En los últimos dos meses, la moneda se ha debilitado un 6,5% frente al dólar, por detrás de las principales monedas de la región en Brasil, México, Perú y Colombia. Y podría debilitarse más después que el viernes terminó el programa de intervención, como estaba fijado.
La moneda chilena recibió un estímulo a mediados de julio con una intervención del Banco Central por US$ 25.000 millones, pero últimamente ha tenido uno de los peores desempeños de la región en un ejemplo de lo difícil que es la batalla para contrarrestar un dólar desenfrenado.
Ahora amenaza con romper nuevamente la barrera de los 1.000 pesos por dólar tras tocar un mínimo histórico cercano a los 1.050 pesos en julio, cuando el Banco Central lanzó su plan de ventas spot de dólares por hasta US$ 10.000 millones y de instrumentos de cobertura cambiaria por ese mismo monto.
Además, ofreció un plan de swap de divisas por hasta US$ 5.000 millones.
El movimiento ayudó con éxito a eliminar la volatilidad del peso.
Sin embargo, a medida que el dólar se dispara y las alzas en las tasas de interés por parte de la Reserva Federal impactan en las monedas mundiales desde la libra esterlina hasta el yen japonés y el yuan chino, se desvanece el efecto de la intervención en Chile.
En los últimos dos meses, la moneda se ha debilitado un 6,5% frente al dólar, por detrás de las principales monedas de la región en Brasil, México, Perú y Colombia. Y podría debilitarse más después que el viernes terminó el programa de intervención, como estaba fijado.
"Probablemente en el corto plazo, tal vez en octubre, veamos 1.000 pesos (por dólar) y tal vez se extiende máximo histórico que tenemos", dijo Angel Rubilar, analista senior de Libertex con sede en Santiago. La moneda ahora vale 968 unidades por dólar.
Chile no está solo en tener que defender su moneda. Las intervenciones de divisas han aumentado en India, Filipinas y Corea en las últimas semanas, mientras que el banco central de Japón acaba de gastar un récord de 2,8 billones de yenes (US$ 19.700 millones) en el mercado de divisas.
Esa intervención, luego de la caída del yen a un mínimo de 24 años de casi 146 por dólar, desencadenó un fuerte rebote de más de 5 yenes por dólar, aunque la moneda volvió a bajar a alrededor de 144,7.
'LAS RESERVAS NO SON INFINITAS'
Diego Mora, estratega de mercado de XTB Latam, dijo que la intervención del Banco Central chileno ayudó a reducir las posibilidades de movimientos agresivos, pero la medida tiene sus límites.
"La intervención fue exitosa para el objetivo que buscaba el Banco Central, que era controlar la volatilidad del tipo de cambio más no el precio", señaló, agregando que los mercados ya habían incorporado el fin de la intervención.
"Hemos visto una reducción de la volatilidad. La posibilidad de ver subidas agresivas es menor", añadió.
Chile, mayor productor mundial de cobre y segundo de litio, también lidia con una inflación anual de alrededor de 14% hasta agosto, débiles precios del metal rojo y una recesión prevista para 2023, lo que agrava el impacto de la fortaleza del dólar.
El estratega de divisas Juan Prada de Barclays dijo que el endurecimiento de las condiciones financieras globales estaba aumentando la presión sobre algunos mercados regionales particularmente susceptibles a los impactos económicos globales externos.
"Hemos identificado a Chile y Colombia como vulnerables, y el COP (peso colombiano) y el CLP (peso chileno) han tenido un desempeño inferior al de sus pares latinoamericanos" desde la reunión de septiembre del Comité Federal de Mercado Abierto de Estados Unidos.
Sin embargo, el Banco Central chileno no ha dado indicios de una nueva intervención. Analistas y operadores dicen que, a pesar de las presiones, otra intervención sería "apresurada" y podría poner en riesgo la estabilidad a largo plazo al afectar los niveles de reservas.
"Las reservas no son infinitas", dijo Mora. "En la medida que un Banco Central tenga menos reservas directas de moneda extranjera, el país se vuelve más riesgoso con sus tasas de largo plazo", planteó.