Tras una fuga de dólares que redujo el valor del peso a la mitad en 2018, impulsando la inflación al 48%, ahora el BCRA enfrenta una situación opuesta después de que la moneda se fortaleció esta semana a través del límite de una zona de no intervención acordada con el Fondo Monetario Internacional.
Buenos Aires.- El Banco Central de Argentina (BCRA) compró US$190 millones en el mercado cambiario en la última semana y podría verse forzado a seguir interviniendo ante una política monetaria muy estricta que apuntala al peso, una postura diferente a la de hace unos meses, cuando gastaba millones de dólares para defenderlo.
Tras una fuga de dólares que redujo el valor del peso a la mitad en 2018, impulsando la inflación al 48%, ahora el BCRA enfrenta una situación opuesta después de que la moneda se fortaleció esta semana a través del límite de una zona de no intervención acordada con el Fondo Monetario Internacional.
En parte, la mejora del peso se debe a la reducción de las expectativas de que la Reserva Federal estadounidense subirá las tasas de interés. El año pasado, un aumento de los rendimientos de los bonos de Estados Unidos había causado una fuga desde los mercados emergentes, castigando a la moneda.
Adicionalmente, la política más estricta aplicada el año pasado para estabilizar a la unidad dejó a muchas pequeñas y medianas empresas argentinas sin acceso al fondeo en pesos. El gobierno del presidente Mauricio Macri congeló la expansión monetaria como parte de un acuerdo con el FMI.
Como resultado de ello, muchas empresas argentinas se vieron forzadas a vender dólares en semanas recientes para hacer pagos de salarios, impuestos y proveedores en moneda local.
La combinación de factores domésticos e internacionales llevó al peso a apreciarse a través del límite de su banda por primera vez el 10 de enero, gatillando la intervención del Banco Central.
El jueves, el organismo se mantuvo al margen del mercado tras varios días de compras de dólares ya que el peso cayó 1,3% a 38,0 por dólar, regresando adentro de la banda, que el jueves se ubicó entre 37,523 pesos y 48,559 pesos.
Pero algunos economistas sugirieron que el banco podría verse forzado a reanudar las compras de dólares al menos los próximos días.
"Las compras de dólares podrían seguir en la medida que continúen las presiones bajistas (de apreciación) sobre el tipo de cambio porque empresas y familias tienen que vender dólares para hacerse de pesos", dijo Martín Vauthier, director de la consultora Eco Go.
Si bien el desplome del peso el año pasado sembró un caos económico, el fortalecimiento de la moneda no es necesariamente algo bueno, según los economistas. La debilidad de la divisa ayuda a hacer los productos argentinos más competitivos en el exterior, ante esperanzas de que un repunte de las exportaciones podría motorizar la expansión luego de una recesión dolorosa.
"Argentina necesita un peso más débil. Una mayor apreciación podría frenar el ajuste externo que Argentina necesita para volver a equilibrase y reducir su déficit en cuenta corriente", dijo Edward Glossop, quien sigue los mercados emergentes para Capital Economics en Londres.
Mantener la banda. Para Carlos de Sousa, economista senior de Oxford Economics, las altísimas tasas de interés argentinas deben bajar a fin de impedir que el peso se aprecie más allá de la banda en el mediano plazo, ya que el banco central se comprometió a no comprar más de US$50 millones por día para estabilizarlo.
"El banco central de Argentina hizo demasiadas promesas. Prometen que no van a permitir que la base monetaria crezca y que no van a intervenir en más de US$50 millones por día, y no más de 2% de la base monetaria por mes. Ese es un conjunto de promesas realmente muy grande", dijo De Sousa.
Sin embargo, a medida que se acercan las elecciones de octubre, en las que Macri afronta una dura batalla para lograr un segundo mandato, el peso también podría enfrentar presiones de venta por un incremento de la incertidumbre política.
Si el peso se sale de la banda por semanas enteras, generaría interrogantes acerca de si el banco debería abandonar ese esquema, de acuerdo con Ilya Gofshteyn de Standard Chartered.
"Es casi una profecía autocumplida. Cuanto más especulaciones haya, más ingresos de capitales habrá y por lo tanto mayor será la presión para que el banco abandone la banda por completo", dijo Gofshteyn.
Otros economistas se mostraron cautos al decir que la banda continuará, aunque podría aplanarse mientras el peso se estabilice aún más.
"Con el paso del tiempo, uno esperaría que pase a un tipo de cambio flotante libre pero habrá que esperar hasta después de las elecciones hasta dar el próximo paso", dijo Dirk Willer, analista de mercados emergentes de Citigroup.