Analistas estiman que el legado de la saliente mandataria chilena quedará manchado por la cadena de errores tras el violento sismo del 27 de febrero, ya que la ciudadanía recordará los últimos días de su gestión.
Santiago. La saliente presidenta Michelle Bachelet fue la líder más popular en la historia reciente de Chile, pero su lenta respuesta en brindar ayuda y en detener saqueos después de un devastador terremoto la ha dañado políticamente y podría frustrar algún intento de regreso.
La primera mujer presidenta de la nación sudamericana, una pediatra convertida en política, gozaba de 83% de aprobación en sus últimas semanas cuando un devastador terremoto de magnitud 8,8 se produjo el 27 de febrero, provocando tsunamis y dejando cientos de muertos.
Pero el manejo del gobierno de uno de los sismos más poderosos en la historia amenaza con empañar la gestión de Bachelet, una ex ministra de Defensa cuyo mandato termina el 11 de marzo cuando se juramente el centroderechista Sebastián Piñera.
Podría también poner en peligro las posibilidades de que Bachelet o algún otro representante de la centroizquierda vuelva a ganar la presidencia en cuatro años.
"Estoy decepcionada con el gobierno y con Bachelet. El gobierno reaccionó realmente mal", dijo Blanca Jara, de 33 años, quien trabaja en una escuela para niños discapacitados en la ciudad de Concepción, una de las más afectadas por el sismo.
"Somos gente decente y tenemos que salir con palos y armas para proteger nuestras casas de los saqueadores", contó. "Espero que el próximo gobierno haga un trabajo mejor", agregó.
Una encuesta publicada en la edición del domingo del diario El Mercurio mostró que 60% de los chilenos cree que la respuesta de ayuda del gobierno fue lenta e ineficiente. Casi 72% lo juzga por su demorada actuación para restablecer el orden.
En las primeras horas tras el terremoto, Bachelet y otros funcionarios calcularon mal el grado del daño y declinaron ofertas de ayuda internacional. Eso retrasó el flujo de asistencia para áreas de desastre, lo que hizo a muchos sobrevivientes sentir que habían sido abandonados por el gobierno.
Peor aún, el sistema de alerta de catástrofes de la Armada falló en advertir a la población de los posteriores tsunamis, lo que habría provocado que cientos de personas que sobrevivieron al sismo inicial no lo hayan hecho a las olas masivas que le siguieron.
Una semana después, la Marina despidió al jefe de la agencia a cargo de advertencias de tsunami.
Serie de errores. La cifra de muertos del gobierno también resultó embarazosa para Bachelet.
Después de que la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) anunció que el número total de fallecidos era de 802 personas, el gobierno dio marcha atrás con esa estimación y dijo que personas desaparecidas que luego aparecieron con vida habían sido incluidas por error.
Eso provocó un ataque indirecto de Piñera, quien se comprometió a modernizar por completo a la agencia estatal.
Piñera, un empresario multimillonario, terminará los 20 años en el poder de la izquierda en Chile cuando asuma el cargo esta semana.
"Esto no va a ser bueno para Bachelet. Va a pagar un alto costo político", dijo Patricio Navia, un politólogo de la Universidad de Nueva York y de la Universidad Diego Portales de Santiago.
"Y aunque su gobierno no fuera (...) malo, la gente va a recordar los últimos días", agregó. "Ella estaba coqueteando con la idea de que quizás regresaría en 2013. Ahora, después de esto, es más difícil. Ahora todo depende de cómo gobierne Piñera", opinó.
Analistas dicen que la controversia alrededor del sismo probablemente ayude a Piñera debido a que rivales en el Congreso podrían sentirse obligados a respaldar legislación para ayudar a la reconstrucción. El desastre también le da una coartada si fracasa en cumplir promesas electorales.
Antes del sismo, Piñera había prometido elevar el crecimiento económico promedio al 6 por ciento y crear un millón de empleos. El sismo está previsto que recorte desde 1 a 2 puntos porcentuales las previsiones originales para el crecimiento del 2010 de cerca de 5%.
Bachelet, de 58 años, reconoció que el esfuerzo de rescate no fue tan bueno como debería. Pero también defendió fuertemente al gobierno, diciendo que se movió rápidamente para rectificar errores.
Hizo un emotivo llamado a los chilenos para que se unan al esfuerzo de socorro y se quebró su voz en una entrevista de radio en vivo mientras llamaba a la población a unirse y a dejar de señalar con el dedo.
Luchó contra las lágrimas otra vez el sábado luego de una maratón televisiva benéfica en la que participaron personalmente y vía telefónica estrellas de la música pop latinoamericana, como los colombianos Juanes y Shakira.
El evento logró recaudar 30.000 millones de pesos (US$59 millones) en ayuda para sobrevivientes del sismo. "Siento dentro de la tristeza de lo que ha pasado, siento que somos espectaculares como país", dijo Bachelet tras el evento para recaudar fondos para los damnificados por el terremoto.
"A veces puede haber gente que se puede equivocar, pero la verdad es que cuando es necesario estar donde hay que estar, estamos. Yo creo que eso lo llena a uno de alegría", agregó.
Después de un comienzo difícil debido a las protestas de estudiantes en el inicio de su presidencia, Bachelet se ganó a la gente con un enfoque pragmático, de estilo amigable y constante crecimiento económico en uno de los países más desarrollados de la región.
Bachelet visitó la zona del sismo para hacer lo que hace mejor: conectarse con franqueza con la gente y comprometerse a cumplir con sus necesidades lo mejor que pueda sin hacer falsas promesas.
Cuando irrumpieron los saqueos, fue criticada tanto por ser demasiado rápida como por ser demasiado lenta para imponer toques de queda y enviar tropas.
Algunos chilenos desconfían de los militares después de la brutal dictadura de 1973-1990 del general Augusto Pinochet y sintieron que era demasiada mano dura contra los saqueadores y que se debería haber centrado más en enviar ayuda.