Con la búsqueda de una impronta entre lo profesional y lo familiar, propone un lugar de trabajo compartido en Punta Gorda.
ElObservador.com.uy. Tranquilidad y luz natural es lo primero que se percibe al entrar al edificio de la empresa de software uyGroup, ubicado en avenida General Paz y Caramurú, en pleno barrio de Punta Gorda. Además de la firma tecnológica, hace poco más de dos meses funciona allí Businessuy, que ofrece oficinas privadas y un espacio de cowork. Su director, Claudio Abbiati (quien lidera también uyGroup), define ese espacio como una forma de facilitar el día a día de pequeñas y medianas organizaciones, trabajadores independientes y emprendedores.
Otra cosa que puede verse al recorrer las instalaciones –en donde predomina el color blanco– es un gran cartel de la Organización de Mujeres Empresarias de Uruguay (Omeu). Abbiati confirma que acaba de acordar con la organización su instalación en una de las oficinas.
El empresario es consciente de la existencia de diferentes coworks en Montevideo, pero confía en ofrecer una propuesta diferente. "Quizás Businessuy no tenga la impronta juvenil de otros espacios, pero tiene más seniority, sin desmerecer a los otros, y eso puede atraer a otro tipo de público", comentó.
La apuesta es a brindar un equilibrio entre lo profesional y lo familiar, en un lugar tranquilo y cómodo, que permita que los equipos de trabajo que se instalen puedan ampliarse en la medida que lo necesite cada proyecto. A las oficinas privadas se las alquila con un lugar de estacionamiento, ubicado al fondo del predio. Como oferta de lanzamiento se definió un descuento de 20% por este año, además de estar negociando convenios con diferentes instituciones.
Según Abbiati, el brindar servicios de secretaría y recepción es otro plus; detalles que brindan nivel junto con la ubicación. "Nuestra idea es que metan foco en su negocio, y resolverles todo lo tecnológico más los servicios", amplió.
La idea de añadir este espacio a las oficinas de UyGroup empezó a germinar en 2014 y sirve para diversificar el negocio. Surgió a partir de la experiencia de Abbiati en sus viajes por trabajo a Angola, en donde un centro de negocios ubicado junto al hotel donde se hospedaba fue una "salvación" para no tener que incurrir en gastos fijos de luz, agua, wifi, telefonía, limpieza, entre otros.
Pero, además, el anexar este espacio responde, según Abbiati, a una cultura corporativa de optimizar recursos, de permanente intercambio, trabajo en red y generación de contactos que se fue forjando en la particular historia de la empresa tecnológica.
La inversión hasta el momento para adecuar el lugar es de US$100.000, a lo que se suma US$60.000 para la construcción de un salón multiuso, que se estima estará finalizado para fin de año. Hoy se tiene construído 323 metros cuadrados, además de otros 1.425 destinados a espacio verde y estacionamiento.
De la crisis de 2002 a Angola
Abbiati dice que en el edificio de Businessuy debería haber colgada una foto del histórico dirigente de la Asociación de Empleados Bancarios del Uruguay (AEBU), Juan José Ramos (quien murió en 2007), "el tipo más inteligente" que conoció en su vida, y que tuvo mucho que ver en la génesis de la empresa tecnológica. Abbiati trabajó 18 años en la banca y está orgulloso de su pasaje como dirigente sindical. Empezó a trabajar en Ediguay, una colateral del entonces Banco Comercial, que le brindaba servicios informáticos.
Durante la crisis de 2002, cae el Banco Comercial y Abbiati lo recuerda como un tiempo en que hubo que actuar de bombero. Al crearse el Nuevo Banco Comercial (con la fusión del Comercial, Montevideo, Caja Obrera, y el Crédito) se negoció con las autoridades que un grupo de empleados iniciara un emprendimiento para brindar servicios informáticos a la nueva institución.
"Yo le llamaba en broma el neosindicalismo. ¿Dónde quedaban los explotados si no había más explotadores? Era un desafío fundar tu propia fuente de trabajo y como resultado de tu prosperidad darle trabajo a otros que estaban en el bolsón del sindicato bancario. Arrancamos 22, hoy quedamos tres", recordó Abbiati.
Empezaron en 2004 con tres clientes (uno de ellos el NBC), la antigua sucursal del Comercial de Punta Gorda (que luego compraron), algunos escritorios y unas computadoras, y se dedicaron al software bancario. Al poco tiempo, recuerda que fueron a agradecerle al ministro de Economía, Alejandro Atchugarry, que los escuchó atentamente. "Solo voy a darles un consejo si me lo permiten: que uno mande, alguien tiene que mandar", les recomendó.
En 2007 la empresa ganó una licitación para el Banco Central de Angola. Los socios decidieron separar el negocio internacional, liderado por Abbiati, del nacional. Hoy, la empresa tiene como clientes en Angola a seis bancos, incluido el banco central de ese país.
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