Urgen diligencias para descubrir qué está fallando en la ejecución del multimillonario plan de US$ 1.624 millones.
El 2 de septiembre de 2015, el Presidente del Estado (Bolivia) presentó públicamente su plan “Hospitales para Bolivia”, anunciando la inversión de US$ 1.624 millones para construir en diversos puntos del país cuatro hospitales de cuarto nivel, 11 de tercer nivel y 31 de segundo. Las obras debían haber comenzado hasta este año, sin embargo, 29 no tienen ni siquiera terreno.
En efecto, del conjunto de 46 hospitales públicos anunciados por el Mandatario (en un contexto en el que la opinión pública le exigía cambiar sus prioridades, pues los proyectos deportivos parecían más numerosos que los de salud), solo se han terminado de edificar seis y 11 están en plena construcción; del resto solo se sabe que hay proyectos.
Según información recolectada por este diario, ya terminó la construcción de los hospitales de Colcha K (Potosí), San Buenaventura (La Paz), Achacachi (La Paz), Puerto Suárez (Santa Cruz) y Riberalta (Beni); todos ellos de segundo nivel, más el de Oruro, que es el único de tercer nivel que se ha concluido. Están en obra los de Cobija (Pando), El Alto Sur (La Paz) y Villa Tunari (Cochabamba), también de tercer nivel, además de Madre Obrera (Llallagua), Ocurí (Potosí), Sacaba (Cochabamba), Municipal Carmen López (Aiquile), José de la Reza (Capinota), Culpina (Chuquisaca), Oncológico y San Lorenzo (Tarija), todos ellos de segundo nivel. De los hospitales de cuarto nivel, aún no hay noticias.
El obstáculo común en todos los municipios donde debían emplazarse los nuevos hospitales es la falta de terrenos, ora porque no fueron identificados, ora porque el trámite de expropiación ha resultado ser demasiado engorroso. En menor medida aparece la falta de recursos para avanzar con las obras. Finalmente, no faltan los reclamos de unos y otros respecto del apoyo que brindan o no las autoridades de los niveles departamental y nacional.
En muy pocos casos el retraso se debe a problemas con el proyecto, y es difícil saber hasta dónde ayuda o no la participación de la cabeza del sector, el Ministerio de Salud, cuyos servidores no brindaron información alguna a nuestro periodista respecto de este asunto.
Considerando que no solo en la Constitución Política del Estado, sino también en muchos otros ámbitos se ha afirmado que la salud es una de las mayores prioridades del Gobierno, urge que el Primer Mandatario haga cuidadoso examen de los proyectos para descubrir qué puede estar fallando en la ejecución del multimillonario plan.
No se trata aquí de recordar que parece un rasgo de la cultura gubernamental el que solo aquellos proyectos impulsados por el Presidente llegan a buen término, sino de poner en relieve el hecho de que las grandes transformaciones sufren retrasos por la poca capacidad de gestión que algunos colaboradores del Gobierno han mostrado hasta ahora.