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Bloqueo de EE.UU. a peticiones de asilo pone en aprietos a México
Lunes, Septiembre 16, 2019 - 09:49

La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) teme que la carga sobre los empleados que ya trabajan hasta 15 horas diarias aumentará después de que la Corte Suprema de Estados Unidos restauró una política de Trump que prohíbe la mayoría de las solicitudes de asilo en su frontera sur.

Tapachula, México.- La pequeña agencia para los refugiados en México está agobiada por los solicitantes que están abandonando el sueño americano debido a las medidas contra la inmigración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) teme que la carga sobre los empleados que ya trabajan hasta 15 horas diarias aumentará después de que la Corte Suprema de Estados Unidos restauró una política de Trump que prohíbe la mayoría de las solicitudes de asilo en su frontera sur.

    Como muchos en Tapachula, una ciudad mexicana fronteriza con Guatemala, Danny Pérez, un taxista de 29 años, dijo que soñaba con llegar a Estados Unidos por lo que huyó de la extorsión de las pandillas hondureñas. Pero, tras la prohibición de Trump, está tratando de establecerse en México.

Sin embargo, el joven migrante no puede trabajar sin papeles y no tiene dinero para alquilar una habitación.

    "Esto no es fácil", dijo Pérez, quien comenzó el proceso de búsqueda de asilo la semana pasada.

Resignado a esperar, pasa sus noches en una acera frente a la oficina de COMAR en Tapachula, donde se siente seguro en medio de la agitación constante de los migrantes.

La acción de la Corte Suprema del miércoles, que restableció una política estadounidense que estipula que los migrantes que cruzan otro país en ruta hacia Estados Unidos deben solicitar asilo en ese país, probablemente exacerbará la demanda en México, dijo Andrés Ramírez, jefe de la COMAR.

"Es preocupante", dijo Ramírez a Reuters. "Podemos pensar que eso va a agregar a los números crecientes que hemos estado teniendo".

Alexander Espinoza esperó medio año. Su vida una vez giró en torno a llegar a suelo estadounidense: el salvadoreño de 33 años dice que intentó ingresar ilegalmente 10 veces, incluidos seis intentos en seis meses. Pero cuando Trump aumentó su retórica antimigrante, Espinoza decidió llamar a México su hogar.

La semana previa, COMAR lo reconoció como refugiado, terminando una espera que comenzó en marzo. Aún debe esperar por su tarjeta de residente, pero no estaba desanimado, presumiendo las pulseras trenzadas que había hecho, su incipiente negocio.

Hasta 15 horas. Incluso antes de la acción de la Corte Suprema de Estados Unidos, se esperaba que las solicitudes en COMAR llegaran a 80,000 en 2019, más del doble del total del año pasado. Sólo en agosto, los pedidos aumentaron más del triple desde el año pasado a 8,178.

El viernes por la mañana en Tapachula, unas pocas docenas de solicitantes de asilo esperaban sus citas, cargando coloridas carpetas de plástico con los documentos que determinarán su destino.

    Sentada en un escritorio repleto, Claudia Briseño dijo que los empleados de COMAR -como ella- han estado trabajando a un ritmo agotador. Los 63 empleados de la oficina están procesando 16.350 solicitudes, o alrededor de 260 por persona, aumentando su jornada laboral hasta a 15 horas diarias, dijo Briseño.

"Estamos haciendo triple de esfuerzo en poder dar acceso a todas estas personas al procedimiento de refugio", confesó la funcionaria.

El personal ha simplificado los procesos, reduciendo la frecuencia con la que los solicitantes de asilo deben presentarse, explicó Briseño. Pero el último cambio en la política migratoria de Estados Unidos puede revertir ese progreso.

El escaso presupuesto de la agencia agrava sus problemas. COMAR recibió 1 millón de dólares para 2019, la suma más baja en siete años. El presupuesto para 2020 aumentaría en un 35%, aunque todavía muy por debajo de los casi 6 millones de dólares que el jefe de la COMAR, Ramírez, dice que necesitan.

COMAR se apoya en gran medida en la Agencia de la ONU para los Refugiados, ACNUR, que ha proporcionado 112 empleados y ayudó a abrir tres nuevas oficinas.

Pero hasta que la COMAR esté mejor financiada, los migrantes tendrán poco apoyo para reconstruir sus vidas en México, dijo Enrique Vidal, coordinador del grupo de derechos humanos Fray Matías de Córdova. "La COMAR carece de manera estructural de la capacidad para atender la realidad que estamos viviendo", dijo.

Próxima parada, EE.UU. Para algunos, el asilo en México es simplemente una parada en el camino. Según la política de Estados Unidos confirmada por la Corte Suprema, los migrantes aún pueden tener una oportunidad de asilo en el gigante del norte si su solicitud es rechazada en otro país.

Roger Fuentes, un vendedor cubano de artículos para el hogar que llegó a Tapachula en agosto, dijo que Estados Unidos sigue siendo su objetivo.

"Tienes que solicitarlo o no te queda de otra. El proceso es así", aseguró Fuentes, de 34 años.

El migrante dijo que no intentará descartar su caso de asilo en México, aunque sabe que el rechazo podría ayudar a su proceso en Estados Unidos.

Del mismo modo, Teresa Cardonell confesó que el miedo a la deportación a Cuba la ha determinado a hacer todo bien en México, incluida su solicitud de asilo.

Pero su mente está fija en Estados Unidos. Aterrorizada después de haber sufrido un robo en Tapachula, oscureció sus mechones de pelo rubios para tratar de mezclarse.

"Estamos buscando libertad", dijo la mujer de 34 años. "Todavía no estoy libre, no puedo salir".

Autores

Reuters