Para la directora de Tecnologías para la Educación del Tecnológico de Monterrey, la base del éxito de la educación online es contar con un excelente modelo educativo y docentes expertos en su disciplina con las competencias necesarias para impartir en esta modalidad. A continuación, la experta refiere sobre las estrategias que se deben tener en cuenta para el futuro del sector educativo.
Varias escuelas de negocios y universidades anunciaron que a partir de septiembre reiniciarán sus actividades, con clases presenciales y también online. Brindando, de esta manera, un modelo mixto.
A esto se suma la posible proliferación de programas online que ampliarán su alcance, generando una mayor búsqueda de calidad de parte de los estudiantes, quienes frente a una mayor oferta tendrán que saber elegir. Para las escuelas habrá que analizar los programas, el cuerpo académico, las credenciales de las escuelas y un modelo pedagógico adaptado para la modalidad virtual.
Bertha Saldívar, directora de Tecnologías para la Educación del Tecnológico de Monterrey, refiere sobre cómo la pandemia transformó la forma en que se imparten clases y qué estrategias se deben tener en cuenta para el futuro del sector.
-Debido a que varias universidades y escuelas de negocios mantendrán algunos programas o la totalidad de ellos en formato online, se cree que habrá mayor competencia. ¿De qué manera las instituciones educativas tendrán que diferenciarse de sus competidores y, a su vez, generar una experiencia de calidad para los alumnos?
Se observa un nivel de competencia similar en los programas presenciales y en los virtuales. Si bien es cierto que con la pandemia del COVID-19 muchas universidades se vieron en la necesidad de pasar a un formato remoto, esto no significa que hayan transformado su oferta académica hacia un verdadero formato en línea.
Sin duda, la oferta de programas en línea aumentará debido a la necesidad de utilizar este formato. Los principales diferenciadores serán la calidad académica, la calidad del profesorado y un modelo pedagógico adecuado al formato en línea, acompañado o habilitado por las tecnologías educativas que lo complementen. Todo lo anterior con el fin de asegurar la entrega de las mejores experiencias de aprendizaje a sus alumnos.
Para lograr generar esta experiencia de calidad, es importante que las universidades diseñen un modelo académico adecuado al formato en línea y capaciten adecuadamente a sus docentes, tanto en el modelo como en técnicas didácticas y las tecnologías educativas que permiten su despliegue.
-Esta mayor oferta, ¿podrá generar bajas en los precios de cursos, diplomados y maestrías? ¿Esto podría hacer que escuelas de EE. UU. o de Europa puedan absorber un porcentaje importante de estudiantes latinoamericanos?
A mediano plazo podrían disminuir los precios de los cursos, diplomados o maestrías. Sin embargo, considero que hay mercado para todos. Definitivamente los estudiantes tendrán la ventaja de poder seleccionar entre un abanico de opciones la que mejor se adecúe a sus necesidades, expectativas y presupuesto. Actualmente ya es posible que nuestros alumnos complementen su formación académica en universidades de todas partes del mundo. Por tanto, considero que, más que preocuparnos por el porcentaje de alumnos que puedan llevarse, debemos buscar las mejores alianzas para potenciar la experiencia de los estudiantes y que desarrollen tanto sus competencias disciplinares como sus competencias para la vida.
-En estos casos, ¿qué tan importante es la tecnología y el saber gestionar entornos virtuales educacionalmente?
Lo más importante es que se cuente con el modelo educativo adecuado y se diseñe de forma simultánea un ecosistema pertinente de tecnologías educativas que cubran cada uno de sus pilares y permitan llevar a cabo las actividades que el docente necesita para lograr con éxito los objetivos académicos.
La tecnología por sí misma no puede asegurar el éxito de este modelo, pero es sumamente importante, ya que sin ella sería imposible desplegar un modelo en línea. La base de su éxito es contar con un excelente modelo educativo y docentes expertos en su disciplina con las competencias necesarias para impartir en esta modalidad.
-Para varias universidades y b-schools de la región, la pandemia los obligó a acelerar su digitalización. Muchos concretaron alianzas con partners tecnológicos y otros apresuraron lo que ya estaban haciendo, pero ¿están realmente cómodos en este formato virtual? Varias escuelas esperan que se encuentre una cura o que se permita el reingreso a las aulas, porque dicen que hay programas que necesitan la enseñanza presencial. ¿Esto es realmente así o existe reticencia de generar espacios virtuales de aprendizaje?
A muchas universidades no les gusta o no creen en el formato virtual. En el caso del Tecnológico de Monterrey tenemos más de 30 años de experiencia en el modelo virtual y a distancia. Con esta experiencia fue posible lograr transformarnos hacia la nueva realidad en cuestión de días. Sin embargo, en un inicio también algunas de nuestras Escuelas pensaron que el número de cursos o experiencias que no podrían impartirse en este formato sería mayor. Después de mucho trabajo, análisis de alternativas y despliegue de soluciones, pudimos determinar que la mayor parte de nuestros cursos y unidades de formación pueden impartirse en modalidad en línea, cubriendo perfectamente los objetivos de aprendizaje y el desarrollo de competencias de los alumnos.
