El organismo multilateral prevé una recuperación económica gradual, tras una desaceleración registrada en 2024, año en que el crecimiento regional fue de 2,2%.
Según el último informe Perspectivas Económicas Globales del Banco Mundial, se espera que América Latina y el Caribe (ALC) experimente una recuperación económica gradual en 2025 y 2026, con un crecimiento proyectado del 2,5% y 2,6%, respectivamente. Esto sigue a una desaceleración en 2024, donde el crecimiento regional llegó a 2,2%.
Para el organismo multilateral, la recuperación prevista se atribuye a varios factores, incluyendo la estabilización de la inflación, la normalización de las tasas de interés y un repunte de la economía argentina en Argentina. "Se espera que el alza de los precios de las materias primas impulse las exportaciones regionales, aunque un crecimiento moderado en China podría afectar la demanda", anotó en un comunicado.
El informe del Banco Mundial destaca el desempeño dispar entre las principales economías de la región. En ese sentido, se prevé que Brasil, la economía más grande de ALC, experimente un crecimiento moderado de alrededor del 2,2% en 2025 y 2026. México, por otro lado, se espera que crezca a un ritmo más lento, alrededor del 1,5%, debido a políticas monetarias restrictivas y a la consolidación fiscal.
Destaca el caso de Argentina, país que ha estado en recesión durante los últimos dos años, y que se espera que experimente una recuperación significativa, con un crecimiento proyectado del 4,8% anual en 2025 y 2026. Colombia también podría tener un repunte, con un crecimiento del 3%, mientras que Chile y Perú crecerán un 2,2% y un 2,5%, respectivamente.
Riesgos y desafíos persisten
El Banco Mundial advierte que la recuperación económica de la región enfrenta varios riesgos, incluyendo la inestabilidad fiscal, la persistencia de la inflación subyacente y el endurecimiento de las políticas monetarias. Una desaceleración más pronunciada de lo esperado en China también podría afectar negativamente a la región, al igual que posibles restricciones comerciales y cambios en las políticas migratorias. Además, el cambio climático sigue siendo una amenaza importante para la región, con eventos climáticos extremos que podrían afectar la agricultura y la infraestructura.