De acuerdo con la Encuesta de Demografía y Salud 2016 (Edsa) en el país se pasó de 61,3% en 2008 a 53,7% en 2016.
De acuerdo con la Encuesta de Demografía y Salud 2016 (Edsa) en Bolivia, en los últimos ocho años el porcentaje de niños y niñas menores de cinco años con anemia en el país se redujo en 7,6%, al pasar de 61,3% en 2008 a 53,7% en 2016. Es decir, casi el triple de lo estipulado como aceptable por la OMS: 18,7%. Por otra parte, la encuesta detalla que el 26% corresponde a casos de anemia leve, otro 26% es moderada y un 2,1%, severa.
Complementando estos datos, el Jefe de la Unidad de Alimentación y Nutrición del Ministerio de Salud explica que la mayoría de los casos de anemia devienen por la deficiencia de hierro en la alimentación de los menores de cinco años, y en menor medida por la falta de vitaminas y minerales, inflamaciones crónicas, infecciones parasitarias y trastornos hereditarios.
Respecto a los efectos, los expertos alertan que la anemia ferropénica moderada puede comprometer la capacidad cognitiva de los niños, lo que limita sus perspectivas futuras así como el desarrollo de la población menos favorecida. Mientras que la anemia severa puede provocar desnutrición crónica, un estado irreversible que se manifiesta en tallas y pesos más bajos que los promedios, en una menor capacidad cognitiva y de aprendizaje, y en impactos permanentes en la salud como una mayor vulnerabilidad ante los procesos infecciosos.
Es decir que si bien la disminución antes mencionada pone en relieve un significativo avance en materia de salud pública, aún queda mucho por hacer en este ámbito, ya que todavía son demasiados los niños y niñas cuya salud y desarrollo están siendo mermados por la anemia en el país.