Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Gracias a la medicina genómica y la capacidad de estudiar el DNA en la sangre, se van encontrando nuevos caminos para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento más preciso del cáncer.
La biopsia convencional ha servido desde hace años para confirmar la existencia de células tumorales en algún órgano y para saber qué tal ha evolucionado después de tratamiento. Consiste en extraer una muestra del tejido tumoral y analizarlo. Realmente es un método bastante invasivo, riesgoso y doloroso para el paciente pues implica una punción, incisión y muchas veces prácticamente una cirugía para tomar ese tejido a analizar.
Con la nueva técnica llamada “biopsia líquida”, es posible detectar las mutaciones tumorales analizando la sangre del paciente. El doctor Ricardo H. Álvarez, director médico de Investigación Clínica en el Cancer Treatment Centers of America (CTCA) nos comenta que es una técnica muy reciente que ya superó la fase experimental, ya está sanitariamente aprobada, y se empieza a utilizar de manera rutinaria en centros altamente especializados como el CTCA.
Esos análisis hoy son posibles gracias a que, sobre todo cuando hay metástasis, los tumores cancerígenos liberan células al torrente sanguíneo, que se convierte en útil material genético para ser analizado y verificar en uno o dos días la presencia y comportamiento del cáncer.
El cáncer, como nos explica el doctor Álvarez, es como un iceberg. Lo que los estudios alcanzan a detectar es apenas 7% del problema, pero las nuevas técnicas como el llamado Células Circulantes Tumorales, o el DNA libre en la sangre, o la biopsia líquida, son las nuevas herramientas que permiten estudiar las mutaciones en sangre, y ver un poco más allá. De hecho, para el Dr. Álvarez, es de preverse que la biopsia líquida cambie por completo la forma de abordar el cáncer y se convierta en un futuro cercano en una enfermedad crónica y controlable.
La biopsia líquida es un procedimiento aprendido de los tocoginecólogos, que para suplir a la amniocentesis (la extracción de líquido amniótico de la placenta) en embarazadas mayores de 40 años, se encontró que estudiando el DNA en sangre les permitía recuperar parte de líquido amniótico y así verificar si el producto venía o no con defecto.
Ahora la biopsia líquida se aplica mucho en la detección y tratamiento de enfermedades renales, cardiovasculares y varias enfermedades raras. Es una herramienta aún costosa pero es de esperar que en el futuro se vuelva accesible y termine sustituyendo a las biopsias convencionales más agresivas y dolorosas.
El CTCA, una cadena estadounidense de centros especializados en el tratamiento del cáncer que ha ido penetrando con fuerza en el mercado hispano, es líder en este tipo de innovaciones, y participa en estudios de investigación multicéntricos contra varios tipos de cáncer donde va buscando incluir a pacientes latinoamericanos. De hecho, a través de su oficina internacional en la Ciudad de México y su red de oncólogos mexicanos, gestiona la atención de 400 pacientes anuales procedentes de países latinoamericanos, donde 8 de cada 10 provienen de México.