Caminando unos pocos metros, los visitantes pueden pasar de la época helénica del siglo IV a.C. a la romana del II d.C. cuando esta zona, poblada desde la Prehistoria, vivió su tiempo dorado, pues se supone que contaba con alrededor de 10.000 habitantes.
La combinación de espléndidos monumentos helenísticos, romanos, bizantinos y venecianos con la belleza de bosques, el mar, el lago y la montaña convierten el parque nacional albanés de Butrint, Patrimonio de la Unesco, en un sitio arqueológico mágico y único en el Mediterráneo.
Situado en el sur de Albania, enfrente de la isla griega de Corfú, Butrint, una de las más importantes urbes portuarias mediterráneas de la antigüedad, está despertando cada vez más el interés de los turistas, que llegaron a 100.000 el año pasado, 10% más que en 2012.
Caminando unos pocos metros, los visitantes pueden pasar de la época helénica del siglo IV a.C. a la romana del II d.C. cuando esta zona, poblada desde la Prehistoria, vivió su tiempo dorado, pues se supone que contaba con alrededor de 10.000 habitantes.
"Butrint es un museo al aire libre donde ves huellas de todas las civilizaciones del Mediterráneo: griega, romana, bizantina, veneciana y otomana. Hay fusión de culturas y los monumentos están superpuestos uno encima de otro, lo que complica nuestro trabajo", explicó Erjona Qilla, la arqueóloga del parque.
Según la mitología, Butrint fue fundada por Heleno que huyó de Troya y antes de llegar a Italia paró en esta zona para sacrificar, en su barco, a un toro que no murió enseguida, sino que nadó herido hasta que llegó a la costa.
Heleno lo interpretó como un buen presagio por lo que le puso el nombre de Buthrotum (toro herido) a este lugar.
Los restos más antiguos datan del siglo IV a.C. y son el teatro griego de 1.500 asientos, el templo de Asclepio, dios de la medicina, el santuario, las murallas de grandes piedras de 8 metros de altura, así como la puerta del Lago, similar, según describe el poeta Homero, a la puerta Scea de la ciudad de Troya.
"Mira que muros han construido nuestros antepasados que han resistido miles de años. Los que construimos hoy se rompen enseguida", declaró asombrado el visitante Kreshnik Mertiri.
Más allá, un grupo de turistas húngaros escucha con atención a la guía que les señala el foro, que durante la colonización romana era el corazón cívico y comercial de la ciudad.
"Me gusta este sitio porque no sudas y no te quema el sol. Aquí contemplas los bellos monumentos desde la sombra de los árboles y entre el canto de las cigarras", afirmó Karolina Bojti, una de las turistas húngaras.
En el año 44 d.C Julio César y Octavio Augusto trajeron colonos romanos y la ciudad prosperó y se extendió sobre 20 hectáreas en las que se construyeron templos, palacios, baños, gimnasios, viviendas, acueductos y cementerios.
En los siglos V-VI posteriores, la ocupación bizantina de Butrint difundió el cristianismo, vestigio del cual son el Baptisterio que, con un suelo de mosaico precioso, es uno de los monumentos más sofisticados de la época en el Mediterráneo junto con la gran Basílica construida sobre los baños romanos.
Más tarde, en el Medievo, la ciudad perdió importancia y fue ocupada por los anjouinos, venecianos y otomanos.
Butrint era una colina verde rodeada de agua hasta que el arqueólogo italiano Luigi Maria Ugolini descubrió la mayoría de los restos históricos a finales del año 1920.
En los últimos tiempos, Lord Rothschild a través de la "Fundación Butrinti" ha contribuido a la conservación de este sitio arqueológico.
La autogestión del parque, la mejora de la infraestructura de carreteras y del parque mismo han influido en el aumento del número de turistas, según confiesa la especialista Qilla.
Albania, que desde hace 20 años ha sido el país más aislado de Europa, se está convirtiendo en uno de los mejores destinos turísticos.
El sector turístico aporta 1.100 millones de euros al año, el 12% del Producto Interior Bruto, mientras que las autoridades esperan que en 2014 3,5 millones de turistas visiten el país.
* Crónica EFE. Fotografía Butrint.org