Sin duda, habrá cuestiones prácticas que requieran la presencialidad, como por ejemplo la práctica de un estudiante de odontología. Pero si a algo nos ayudó esta pandemia fue a reinventarnos para explotar lo mejor del mundo digital y reflexionar cómo los espacios virtuales son críticos para el aprendizaje de los alumnos, sin importar si el modelo es presencial o en línea.
-La digitalización es parte de un cambio que se está produciendo a gran escala en las instituciones de educación, ¿de qué manera se debería gestionar esta modalidad y qué metodologías de enseñanza convendría aplicar?
La digitalización del proceso de enseñanza-aprendizaje ya era una necesidad, no solo para el modelo en línea, sino como complemento del modelo educativo presencial, siendo una alternativa para personalizar la experiencia de aprendizaje de profesores y alumnos. La modalidad en línea demanda una transformación del docente: además de ser experto en su disciplina, debe dominar diferentes metodologías, técnicas didácticas y manejo de tecnologías educativas. Existen varias metodologías de enseñanza, pero tres que funcionan muy bien en los modelos digitales a distancia son: el aula invertida, el aprendizaje colaborativo y el aprendizaje basado en proyectos.
El aula invertida o flipped classroom permite al docente diseñar actividades para que el alumno las realice fuera de clase y aprovechar las sesiones sincrónicas para resolver dudas, debatir entre compañeros o profundizar en la práctica de esos conocimientos que el alumno ha adquirido. Otra de las técnicas que es altamente recomendable utilizar en este tipo de formatos es el aprendizaje colaborativo, en donde se fomenta la participación de los estudiantes y la interacción entre ellos, de tal manera que se logre que los alumnos aprendan los unos de los otros para alcanzar los objetivos de aprendizaje. Por su parte, el aprendizaje basado en proyectos también favorece el rol activo del estudiante, motivándolos a aprender en un contexto vinculado al mundo real.
-El rol del profesor en universidades y b-schools, por ejemplo, comenzó a cambiar hace algunos años, pasando a ser una especie de mediador. Ahora con la modalidad virtual se requieren otras habilidades. ¿Cómo podría evolucionar el papel de los profesores?
Claramente, el profesor se vuelve un facilitador del aprendizaje. Por ello, debe ser un buen comunicador, saber diseñar experiencias de aprendizaje significativas, ser capaz de generar comunidades de aprendizaje, ser un excelente mentor para guiar y un excelente motivador para inspirar a sus alumnos. Adicionalmente, el profesor debe ser capaz de manejar las tecnologías educativas que le permitan potenciar el diseño instruccional del curso o unidad de formación que imparte. Durante esta pandemia algo que nuestros alumnos valoraron fue la pasión y empatía de sus profesores. Además, reconocieron su capacidad de adaptación al cambio y su disposición para aprender nuevas herramientas que los motivaran dentro del nuevo formato de impartición.
-A esto se suma la necesidad más que nunca de unir la tecnología con la pedagogía, ¿qué clase de retos tienen por delante las instituciones educativas? ¿Hacia dónde deberían estar mirando?
En el ámbito educativo la tecnología es un medio para lograr los objetivos de aprendizaje; la pedagogía siempre debe anteponerse. Las instituciones educativas tienen por delante el gran reto de disponer de la estrategia y los recursos necesarios para que sus profesores desarrollen las competencias pedagógicas, conozcan las técnicas didácticas y las tecnologías educativas pertinentes con el fin de que puedan diseñar los mejores ambientes de aprendizaje para sus alumnos. Si se traza una estrategia institucional y se establecen los estándares necesarios es posible que con el esfuerzo de todos se puedan desplegar programas académicos con la calidad que los alumnos esperan.
-¿Qué le depara a la tecnología educativa aplicada en ambientes universitarios?
En lo sucesivo se debe seguir apoyando la transformación de las instituciones, habilitar los modelos educativos que desplieguen y permitir que los docentes puedan diseñar las mejores experiencias de aprendizaje, incluso aquellas que aún no se pueden imaginar. Hoy en día ya sabemos que hablar de tecnología educativa no es pensar en una sola plataforma o herramienta, por lo que cada vez más las instituciones educativas deberán diseñar e implementar el ecosistema de tecnologías que potencie de forma significativa cada uno de sus modelos educativos.
En el caso del Tecnológico de Monterrey, desde 2019 iniciamos el despliegue de nuestro ecosistema de tecnologías educativas, en donde se reconoce la importancia de poner a disposición de nuestros profesores y alumnos una serie de plataformas que habilitan cada uno de los pilares de nuestros modelos educativos y que permiten personalizar la experiencia de aprendizaje de nuestros alumnos y profesores.
Este ecosistema incluye: un gestor de contenidos y recursos de aprendizaje; la plataforma a través de la cual se da seguimiento a las competencias que va desarrollando el alumno; las herramientas que habilitan la evaluación del aprendizaje y la retroalimentación constante y oportuna; las tecnologías educativas propias de la disciplina; y, por supuesto, las analíticas de aprendizaje que permiten la personalización de acuerdo con lo que cada alumno va requiriendo en cada momento de su vida universitaria.
Adicionalmente, estamos integrando tecnologías emergentes, tales como realidad virtual, realidad aumentada, blockchain, inteligencia artificial, internet de las cosas, biométricos y telepresencia, las cuales permiten a nuestros profesores diseñar experiencias para innovar en su práctica docente.