La Caja Nacional de Salud (CNS) invierte anualmente en promedio US$ 150 por cada paciente; porcentaje mucho menor con relación a otras aseguradoras como las cajas Petrolera o de la Banca Privada, que invierten por paciente US$ 400 y US$ 600 al año, respectivamente.
Entre otros datos de relevancia, el Informe de Cuentas Nacionales, publicado días atrás, da cuenta de que la Caja Nacional de Salud (CNS) invierte anualmente en promedio US$ 150 por cada paciente; porcentaje mucho menor con relación a otras aseguradoras como las cajas Petrolera o de la Banca Privada, que invierten por paciente US$ 400 y US$ 600 al año, respectivamente.
Como es de suponer, esta baja inversión se traduce en una deficiente atención (por decir lo menos) a los afiliados en la CNS, muchos de los cuales deben por ejemplo esperar meses para poder ser atendidos por especialistas y/o realizarse exámenes médicos, no sin antes haber atravesado largas colas para recabar fichas. Ante estos datos y sus lamentables consecuencias, el Director de la Autoridad de Supervisión de la
Seguridad Social (Assus) mencionó que la institución a su cargo prevé “sentar las bases para universalizar el monto de inversión para cada paciente” en las ocho cajas que forman parte de la seguridad social del país.
Ciertamente una estandarización de este tipo contribuiría a mejorar la atención en muchos centros de salud, siempre y cuando se la realice según el monto más alto, claro está, mas nunca hacia abajo. No obstante, para materializar este anhelo hace falta mucho más que una ley que así lo establezca, ya que, en el caso de la CNS, pasa necesariamente por una completa reestructuración que garantice que los recursos se destinen sobre todo para una atención oportuna y de calidad en favor de los afiliados, y no para sostener la burocracia institucional, como hoy en día ocurre.