Los expertos del BID proponen crear incentivos que apoyen y cuiden la inversión pública, así como promover una regla que facilite la creación de fondos públicos de infraestructura. Ambos objetivos se pueden alcanzar a partir de cambios fiscales, y del rediseño de reglas flexibles que favorezcan la entrada del capital productivo.
América Latina y el Caribe son la región que menos crece del mundo, sin duda esta desaceleración tiene como eje central la tensión comercial que ha espantado la inversión de largo plazo, asegura el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno.
Pero también es cierto que hay una larga lista de reformas que no se hicieron a tiempo en los países de la región, y se dejó pasar la oportunidad de aprovechar la bonanza de precios de bienes primarios, para generar fondos nacionales y políticas contracíclicas, matiza aparte el economista en jefe del organismo, Eric Parrado.
Entrevistados por separado, los expertos del BID proponen crear incentivos que apoyen y cuiden la inversión pública, así como promover una regla que facilite la creación de fondos públicos de infraestructura. Ambos objetivos se pueden alcanzar a partir de cambios fiscales, y del rediseño de reglas flexibles que favorezcan la entrada del capital productivo, detalla Parrado.
“Uno de los motores más eficientes para apalancar el crecimiento en los países de la región es la infraestructura. Dado el rezago que tenemos en los proyectos de infraestructura de sectores prioritarios, se puede anticipar un efecto multiplicador desde el corto plazo en oferta y demanda de bienes y servicios”, aseguró.
Entrevistado al término de un seminario de investigación y política económica en las oficinas del BID, en la ciudad de Washigton, dice que al enfocar en la infraestructura el esfuerzo de Asociaciones Público Privadas, se elevará la productividad y el flujo comercial.
“Al crear fondos nacionales de infraestructura se genera una visión de mucho más largo plazo a salvo de los ciclos políticos, con el fin de identificar proyectos, compartir riesgos entre el sector público y privado, otorgando un rol muy importante al apoyo técnico y financieros de los bancos multilaterales”.
Atacar elusión, el principio. Parrado admite que en un momento de desaceleración económica como el que atraviesa el mundo, suena difícil pensar en una reforma tributaria para reorganizar el flujo sano de ingresos públicos.
Sin embargo, dice que se puede lograr, siendo cuidadosos. Se trata de hacer una revisión profunda en el sistema tributario para identificar los puntos donde hay espacio. Promover una fiscalización a todos los entes que generan riqueza en el país y eficiente el gasto. Hacer una focalización para dirigir los subsidios sólo a quienes más lo necesitan y así vamos liberando recursos y avanzando a un sistema más equitativo.
Brasil y México, gigantes dormidos. El presidente del BID, por su parte, accede a acompañar a El Economista por la 19th Street NW de Washington, rumbo al edificio sede del FMI, mientras da su propio diagnóstico de la situación regional.
Las dos grandes potencias latinoamericanas, México y Brasil, son las que menos crecerán este año, advierte.
Ambas economías registrarán un PIB por debajo de 1%, según las nuevas estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), y de otro lado tenemos el caso de la enorme contracción en Venezuela, que cursa por el sexto año consecutivo, y la reducción de la economía Argentina que por segundo año consecutivo arroja números rojos.
“No es una situación sencilla. Tus dos motores regionales están apenas encendidos y se han venido arrastrando los otros dos que hace años dejaron de moverse. Al desalentarse la inversión con la tensión comercial, las cadenas de valor se han visto presionadas y tampoco tenemos fuerza para alimentar la demanda”, consigna Luis Alberto Moreno.
A su salida de uno de los seminarios que formaron parte de los trabajos aledaños a las Reuniones Anuales del FMI y el Banco Mundial, destaca que México se ha visto particularmente afectado por una serie de choques, donde destaca la tensión comercial con su principal socio, Estados Unidos, el impacto del cambio climático, sumado a la desaceleración económica.
Moreno, quien en un año dejará su posición como líder del BID, dice que hay una segunda línea de economías en la región que “sí están creciendo un poco más”. Se trata de Perú, Chile y Colombia. Pero carecen del tamaño suficiente para convertirse en la tracción regional, advierte.
El presidente del BID hizo un llamado a los países de la región para hacer un ejercicio de evaluación interna que les permita identificar las áreas de oportunidad en su política de gasto, para generar eficiencias que permitan acelerar la dinámica.
Una vez que se tenga una economía menos débil, propone revisar la posibilidad de ejecutar reformas que ahora sí fortalezcan la capacidad de respuesta en eventos de choques y desaceleración.