Pasar al contenido principal

ES / EN

Cambio de mando: el espíritu necesario para el 11 de marzo
Martes, Marzo 9, 2010 - 13:53

La forma en que los recursos sean ofrecidos y utilizados marcará el éxito o fracaso de la reconstrucción de un nuevo Chile. Por eso, del entrante equipo de Piñera este periodo demandará la capacidad de decisión, el don de mando y, sobre todo, mucho coraje.

Más allá del color o tendencia política, lo que Chile necesita es un potente discurso político, integral y de unidad nacional para el cambio de mando.

No hay duda que las recriminaciones por el accionar del gobierno de Michelle Bachelet frente al terremoto, válidas o no, serán el pilarde los próximos meses. Los culpables por omisión, incapacidad o negligenciadeberán responder con sus cargos y carreras (económicas, militares y políticas). Porque dada la magnitud del error, será muy difícil paracualquiera involucrado evitar u ocultar sus responsabilidades. Asimismo, sobre todoserá difícil no exigir el máximo rigor para aquellos que se permitieron elderecho, por sobre la ley, de transformarse en vándalos en momentos de tanto dolor.

Sin embargo, más allá de cualquier simpatía política porla centro-izquierda o la centro-derecha, o por la obligación de avanzar en reparar loserrores de conducción y toma de decisiones, y sobre todo de gestión efectiva, loque se necesita Chile es un potentísimo discurso para el 11 de marzo.

Este terremoto dista de cualquiera otro que hubiera afectado aChile durante el siglo XX, y lo que hemos vivido del XXI. La destrucción escuantiosa y las cifras se han transformado en millonarias. Sin embargo, el presenteno tiene doble lectura, ni menos dos oportunidades. La forma en que losrecursos sean ofrecidos y utilizados marcará el éxito o fracaso de la reconstrucción. Estano puede ser la lógica de la Teletóno de una red de ayuda social-comunitaria: esta es la reconstrucción de un país, Estado, nación, es decir, de un nuevo Chile. Por eso, este momento demanda capacidad dedecisión, empuje, don de mando, gestión y mucho coraje.

Así, el discurso del 11 de Marzo de 2010 deberá imprimir ytransmitir fortaleza, unidad, creatividad, y sobre todo, la certeza de que losrecursos estarán disponibles. El gobierno entrante no puede dudar entre lavisión de mercado versus Estado.

Así, el Estado tendrá una función defundamento basal y el mercado de ejecución. Al apoyo externo y el ofrecimientode créditos blandos del mundo, se debe sumar la fuerza del financiamiento nacional.Hoy existe dinero suficiente que respalde una reconstrucción vigorosa y moderna,por ende los índices podrían cambiar de manera sustancial, haciendo bajar eldesempleo, aumentando el crecimiento y, dado el alcance, generando losindicadores necesarios para que la próxima administración cumpla con las expectativas que permitan satisfacer las promesas electorales.

Los recursos deben fluir y estar al alcance de cualquiera que los necesitey en los tiempos necesarios para desarrollar el proyecto reconstructivo. Elmensaje debe se transversal e incluir todas las áreas: educación, salud,vivienda, infraestructura vial e incluso apoyo de políticas sociales integralesy efectivas.

Entonces, la reconstrucción efectiva depende en gran medida de cómo el nuevo gobierno imprima un sello deoptimismo y de unidad social. Así, el discurso del 11 de marzo de 2010, como yalo han sostenido algunos especialistas, es y por causas naturales, la única oportunidadque tiene el presidente entrante de generar desde el comienzo un impacto revitalizador de unidad yde confianza en el país. Dicho en otras palabras, no hay espacio para el error.