El fondo Global Cannabis Capital venderá participación a inversionistas a través de tokens e invertirá el total de lo recaudado en compañías enfocadas en la industria cannábica. Los compradores de este activo digital, por su parte, podrán comercializarlo en el mercado secundario.
Próximamente, desde la plataforma blockchain Ethereum, una persona podrá adquirir acciones en un fondo de inversión de cannabis. Se trata de Global Cannabis Capital (GCC), una compañía constituida en Luxemburgo que venderá participación o acciones a través de tokens (unidades de valor digitales que representan el valor de un activo), en lugar de la tradicional oferta pública inicial (OPI).
Detrás de GCC está el uruguayo Andrés Israel, CEO y fundador de Cannabis Company Builder (CCB), una incubadora que ayuda a emprendimientos relacionados con la industria de cannabis a armar su estrategia de negocio. “La idea de tokenizar [acciones] nace porque es un canal mucho más eficiente para atraer capital. Hoy hay marcos regulatorios que ya permiten hacerlo de manera legal, y ese era uno de nuestros mayores desafíos. Optamos por Luxemburgo porque encontramos legalidad no solo en el ámbito del blockchain, sino también en la industria del cannabis. Para nosotros es un doble desafío”, dice el emprendedor, quien también es CEO y fundador de GCC.
La meta de GCC, que es un fondo que tiene 30 empresas en su portafolio, es levantar capital con la venta de tokens e invertir el 100% de este en compañías del sector de cannabis a nivel global. “El principal objetivo es hacerlo de manera diversificada, tanto en las diferentes verticales de la industria del cannabis y en diferentes mercados del mundo, para armar un portafolio sumamente diversificado. Proyectamos tener 60 empresas en el portafolio para mediados de 2023 y de ahí hacer que Global Cannabis Capital salga a la bolsa en Luxemburgo, sea una empresa pública en ese país y que nuestro token termine representando un índice o un ETF (fondo de inversión que cotiza en bolsa) de la industria del cannabis”, dice Israel.
Al ser un private placement (oferta de colocación privada), GCC no puede divulgar el precio del token ni el monto que levantará. No obstante, el interés de los inversores es alto. “Ofreceremos los tokens a partir de la primera semana de junio. Previo a esto, hicimos una preventa y en 10 días nos compraron todos los token disponibles. Esto es muy auspicioso porque teníamos previsto terminar la preventa en junio”, dice Andrés Israel.
En la preventa, cerca de 50 inversores adquirieron la totalidad de los token. Para el 80% de ellos era su primera inversión en criptomonedas, criptoactivos o activo digitales
En ese sentido, el emprendedor explica que las personas al comprar un token ya son owners de GCC y el portfolio valuation -que tiene a través de todas las participaciones en otras empresas de la industria- es lo que respalda el valor del token. El 100% de lo recaudado se utiliza en invertir en más empresas y esto hace que crezca el número de empresas en cartera y el portfolio valuation. Por ende, aumenta el valor del token. “Lo que sí puedo decir es que actualmente la valuación de la empresa es de US$ 25 millones”, dice.
Asimismo, la compañía creará 100.000 tokens, que representan el 100% de su capital social, que se ofertarán en varias colocaciones en los próximos tres años, antes de salir a listar en la Bolsa de Luxemburgo. En este primer private placement se venderá el 6% de tokens.
Optar por tokens o criptoactivos para levantar financiamiento en la industria cannábica es un camino cada vez más recurrente. Además de las barreras de los sistemas financieros que aún castigan a las empresas del sector con requisitos inalcanzables -a pesar de que muchos países el cannabis para uso medicinal es legal- para acceder a capital de una manera tradicional, diferentes actores del sector ven a la tecnología blockchain como una alternativa más rápida para fondearse.
Pero no es solo eso. Según Andrés Israel, para los inversores que adquieren acciones a través de los tokens se les abre un mercado secundario en el que pueden venderlos y obtener liquidez, en caso que quieran hacerlo. “Los fondos generalmente tardan entre cinco a siete años en devolverle el dinero a los limited partners. Tenemos un modelo con mucha más liquidez porque a través de nuestra propia tecnología el inversor va a poder -una vez que saque el token- comercializarlo en el mercado secundario. Es muy importante para nosotros generar gran cantidad de inversores porque estamos generando este mercado secundario y necesitamos que haya gran cantidad de inversores”, dice.
En paralelo a la colocación de tokens de Global Cannabis Company, su incubadora, Cannabis Company Builder (CCB) sigue trabajando en proyectos de la industria que aún no están en proceso de maduración para recibir capital. El foco será buscar emprendimientos relacionados con investigación y desarrollo, genética, productos finales, marcas, creación de marcas tanto en el mundo cosmético como farmacéutico. Los proyectos de cultivo -tienen siete en el portafolio de CCB- están descartados en este momento.
Por el lado de GCC, a diferencia de CCB, que se enfoca en proyectos en Latinoamérica, la apuesta de inversión será global. “Vamos a diversificar las áreas geográficas para invertir en Canadá, California, Colombia o Suiza. Iremos a países que están más avanzados desde el punto de vista legislativo. Queremos ser un factor de impulso porque existe un problema de financiamiento para las empresas de cannabis. La mayoría de los venture capital (fondos de capital de riesgo) no invierten en compañías de cannabis por el simple hecho de que a nivel federal en Estados Unidos todavía no está legalizado. Hay trabas bancarias que son un freno de mano para la industria y lo que intentamos hacer con GCC es quitarlo”, concluye.