Luis Bernal es vicedecano de programas académicos en la colombiana Universidad de los Andes. Recientemente representó a su centro como decano interino en la 9na Conferencia Latinoamericana de Decanos y Directores de AMBA, donde se debatió sobre la innovación en las escuelas, las sinergias con los grupos de interés del MBA y el impacto en el entorno.
Durante las jornadas entre el 29 y 31 de agosto de 2012, se celebró en Cartagena de Indias la 9na Conferencia Latinoamericana de Decanos y Directores de la Asociación de MBA (AMBA). Sus auspiciadores en esta ocasión fueron la Universidad de los Andes de Colombia (Uniandes), la Inalde Business School y la Universidad Icesi.
AméricaEconomía contactó a Luis Bernal, vicedecano de programas académicos de la Universidad de los Andes, para conocer sobre los temas debatidos en el evento y sus opiniones sobre cómo afectará la educación de administración en América Latina.
¿Qué es AMBA?
La Asociación de MBAs tiene sede en Londres. Fue creada con el propósito de analizar los programas de MBA a nivel internacional, con el fin de otorgarles acreditaciones a aquellos que por sus características reunan estándares de calidad de clase mundial.
Por lo tanto, se trata de un certificado internacional a los programas MBA, no a las facultades de administración o escuelas de negocio, sino específicamente al programa.
¿Cuáles fueron los temas más importantes discutidos en el encuentro?
La conferencia giró alrededor de tres ejes básicos, la innovación en las escuelas de negocios, las sinergias que pueden crearse colaborando con los grupos de interés del MBA, o sea todos los stakeholders externos pero importantes para el desarrollo del MBA, y el impacto que tienen las escuelas de negocios en su entorno.
En cuanto a la innovación, se discutió cómo puede aplicarse en los diseños curriculares de los MBA, por un lado, y cómo el tema de la innovación es una preocupación fundamental en los MBA en la enseñanza a los estudiantes.
El segundo eje temático tiene que ver con la relación con los stakeholders de las escuelas de negocio y en particular de los programas MBA, esa relación que se tiene con otras personas que son externas a la organización pero que juegan un papel fundamental en el día a día de los programas. En concreto, ese eje temático se desarrolló dirigido hacia la relación con el gobierno. En particular se vio el caso de Venezuela que como todos sabemos que es un caso complejo para el manejo de las organizaciones.
El tercer eje se relacionó con el impacto de las escuelas de negocio en el entorno. Este eje se desarrolló alrededor de temas como el desarrollo humano sostenible y las empresas culturales, concretamente en Cali.
Adicionalmente, AMBA realizó una presentación sobre cuáles son las tendencias que se observan en el mundo, y en especial en América Latina, referidas a los programas de MBA.
¿Se discutió sobre acciones específicas que apunten a cómo las escuelas pueden cambiar para promover la innovación?
Una de las temáticas discutidas es la innovación en las metodologías de aprendizaje. En varias oportunidades, el tema de la inclusión de las tecnologías de información (IT) e internet, y de la educación virtual, siempre sale y es debatido. Las discusiones se llevan alrededor de cómo tratar el tema de lo virtual, hasta dónde adoptarlo. Una de las conferencias en esta ocasión tuvo que ver con cómo hemos implementado en la Uniandes los aprendizajes a través de plataformas híbridas, permitiendo a la virtualidad complementar la presencialidad, logrando una metodología que une lo mejor de ambos mundos. Aprovecha las fortalezas y ventajas de las dos opciones y logra una sinergia que hace que el proceso de aprendizaje se potencie más. Es una innovación aplicada no al contenido de los cursos sino al estilo de los cursos.
¿Cómo se discute acerca de los estudios de caso como método de enseñanza? ¿Está muy extendido su uso en las escuelas? ¿Se discute cómo adecuar los métodos para adaptarlos al contexto latinoamericano?
No es nuestro caso, de hecho. En la Facultad de Administración de Uniandes consideramos que las metodologías deben ser las adecuadas, estar alineadas con las necesidades de aprendizaje y los objetivos de cada uno de los cursos.
Deben estar integradas en un todo con aquellas competencias que queremos que desarrollen nuestros egresados, y con la realización del programa. Consideramos valioso el estudio de caso como una de los métodos, pero no la vemos como la única. Mal haríamos trabajando sólo con una metodología si queremos alcanzar objetivos de aprendizaje diferentes.
Usamos entonces clases magistrales, casos de estudio, talleres, seminarios, trabajo en campo, metodologías basadas en solución de problemas y aprendizaje colaborativo, dependiendo de lo que requiera el objetivo del curso o programa.
Las escuelas de negocio en general, están emprendiendo simultáneamente otro camino, el de consolidar su planta profesional con profesores que han cursado un doctorado. Eso no era muy común en América Latina. El porcentaje estimado de profesores con doctorados en las universidades latinoamericanas en general no supera el 10%.
Un profesor con doctorado es un profesor que genera conocimientos a partir de sus investigaciones, por lo tanto es un tipo de profesor que impulsa a la facultad, o a la escuela de negocio, hacia un nivel superior de avance académico.
