En un modelo Building Information Modeling (BIM) todas las áreas involucradas pueden aportar y hacer cálculos, en tiempo real, sobre el modelo centralizado.
Cuesta creer que no se está exagerando, pero una sencilla búsqueda en Google permite salir de dudas: el puente vehicular del Riuet, en Mallorca (España), pasaba tan cerca de un edificio residencial que impedía abrir las ventanas de algunos vecinos.
Desde los balcones se podía tocar la estructura con las palmas completas de las manos. Otro caso, mucho menos extraordinario que el anterior, pero muy recurrente en el mundo de la construcción es la falta de espacio para el despliegue de instalaciones.
En medio de la estrechez, se “pelean” un lugar las conexiones de gas y energía, las tuberías de agua y los drenajes, y los cables de telecomunicaciones que suministran servicios como televisión e internet. Corregir el problema suele llevar a demoras y sobrecostos. Existe una metodología capaz de prevenir desde aquellos errores que suelen dar dolores de cabeza: el Building Information Modeling (BIM).
BIM es una metodología de trabajo colaborativo que se abre cada vez más espacio en el mundo de la construcción. Permite que los diferentes actores involucrados en una obra —arquitectos, ingenieros y hasta propietarios— alimenten un único modelo digitalizado del proyecto, que se actualiza ante cada cambio.
En un modelo BIM permite que los diferentes involucrados en una obra alimenten un único modelo digitalizado del proyecto, que se actualiza ante cada cambio.
Claudia Suaznábar, especialista de la División de Competitividad, Tecnología e Innovación en el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), explica que el BIM “más allá del 3D, imita el proceso real de construcción y anticipa los distintos ciclos de vida de una obra; no solo la representa visualmente, sino que simula datos sobre su uso, de manera que, si hay un cambio, el BIM permite ver qué pasaría con ese cambio”.
Tanto es así que, cuando se hace un ajuste al modelo, hasta la lista de materiales se actualiza automáticamente, incluso con las cantidades que implica la modificación. Sus bondades han hecho que estén próximas a lanzarse en Bolivia las primeras licitaciones de obras públicas que exigen el uso de BIM. Se trata de un hospital pediátrico de tercer nivel, en la ciudad de El Alto, y de ocho hospitales de segundo nivel en otros lugares del país.
La operación, valorada en cerca de 250 millones de dólares, es financiada por el BID, y busca contribuir a la eficiencia en el levantamiento de infraestructura hospitalaria. Jorge López es presidente de Lexco, empresa especializada en el diseño, construcción y administración de obras de infraestructura. Ellos hacen parte del consorcio Marial-Lexco, que construye la Ciudad Sanitaria Dr. Luis Eduardo Aybar, una megaobra hospitalaria en República Dominicana de unos 150 mil metros cuadrados de construcción, y en la cual han implementado BIM. Los ahorros en tiempo y costos hablan por sí mismos. “Sin el BIM, el diseño (de la Ciudad Sanitaria) pudo haber tardado un año. Con el BIM lo hicimos en nueve meses”, afirma López.
Agrega que los “clashes” se redujeron en un 80 por ciento. Se refiere a conflictos entre diferentes aspectos de la obra, por ejemplo, una tubería que se cruza espacialmente con un ducto de ventilación, de lo que suelen darse cuenta en plena construcción. Según él, por esta serie de aspectos, el BIM puede reducir los costos de ejecución hasta en un 20 por ciento en cualquier obra, debido a la detallada ubicación de cada elemento en el modelo de diseño.
Para el caso de Bolivia, se han hecho primero una serie de talleres con diferentes actores que han participado en este tipo de proyectos de infraestructura hospitalaria, no solo del mundo de la construcción, como arquitectos, ingenieros y supervisores, sino también fiscales de obra, que son funcionarios públicos, y hasta personal médico.
El propósito ha sido identificar los procesos que acostumbran seguir en el ciclo de cada proyecto, para entender los retos locales y así decidir qué énfasis darle a la utilización del BIM. Según Nayib Tala, consultor de BIM que lideró estos talleres, uno de los desafíos identificados fue la coordinación integral en los proyectos: “Por ejemplo, el equipo contratado para la construcción de una obra entendía que se debía hacer de una manera distinta a como se había proyectado inicialmente; hay una brecha entre lo que se planifica, lo que se diseña y lo que se construye”.
