El médico estuvo a cargo de la primera cirugía de instalación de un implante de Estimulador Cerebral Profundo (DBS) en un hospital público chileno.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Parkinson afecta a 7 millones de personas en todo el planeta, atacando principalmente a personas mayores de 60 años. Además, el organismo internacional estima que para 2030 habrá más de 12 millones de casos. En Chile serían cerca de 40.000 personas quienes sufren la enfermedad.
Este mes se instaló por primera vez en un hospital público de Chile, un estimulador cerebral profundo (DBS, por sus siglas en inglés) para una paciente con Parkinson. Esta es una alternativa para quienes sufren esta enfermedad neurodegenerativa y que no responden adecuadamente a la terapia farmacológica.
La beneficiada fue Carmen Guzmán Videla (53), quien hace ocho años padece de este mal que la mantenía semi postrada en su casa, además de que no podía vivir de manera autónoma, dependiendo de su familia. El dispositivo que pertenece a Medtronic, fue implantado quirúrgicamente a la mujer en el Hospital Carlos Van Buren, en la región de Valparaíso, y ahora le permite un mayor control sobre los movimientos de su cuerpo.
El Dr. Carlos Bennet, médico que lideró el equipo que implantó el aparato, destaca las virtudes de este tipo de aparatos para controlar la enfermedad, señalando que hay terapias distintas, pero en términos de cirugía el dispositivo DBS "es lo más avanzado que existe" para tratar el Parkinson y lo que se está usando actualmente en los mejores centros a nivel mundial".
- ¿Cómo se selecciona a las personas que sean aptas para este trasplante?
- Son unos pocos pacientes los que son candidatos a este procedimiento, de todos los que tienen Parkinson, aproximadamente un 5 a 10% son candidatos. Para eso se realiza una evaluación multidisciplinaria, en que tienen que ser evaluados por un neurólogo especialista en trastornos de movimiento, un neurocirujano, un psiquiatra y también por un neuropsicólogo… luego todos esos datos se discuten en una reunión clínica y ahí se decide que paciente es candidato o no.
- ¿Y se usa para pacientes con la enfermedad más avanzada?
- En general son pacientes que están en una etapa intermedia, habitualmente que ya llevan al menos cinco años de evolución del Parkinson y que han comenzado a presentar complicaciones motoras, en que los fármacos ya no logran mantenerlos libres de síntomas todo el tiempo.
- ¿Cómo se controla el dispositivo en el paciente post cirugía?
- Al principio hay controles que son más seguidos y que después se van espaciando y que tienen por objeto, conseguir la mejor configuración del estimulador. La neuróloga especialista en trastornos del movimiento va ajustando los parámetros de estimulación en los síntomas, independientemente de eso, el paciente va a tener que sufrir además un recambio de batería, pero eso puede ser en más de 10 años.
- ¿Cuánto puede costar un dispositivo como este?
- Depende del modelo que se elija, si la batería es recargable o no pero en general está alrededor de los 20 millones de pesos (US$ 33.104).
- ¿Qué es lo que más aquejaba a la paciente antes de la operación?
- Ella tenía dos estados distintos, cuando estaba fuera del efecto de los medicamentos, estaba con una rigidez y akinesia muy importante… estaba muy rígida y no podía moverse espontáneamente y eso lograba mitigarlo con medicamentos pero entonces aparecían los movimientos involuntarios, las disquinesias... esta paciente alternaba entre esos dos estados y no tenía ningún momento de estado bueno. Ahora con el dispositivo puede hacer una vida normal.
Al Hospital Van Buren se adhieren el Hospital San Borja Arriarán y los Servicios de Salud Metropolitano Central y de O’Higgins, establecimientos que firmaron un convenio de colaboración para implementar el “Programa Piloto Cirugía Estimulación Cerebral Profunda de Enfermedad de Parkinson”, y así llevar este procedimiento a 14 pacientes del Servicio de Salud del Libertador Bernardo O’Higgins y 3 de la Región Metropolitana.