Nicole Rojas, Directora técnica de Biocell for Life.
Basta un poco de sangre del cordón umbilical o una muestra de tejido del cordón umbilical, médula ósea, grasa y hasta dientes - que luego se criopreservan- para que una persona asegure tratamientos que le permitirán superar enfermedades como leucemia, artrosis, necrosis avascular de cadera y, quizás en un futuro el desarrollo de un órgano completo, en un mundo que sufre de déficit crónico de donantes.
Actualmente, son muchos los mitos que dan vuelta en torno a la utilización de células madre para recuperar distintos tipos de enfermedades. Un ejemplo claro de ello, es el tumor cancerígeno, el cual se caracteriza por multiplicar las células de forma anómala. Si a un paciente con tumor se le inyectan células madre sería como agregar bencina al tumor produciendo un efecto adverso.
Otro de los casos en los que no se puede utilizar las mismas células madre del donante es en la leucemia, puesto que las células, si la causa de la enfermedad es genética, ya vendrán predispuestas a desarrollar la leucemia si el paciente es tratado. En estos casos será necesario ocupar células de un donante compatible que no tenga la misma carga genética.
Las células madres mesenquimáticas, que podemos obtener desde el tejido de cordón umbilical, grasa, pulpa dental y médula ósea se pueden multiplicar y cultivar en el laboratorio, por lo tanto, podemos tener el número de células que se necesiten para el tratamiento de diversas patologías, obteniendo mejores resultados. Cuando las células se encuentran expandidas previamente antes de la criopreservación (congelación a -200°C) se asegura que, al momento de utilizarlas, se tiene el número mínimo necesario para volver a multiplicar las células que se requieren para una terapia. Si la expansión se realiza con tejidos frescos, se asegura que se va a tener el número de células suficiente para que ellas se puedan multiplicar. Publicaciones científicas indican que la obtención de células madre desde tejidos previamente congelados es poco eficiente, afectando el número, viabilidad y capacidad para multiplicarse de las células madre. A diferencia de otros laboratorios que preservan el tejido y sólo extraen las células madre en el momento que el paciente las necesite, en BFL se extraen e inmediatamente se comienzan a expandir, lo que conlleva a una serie de ventajas. Dentro de ellas está poder conocer si las células son estériles o no y verificar si efectivamente lo que se está guardando son células madre y no de otro tipo celular.
En Chile, las terapias con células madre validadas están en el área de la traumatología, es por ello que enfermedades tales como la artrosis (cadera y rodilla principalmente) y otras lesiones del cartílago articular, necrosis avascular de cadera y pseudoartrosis (huesos que han tenido una fractura y no consolidan), están siendo tratados con células madre. Todas estas condiciones han sido aprobadas para tratar con terapia celular por la Sociedad Internacional de Terapia Celular. También hemos avanzado en la investigación para el tratamiento de la Enfermedad de Crohn y también, el trauma raquimedular en fase crónica.
Ademas ya iniciamos fase clínica para el tratamiento de la enfermedad discal con impresionantes resultados preliminares tanto en eliminación del dolor lumbar como en cambios positivos en resonancia de la calidad del disco tratado.
Adicionalmente y a nivel internacional, se están avanzando en el área de ensayos clínicos para tratar la Enfermedad de Alzheimer, Anemia aplástica, Ataxia hereditaria, Autismo, Cardiomiopatía, Parálisis cerebral, Diabetes tipo 1, Enfermedad injerto contra huésped (GvHD), Encefalopatía hipóxica isquémica, Cirrosis hepática, Lupus, Esclerosis múltiple, Artritis reumatoide, Daño medular y Lesión Cerebral Traumática, entre otras.