La tendencia a comer de forma más saludable les abrió espacio en los supermercados e hizo que se abrieran tiendas especializadas.
Volver a lo natural es la premisa que hay detrás del consumo de productos orgánicos, un negocio que está ganando terreno en las góndolas de las grandes superficies uruguayas y que ha generado la aparición de tiendas especializadas.
Orgánico se considera todo aquel alimento cuyo proceso de elaboración no involucró productos sintéticos, como pesticidas, herbicidas y fertilizantes artificiales. Su consumo tiene que ver con una tendencia a alimentarse de forma más sana, explica la licenciada en psicología especializada en investigación de mercado y tendencias, Verónica Massonnier.
“La preocupación por una alimentación más saludable ya lleva más de una década y por tanto es considerada una verdadera tendencia”, dice la experta. Lo atribuye a tres razones: la asociación de la alimentación con la salud, la inquietud por la estética donde las dietas ya no son vistas como una “privación” sino como un “cambio a largo plazo en la forma de comer” y los cambios en las propuestas comerciales y en la oferta que facilitan la adquisición de estos productos.
“El concepto de orgánico crece en interés entre públicos más amplios y la etiqueta de producto orgánico se percibe como un valor agregado”, plantea Massonnier. Para la nutricionista Luciana Lasus, en tanto, este auge es una mezcla entre “toma de conciencia” y “moda”, lo que conformó una tendencia que no tiene más de “cinco años” en Uruguay.
“Lo orgánico surgió como una alternativa que busca mejorar las condiciones de vida tomando conciencia de que hay que cuidar se”, explicó Lasus. A su entender, los alimentos de este tipo que más se consumen en Uruguay son las frutas y las verduras. El aumento de la demanda generó un crecimiento en la oferta de lugares que tienen disponibles alimentos orgánicos en la plaza local. “En las góndolas la oferta estaba, pero ahora rota más. Lo orgánico está acaparando el mercado”, concluyó Lasus.
Según los consultados para este informe por C&N, aunque es muy variado el público que consume estos productos, hay tres grupos que se repiten: personas jóvenes con “cabeza abierta” que quieren cambiar sus hábitos alimenticios, amas de casa que buscan incorporar alimentos saludables pensando en la alimentación de sus hijos y hombres abocados al deporte.
Buscar lo natural
Mercado Verde (www.mercadoverde.com.uy) abrió en 2010. En sus comienzos, era una tienda que ofrecía “superalimentos” (considerados beneficiosos para la salud y el bienestar integral como pueden ser las bayas de goji, un fruto originario del Himalaya que aporta nutrientes). Pero la demanda llevó a que fuera incorporando alimentos orgánicos. Hoy cuenta con tres locales: uno en Pocitos, otro en Carrasco y otro en Punta del Este.
Quienes los frecuentan son generalmente personas curiosas que buscan conocer más de esta tendencia, los que ya son “amigos de la casa” y también hay muchos extranjeros. En Mercado Verde se pueden encontrar desde semillas hasta vinos orgánicos chilenos.
Por ejemplo, hay leche orgánica importada a $130 el litro, aceite de coco orgánico traído desde Sri Lanka que cuesta $350 los 500 gramos y se puede utilizar como sustituto de los aceites tradicionales, hasta jarabe de agave. Este último es extraído de una planta mexicana llamada agave azul, y se utiliza para sustituir la miel. El frasco de 330 gramos cuesta $139. Pero la última incorporación de la tienda son los shots de wheat grass: brotes de pasto que se consiguen a partir de trigo germinado.
Gracias a una máquina, montada en una pequeña barra en el local de Pocitos, se convierte el pasto en un líquido que se puede tomar como infusión. “Es uno de los suplementos alimentarios más utilizados en la actualidad por su alto contenido en clorofila, vitaminas, minerales, aminoácidos y enzimas”, contó la dueña del local, Valentina Borrazás. El shot cuesta $70, pero también se pueden adquirir los brotes para prepararlo en casa.
Pioneros en lo orgánico
Por 2004, varios productores agrícolas comercializaban sus productos orgánicos en la feria del Parque Rodó. De a poco notaron que la demanda era cada vez mayor, y con un día por semana dejaban a clientes insatisfechos. Fue así que surgió la idea de fundar una cooperativa de productores orgánicos, lo que dio lugar al nacimiento de Ecotienda (www.facebook.com/ecotiendas.mvd).
Ubicados en la calle Maldonado, estos 18 productores ofrecen frutas de estación totalmente orgánicas, además de otros productos como quesos, yerba, pulpa de tomate, harina integral. Aunque la clientela es muy variada, de un tiempo a esta parte se nota el peso de las generaciones “más jóvenes”, según contó una de las productoras de la Ecotienda, Lut Boone.
Si bien Boone reconoció que algunas frutas y verduras pueden resultar más caras que las no orgánicas, mantienen una política de precios que no varía en función, por ejemplo, de las catástrofes climáticas.“Cuando el tomate estaba a $ 90 por las inundaciones nosotros no subimos el precio”, explicó.
En la góndola
Ser orgánico (www.facebook.com/serorganicouy) es una distribuidora de alimentos orgánicos importados que logró entrar en reconocidas cadenas de supermercados. Alfonso Cardoso, quien trabaja en este negocio junto a su socia Rossana Henderson, contó que no fue difícil lograr la aceptación de Disco, Devoto, Géant y Tienda Inglesa.
“Las cadenas se están concientizando cada vez más. Algunos productos fueron aceptados enseguida y creo que en el corto plazo vamos a lograr que lo hagan todos”, comentó Cardoso. Aunque señaló que los productos con estas características pueden llegar a ser desde 20% hasta 30% más caros –más teniendo en cuenta que en su caso son importados–, la percepción es de un aumento en el consumo. “Son caros porque los procesos para que sean declarados orgánicos requieren de muchos controles. No es accesible para todo el mundo”, señaló Cardoso.
Ser orgánico ofrece 17 productos de distintas marcas, entre los que se puede encontrar por ejemplo la Kombucha, una bebida efervescente elaborada a partir del té oolong orgánico recién hecho, que originalmente se preparaba en el Himalaya a partir de té fermentado. Viene en dos sabores: natural y pera y jengibre. “Varios años atrás no había tiendas especializadas ni orgánicas, ni para diabéticos o celíacos. Hoy se abren cada vez más. Lo noto porque me llaman todo el tiempo para averiguar por los productos”, concluyó Cardoso.