Este último giro podría interpretarse como un intento de acercamiento a Alberto Fernández, situado en sus antípodas ideológicas, debido a la estratégica importancia mutua para ambos países de la relación bilateral.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha cambiado de nuevo de opinión sobre el envío de un representante a la toma de posesión este martes del nuevo presidente argentino, Alberto Fernández, y mandará finalmente a su vicepresidente, Hamilton Mourão.
Este último giro podría interpretarse como un intento de acercamiento a Fernández, situado en sus antípodas ideológicas, debido a la estratégica importancia mutua para ambos países de la relación bilateral.
Por parte argentina, el propio Fernández se habría implicado en los contactos y con el futuro embajador Daniel Scioli hizo llegar una invitación al acto de toma de posesión a un colaborador muy cercano de Bolsonaro, tras lo cual el mandatario brasileño decidió enviar a Mourão, un militar retirado que suele tener posiciones más pragmáticas que Bolsonaro, informa la prensa argentina.
Tras la confirmación de la presencia del vicepresidente brasilero, el propio Mourão ha explicado a la prensa de su país que es "un gesto del presidente para que las relaciones se normalicen. Voy a tratar de embarcar hoy mismo".
La relación entre Bolsonaro y Fernández ha sido muy mala desde que el segundo ganó las elecciones a la Presidencia de Argentina e incluso antes, cuando en plena campaña electoral Fernández visitó al expresidente brasileño Luiz Inácio Lula Da Silva cuando aún estaba en prisión.
"Demuestra un completo desconocimiento de lo que pasa en Brasil", afirmó entonces Bolsonaro, quien criticó abiertamente que la victoria de Fernández supone el "regreso del populismo" a la región.
Bolsonaro dijo incluso que no quería "un éxodo de argentinos huyendo" hacia Brasil y calificó a la candidatura presidencial como "la pandilla de Cristina Kirchner", la misma a la que pertenecen la expresidenta brasileña Dilma Rousseff; el mandatario venezolano, Nicolás Maduro; y los fallecidos gobernantes de Venezuela y Cuba, Hugo Chávez y Fidel Castro. Fernández respondió: "Celebro que hable mal de mí: es racista, misógino y violento".
Desde entonces han intentado rebajar la tensión, al menos desde el entorno de Fernández y el propio presidente electo pidió no contestar más a los agravios y nombró a un peso pesado, Scioli, como embajador en Brasil para que intente mejorar a relación.
Antes de confirmar a Mourão, Bolsonaro había dicho que enviaría a Osmar Terra, ministro de Ciudadanía de Brasil, pero luego se arrepintió y canceló cualquier representación brasileña. Ahora la confirmación de la presencia del vicepresidente de Brasil abre las puertas a que la relación se mantenga por las vías institucionales.