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¿Autoritario o permisivo? Pros y contras de los estilos parentales
Martes, Agosto 23, 2016 - 15:20

No existe una receta universal para ser buenos papás, pero sí algunas pautas útiles para orientar la crianza de una persona íntegra.

La relevancia del tipo de vínculo que los padres establecen con sus hijos impacta en el desarrollo futuro de los menores. El modo en el que sean educados les permitirá convertirse en personas íntegras. Por esta razón, es vital que los padres implementen una relación en la cual se compensen el afecto, la atención, el control y la exigencia.
 
Las competencias parentales son las capacidades prácticas de los padres o los adultos que mantengan una relación significativa con los menores, para cuidar, proteger y educar a sus hijos, asegurándoles un desarrollo sano. Estas están dadas por el apego, la empatía y los modelos de crianza, entre otros elementos.
 
Debido a que las necesidades parentales son evolutivas, los padres deben poseer una plasticidad estructural que les permita adaptarse a los cambios de las necesidades de sus hijos, ya que no es lo mismo cuidar, proteger y educar a un bebé que a un adolescente.
 
 
De acuerdo con las charlas temáticas promovidas por el programa Vivir Bien de Sodexo Servicios de Beneficios e Incentivos, existen tres tipos de estilos parentales:
 
- Autoritario: tratan de ejercer control sobre los niños, fijando reglas estrictas y siendo estrictos, para tratar de mantener el orden, y normalmente lo hacen sin demostrar mucho afecto.
- Permisivo: ceden la mayoría del control a los hijos. Fijan muy pocas reglas, y las que fijan generalmente no se hacen cumplir de manera uniforme, además de no establecen límites.
- Democrático: ayudan a los niños a aprender a valerse por sí mismos y a pensar en las consecuencias de su comportamiento. Entregan expectativas claras y razonables y explican a los hijos lo que esperan de ellos. Asimismo, refuerzan el buen comportamiento, en vez de concentrarse en el malo.
 
No existe una receta universal para ser buenos papás. Pero no deben olvidar que se trata de un trabajo continuo, en el que el aprendizaje es mutuo, tanto para los padres como para los hijos. De esta forma, mantener una coherencia y diálogo con la pareja es fundamental para no desacreditarse delante de los niños o adolescentes.
 
 
Los estilos parentales se refuerzan a diario mediante las pautas de crianza. Éstas últimas sólo se pueden concretar con habilidades prácticas consistentes, que si bien pueden traspasarse de generación en generación, finalmente, serán el reflejo de la cultura familiar. Las habilidades se pueden resumir en:
 
- Normas y límites: beben ser claros y propositivos, además de explicar sus razones de ser.
- Afectividad: el niño debe sentirse querido y estimulado a través de las caricias, voz adecuada y atenciones pertinentes.
- Comunicación: aprender a escuchar y ser escuchado por los hijos. También potenciar la comunicación gestual, por ejemplo, hablar mirando a los ojos.
- Resolución de conflictos: optar por la mediación, la negociación y la conciliación.
 
En conclusión, es recomendable que los padres trabajen un estilo de relación con sus hijos, que esté fundado en el afecto, la atención, la comunicación, el control y la exigencia, siempre adecuándose a las necesidades pertinentes a la edad. Además, es importante que los padres tengan confianza en sí mismos, se formen y adquieran conocimientos sobre su función.

Autores

Agencias/ LifeStyle