuando le dijeron que el dinero iba para Esteban Moreno.
Pronto descubrió que el origen de ese dinero era Consol, el consorcio que crearon Odebrecht, Episol y CSS Constructores para ejecutar las obras de la Ruta del Sol 2. Sanmiguel afirmó: “Ellos me dijeron que era urgente sacar la plata porque eso era para las campañas, para la campaña de reelección de Juan Manuel Santos”. Y después explicó cómo se hicieron esos retiros y cómo se encontró con Esteban Moreno: “Al primer sitio que me tocó ir fue a [una sucursal de] la 72, tenía que ir como representante de Gistic (…), prácticamente ahí hablé fue con Esteban Moreno, porque él llegó pues con sus escoltas, eh… lleno de escoltas y entraron y recibieron la plata con esa gente”. Sanmiguel aseguró que se llevaron $1.500 millones.
Pero antes contó cómo se dio esa transacción. “Yo parado como una güeva y de pronto llegaron veinte tipos en carros blindados y llegó este señor Esteban a decir: ‘Fresco, no te preocupes, que vengo de hacer esto por toda la semana, llevo dos semanas haciendo esto’. Y yo le dije: ‘Bueno’. Y me dijo: ‘Es que estamos necesitando esto urgente’. Entonces ahí le entrego eso”. Sanmiguel explicó que el contrato por el cual ese dinero terminó en las cuentas de Gistic, que se firmó con Consol, era de “$4.017’075.831 para hacer en tres meses rehabilitación y mejoramiento de pavimento” y que quien lo firmó fue Esteban Díaz del Castillo, gerente contractual del consorcio. “Me fue clarísimo que no se iba a hacer nada” de la obra, aseguró.
Sanmiguel se dio cuenta de que estaba metido en un enredo cuando descubrió, además, que con el tema de los impuestos “estaba perdiendo $113 millones”, porque del nerviosismo de salirse rápido del tema giró $35 millones de más. Fue así como Sanmiguel empezó a buscar a Portilla para que lo ayudara con ese lío. “Para mí fue un engaño total en su momento, no sé cómo reaccioné cuando vi la plata en mi cuenta y dije: ‘Mierda, y ahora qué hago’, y entonces un tipo que no conozco [Esteban Moreno], que viene con todo el poder del mundo y empieza a cobrarme la plata, pues yo no sabía qué hacer, y traté de salir de eso por la buena”, relató. Y añadió que el propio Moreno le dijo que la gente que fue a recoger el dinero era “del Partido Liberal” y que él sabía que Simón Gaviria era muy amigo de Esteban Moreno.
Habla el abogado de Santos. Alfonso Portela, defensor del expresidente Juan Manuel Santos, le dijo a El Espectador que la génesis de este tema es una carta de los exmandatarios Álvaro Uribe y Andrés Pastrana, quienes pidieron que se investigara el papel de Gistic y de Esteban Moreno en la campaña de Santos 2014. “Cinco años después aparece otra persona diciendo que unos dineros fueron a parar a la campaña, persona que no está segura sino que está manejando un dicho de otros. No relaciona a ninguna persona de la campaña. Nunca se ha hecho mención de nadie de la cúpula de la campaña. En todo el escenario de Odebrecht no se ha mencionado dónde se gastaron esos dineros o quién los recibió”.
Portela manifiesta que nadie, a la fecha, ha implicado a “un tesorero, un gerente, un director programático”; que no hay hilo conductor entre las declaraciones y las personas que manejaron los recursos de la campaña. Según el abogado Portela, los soportes que entregó Sanmiguel no tienen conexión comprobada con la campaña. “Lo que nos interesa a nosotros es si alguien de la campaña tiene que ver”, expresó el litigante, quien añadió que “otro aspecto clave es la caducidad: la ley establece que hay un plazo de tres años para investigar hechos como estos. El presidente Santos ha sostenido que quiere que no le apliquen esos términos, pero es una figura de orden público, no es renunciable”.
“En ningún momento se ha tenido un hecho, una circunstancia, una prueba que pueda vincular todos esos contratos que ha venido destapando la Fiscalía con respecto a coimas (de Odebrecht) con la campaña. No encontramos un solo hecho que pueda conectar toda esa cantidad de plata que dicen que fue a parar a la campaña con la campaña misma”, aseguró el defensor del expresidente.