En nuestro caso en particular, el 64% de los profesores de planta tienen título de doctorado, lo cual significa que hay una generación continua de conocimientos a partir de las investigaciones basadas en la disciplina. Ese conocimiento se lleva a los cursos y enriquece el contenido de las perspectivas de los cursos.
En ese orden de ideas, dado que esas investigaciones y aplicaciones se hacen en nuestro medio, en nuestro país y nuestra región, los estudiantes quedan con un entendimiento muy claro en las temáticas y problemáticas del país y la región.
¿Hacia dónde se encamina del financiamiento de las investigaciones?
De hecho, son tres alternativas las que se manejan. Empecemos por decir que hay diferentes tipos de investigaciones. Está la investigación basada en la disciplina, aquella que genera conocimiento en un campo específico académico, teórico y además está la investigación aplicada.
La primera no guarda relación directa con ninguna empresa, o corporación, o con alguna situación particular de una organización, sino con el desarrollo teórico del conocimiento. Entonces, incluso si este tipo de investigaciones estuvieran financiadas por un tercero, no tendría ninguna aplicación, o incidencia, en el desarrollo de ese conocimiento.
La segunda, por supuesto, sí. La investigación aplicada, a una realidad particular de una organización, ciudad, o región, su interés fundamental es llegar a conclusiones que permitan resolver las problemáticas que esas entidades estén enfrentando. Pero no tendría sentido, en mi opinión, que no se tuviera ese camino, porque sería como definir de antemano que de un lado está la academia y del otro, el mundo real. Esa disyuntiva no me parece sana.
Hay un tercer camino que es el que están propiciando los países, no ya las organizaciones o intereses privados, sino los países como estados. Ese camino lo que hace es invitar a la academia a ser parte del análisis y las soluciones de los problemas que afectan a la sociedadades. En ese orden de ideas, particularmente en el caso colombiano, el gobierno ha generado una serie de mecanismos que permiten a las universidades tener acceso a fondos importantes de recursos monetarios para realizar investigación aplicada en campos, o áreas de especial interés de los países.
Concretamente, en Colombia se han implementado tres formas para acceder a fondos. Uno es el sistema de las regalías que se generan a partir de los proyectos mineros y energéticos, en una proporción serán utilizadas para I+D y las universidades tienen parte importante en esto. La segunda vía es el fondo de adaptación, que se creó a partir de las afectaciones causadas por el fenómeno de La Niña, que dañó mucha infraestructura, poblaciones, cultivos, y ocasionó grandes pérdidas. Por eso se creó un fondo de adaptación para atender esas emergencias, y en este caso también las universidades tienen un papel que jugar. En tercer lugar, el gobierno creó una ley de beneficios tributarios que permite a las empresas que financian proyectos de investigación, avalados por Colciencias, el instituto gubernamental que lidera el tema de ciencias en el país, que descuenten de sus impuestos un porcentaje importante por la donación que hagan a esos proyectos. Lo que se logra así es que la empresa privada financia el proyecto de investigación aplicada que por supuesto servirá a la empresa, pero que también entrarán al dominio público porque fueron avalados y financiados en parte por Colciencias. Así le servirán a la sociedad en general.
A nivel internacional se insiste en el rol de las escuelas dentro de la sociedad. El profesor Ghemawat, por ejemplo, afirma que el progreso de un país está vinculado a disponer de un talento con conocimiento administrativo, porque eso beneficiará no sólo al sector privado, sino a la efectividad de la gestión pública. ¿Cómo se manejó este tema entre los participantes?
Totalmente de acuerdo con la afirmación hecha por el profesor Ghemawat. Entonces, respecto a la cuestión de la contribución de las escuelas, hubo de hecho en el congreso un espacio dedicado al tema. Una conferencia abordó el impacto de las escuelas de negocio, y concretamente la inquietud respecto a cómo a través del emprendimiento se puede impactar al ambiente local de las escuelas, la sociedad en la que se desenvuelve.
En el caso específico de Uniandes, por ejemplo, nuestra misión habla de la educación y formación de líderes para el desarrollo sostenible de las organizaciones. De hecho, por eso nos definimos como una facultad de Administración, no como una Escuela de negocio, y es porque entendemos que nuestro impacto va más allá de las entidades privadas y el mundo corporativo, afecta a las organizaciones y al sector público en general. En nuestro plan de estudios, se incluyen materias que se orientan a la gestión pública.
Entendiendo que nuestra misión es la formación de líderes, de aquellos que tomarán las decisiones que contribuirán al desarrollo de las organizaciones y el país, el papel que tienen las facultades de administración o las escuelas de negocio es vital.
Ese tema está muy bien planteado en un libro reciente de profesores de Harvard donde ellos plantean tres grandes perspectivas: el Knowing, refiriéndose a los conocimientos, las habilidades, el entrenamiento, el Doing, que tiene que ver con las acciones concretas, con llevar los objetivos a la práctica, y el Being.
Este Being es el conjunto de principios y valores que rigen las decisiones finales. No es suficiente tener el conocimiento sobre un tema, ni basta solamente tener las habilidades para implementar un modelo o ejecutar una herramienta, es necesario tener la conciencia de que esas decisiones están impactando el entorno, la sociedad, el país. Las decisiones que se tomen deben observar el bienestar común y no uno en particular.