Sara Rivas es consultora en procesos de contratación y también asesora el proceso de licitación para el uso de esta metodología en los hospitales bolivianos. Ella cuenta que, con el BIM, se espera reducir algunos de los problemas más usuales, como “cuando la supervisión de la obra revisaba el proyecto (ya diseñado) para pasarlo al constructor y empezaban a detectar o identificar errores”.
En eso coincide Reynaldo Rodríguez, miembro de la Asociación Boliviana de Arquitectura e Ingeniería Hospitalaria. Al identificar un “clash” desde el mismo diseño, “no arrastramos este error para la fase de ejecución, qué sería más crítico todavía”. En Bolivia ya tienen una primera experiencia en uso de BIM. Se implementó parcialmente, solo en la fase de diseño, para los hospitales de tercer nivel de El Alto Sur y Potosí, que están ya en un estado avanzado de obra. También son financiados por el BID.
Hoy se avanza en la consolidación de una Red BIM de Gobiernos Latinoamericanos, con financiamiento del BID.
En su momento no se exigió la utilización de esta metodología en todas las etapas del proyecto, como sí ocurre para los nueve que vienen en camino. Claudia Gutiérrez, supervisora de la obra del Hospital El Alto Sur (en representación del consorcio que la ejecuta), detalla que el BIM “ha sido utilizado en la etapa de diseño arquitectónico y nos ha servido mucho para la coordinación entre las disciplinas que intervienen”. Puntualmente, fue muy útil para permitir que las distintas áreas trabajaran sobre un modelo digital centralizado y no sobre planos bidimensionales dispersos en diferentes grupos de trabajo. Destaca que “de haber continuado usándolo en la etapa de obra, hubiéramos podido contar con planos actualizados, y en tercera dimensión, al momento de identificar una falencia o un contratiempo”.
Lucio Corrales es fiscal de obra en el Hospital El Alto Sur (en representación del Ministerio de Salud) y participó en los talleres que han servido de base para el uso de BIM en los próximos proyectos hospitalarios. Él ilustra que, en la fase de construcción, cualquier cambio supone demoras. Diferentes profesionales deben validar las implicaciones del ajuste o la corrección, con los planos que cada uno maneja, lo que conlleva una larga serie de reuniones, aprobaciones y comunicaciones escritas.
“Pero, con este sistema BIM, las comunicaciones ya serían directas”, resalta Corrales. Al trabajar todos sobre un mismo modelo, que se actualiza al instante, “se estaría ahorrando tiempo, que es lo más importante en una obra”. La metodología BIM también juega un papel determinante una vez se ha entregado la obra. López (de Lexco) explica que “se puede utilizar para fines de operación y mantenimiento, como un sistema de administración computarizado […] se puede ver en pantalla el comportamiento, por ejemplo, de generadores eléctricos, para detectar potenciales fallas, monitorearlas y controlarlas”.
Es un primer paso en Bolivia, y no únicamente para el sector hospitalario. Se trata de un precedente que puede estimular la utilización integral de BIM en otros ámbitos. El mundo avanza en esa dirección. En Reino Unido, por ejemplo, se exigió por ley que todas las obras públicas incorporen esta metodología. Suaznábar (del BID) analiza que se trata de “una señal que le da el Estado al mercado, para que este sea el estándar al que todos deben adaptarse”.
Sin ir tan lejos, en Chile se impulsa el Planbim, una iniciativa del gobierno que se ha propuesto como meta la obligatoriedad en el uso de esta metodología en todas las licitaciones públicas para el año 2020. Al mismo tiempo se avanza en la consolidación de una Red BIM de Gobiernos Latinoamericanos, que financia el BID. El objetivo es explorar opciones y compartir experiencias para diseñar e implementar políticas públicas que amplíen el alcance del BIM en la región. Además de ahorrar tiempo y costos, bien valdría garantizar que no se llegue, nunca, a obras insólitas como el puente del Riuet.
Este artículo forma parte de Cómo innovar en proyectos de desarrollo: 13 casos de éxito en Latinoamérica, publicación del Banco Interamericano de Desarrollo que puedes descargar en este link
Crédito ilustración: imagen BIM de Purdy-McGuire