El intento de frenar el desarrollo de mosquitos del Aedes aegypti, causante de la fiebre amarilla, podría haber fracasado.
En Brasil, un intento de frenar el desarrollo de mosquitos del Aedes aegypti, causante de la fiebre amarilla, podría haber fracasado. Aparentemente, las mutaciones genéticas fueron transferidas a la población local de esos insectos.
La empresa británica Oxitec había liberado unos 450.000 mosquitos machos cada semana, durante 27 semanas, en la ciudad de Jacobina, en la región de Bahía, para combatir enfermedades infecciosas como el dengue, el virus del zika y la fiebre amarilla, que allí son endémicas. Esos mosquitos macho contienen dos genes de la mutación genética OX513A, que provocan que no puedan tener crías que sobrevivan. Sus crías, llamadas F1, morirían antes de llegar a la etapa adulta. Esta técnica, que ya se ha utilizado en otros países, evitaría que esos mosquitos aumenten su población.
La población de mosquitos había colapsado
La esperanza del Ministerio de Salud era reducir las poblaciones de mosquitos en un 90 por ciento. Y eso funcionó bien durante el experimento. Aproximadamente 18 meses después del final de las pruebas, la población de mosquitos volvió a su volumen anterior.
La modificación genética de los mosquitos liberados también produjo una proteína fluorescente que hizo posible distinguir la primera generación F1 de otros mosquitos.
Investigadores de la Universidad de Yale han examinado a los mosquitos encontrados en la región para determinar sus alteraciones genéticas, luego de 12, 27 y 30 meses desde su liberación, respectivamente, y llegaron a la conclusión de que partes de la alteración genética habían migrado inesperadamente a la población de mosquitos locales.
La modificación genética se transmitió
En las diferentes pruebas, entre el 10 y el 60 por ciento de los mosquitos de la población natural portaban los cambios correspondientes en el genoma. El estudio fue publicado en Nature: Scientific Reports el martes 10.09.2019.
Si el experimento hubiera resultado como lo predijeron originalmente los científicos, la modificación genética no habría migrado a las poblaciones de mosquitos, porque la siguiente generación de los mosquitos liberados no habría podido reproducirse.
Los críticos toman la palabra
El equipo de investigación de Yale en torno a Jeffrey Powell advierte que la población de mosquitos recién creada podría ser más robusta que la anterior. La lección, según él: "Es importante acompañar estos experimentos con un programa de observación para detectar cambios inesperados".
Los biólogos críticos de la ingeniería genética son aún más escépticos. "La liberación de los mosquitos se llevó a cabo apresuradamente, sin que se aclarara ningún punto", dijo el biólogo brasileño José María Gusman Ferraz al periódico Folha de Sao Paulo.
Testbiotech, un laboratorio de investigación de Múnich crítico de la ingeniería genética, también acusa a Oxitec de haber comenzado el experimento sin suficientes estudios preliminares. "Los experimentos de Oxitec han llevado a una situación en gran medida incontrolable", dijo el director general, Christoph Then, a la agencia de noticias dpa. "Este incidente debe tener consecuencias sobre el empleo de la ingeniería genética en el futuro", exigió.