La banda comenzó "Siembra conciencia", una campaña que busca que los colombianos conozcan el grave problema de deforestación.
“Siembra / Siembra el sol por la mañana / El camino que te llama/ Que te grita desde adentro / Y que muestra a dónde ir…". Así empieza Siembra, canción que hace parte de Ayo, el quinto álbum de Bomba Estéreo.
Ayo es un disco especial. El proceso creativo detrás de sus canciones empezó con un pagamento en la Sierra Nevada de Santa Marta. En este ritual, los integrantes de la agrupación limpiaron sus instrumentos para darle paso a la creación y para abrirle la puerta a nuevos sonidos, después de diez años de viajar por el mundo.
Su reconexión con la madre tierra y con sí mismos fue fundamental para volver a sus raíces musicales. Además, les permitió darse cuenta de una realidad de la que es muy difícil escapar: los seres humanos estamos acabando con el medio ambiente. Después de esa experiencia, entonces, decidieron actuar de inmediato. Y esta canción fue el principio de todo.
Después de abrir los ojos, de la mano de los mamos en la Sierra, dieron inicio a la campaña Siembra Conciencia, en la que trabajan desde finales del año pasado.
Su música siempre se ha caracterizado por decirle verdades a la sociedad colombiana, pero esta vez quisieron ir más allá de la música: “Sentimos la necesidad y el compromiso de utilizar nuestra voz e influencia para generar una conciencia, creo que es lo que podemos hacer siendo músicos. No somos políticos, tampoco ambientalistas y, aunque realmente los cambios deberían venir de parte del Gobierno, lo que estamos haciendo es exponer una serie de problemáticas que están pasando en Colombia en temas ambientales”, comenta Simón Mejía, líder de la campaña.
El calentamiento global dejó de ser un asunto que nos preocupará en el futuro; es una realidad que nos toca ya. Basta con sentir el sol picante en Bogotá, a las 10:00 de la mañana, y presenciar ese aguacero que nos hiela los huesos a las 4:00 de la tarde. Solo hay que ver las noticias y encontrarse con que decenas de osos polares invadieron el archipiélago de Nueva Zembla, en Rusia, en busca de comida por el deshielo del Ártico.
La problemática a la que hace referencia Mejía tiene que ver con el calentamiento global: están deforestando la Amazonía colombiana en nuestras narices y seguimos cruzados de brazos como sociedad.
De acuerdo con datos dados a conocer por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), en el 2017, Colombia perdió casi 220.000 hectáreas de bosque natural, más del 65% de ellas en la Amazonía, una región que, asegura la Fundación para la Conservación y el Desarrollo Sostenible (FCDS), es un territorio vital, pues cumple una función transcendental en los ciclos ecológicos de todo el planeta.
Adicionalmente, la deforestación contribuye al aumento acelerado del calentamiento global, lo cual podría causar la extinción total de los nevados y los glaciares, y la desaparición del 75% de los páramos de Colombia. Además, genera daños en los ciclos del suelo y la pérdida de biodiversidad.
Ante este panorama, Siembra Conciencia busca que los colombianos conozcan el grave problema de deforestación que existe en el país. “Acá hemos sido muy pasivos, cuando en realidad tenemos que salir a exigirle al gobierno por la deforestación que se está haciendo, porque es culpa de ellos. El Estado abandonó un lugar que se volvió el patio trasero de Colombia. Nosotros ponemos el primer grano de arena, pero ojalá se generaran movimientos fuertes y saliéramos a marchar a la calle, como se ha hecho para otras causas”, agrega.
Para darle fuerza a la campaña, realizarán un concierto gratuito el 25 de mayo, en San José del Guaviare. También sembrarán árboles, limpiarán playas y recolectarán basuras en diferentes lugares del país. La primera actividad se hizo el pasado 18 de noviembre, en Guasca, Cundinamarca: se sembraron 1.500 nuevos árboles en la reserva natural El Zoque, con el apoyo de Agua Siembra.
“En la medida en la que uno se hace consciente del impacto ambiental que está ocasionando con sus actos diarios, comienza a consumir menos, a bajarle un poco al ritmo de vida, a vivir un poco más austeramente. Creo que por ese lado se puede lograr que poco a poco el impacto disminuya, que no sea tan fuerte como lo es hoy en día”, finaliza Mejía.