El área se enfoca en corregir el problema a nivel estética y estructural.
Más de un centenar de infantes y padres de familia celebraron el Día Nacional del Labio y Paladar Hendido, que se conmemoró este lunes 23 de julio, en el área de Gineco-obstetricia y Pediatría del Centro Médico ABC de Santa Fe, México, que fue ocasión para inaugurar el programa de atención a pacientes con paladar hendido y labio leporino, que recientemente se incorporó a la clínica de responsabilidad social Amistad, que gestiona este centro hospitalario desde hace varios años.
El Centro Médico ABC, a través de sus clínicas de responsabilidad social Brimex, que opera en el campus de Observatorio y Amistad, en Santa Fe, desarrolla nueve programas de alta especialidad enfocados a población en condiciones de vulnerabilidad, especialmente niños y niñas, mujeres y adultos mayores.
Uno de estos programas es el de atención a pacientes con labio y paladar hendidos, que operaba en la clínica Brimex y se ha trasladado a Santa Fe, ya que en el campus de Observatorio permanecerán aquellos programas que tienen una delimitación geográfica, como el de Los Primeros 2.000 días, que han sido diseñados para atender a la comunidad aledaña a ese centro hospitalario, explica la doctora Blanca Margarita Velázquez Hernández, directora corporativa de Responsabilidad Social del Centro Médico ABC.
“En el caso de Santa Fe, no tenemos propiamente una población vulnerable aledaña y por eso optamos por trasladar el programa de paladar hendido y labio leporino hasta aquí, donde los pacientes tendrán mejor atención e instalaciones nuevas, pues la clínica Amistad se amplió y se adaptó con este propósito; tendremos más consultorios de odontología y ortodoncia, un laboratorio dental, más quirófanos, 19 en total, para atender a más niños con esta malformación, que vienen de distintos estados del país”, amplía la doctora.
En este programa, el hospital ABC atiende a más de 500 niños y adolescentes provenientes de familias de escasos recursos, desde recién nacidos hasta de 18 años, practica 50 cirugías por año, cuya meta es duplicar a 100. “Es un programa que requiere un seguimiento muy largo y pasa por varias etapas a lo largo de la infancia y la adolescencia de cada paciente: diagnóstico, cuatro cirugías en promedio, atención dental, ortodoncia y acompañamiento psicológico, y todo el programa es totalmente gratuito”, detalla la directora de RS del corporativo.
El problema del labio y paladar hendidos es complejo y requiere una atención específica de acuerdo con el grado en que se presenta, explica el cirujano Octavio Ruiz Speare, director del Cuerpo Médico del Centro ABC: “hay defectos que simplemente muestran el labio superior partido, hay veces que se presentan dos fisuras en el labio, pero hay veces que esa hendidura se puede prolongar hasta el paladar y en el paladar puede ser muy amplio o irse hasta atrás, hasta la garganta”.
“Eso representa para el niño un problema serio en su alimentación, con riesgo de infección y una nutrición muy dañada. Al no comer bien, todo se afecta, su crecimiento, sus funciones cerebrales y, por otro lado, el aspecto social: se convierte en un estigma para él y para los padres. No sólo es un problema físico sino funcional, psicológico, emocional, terrible”, especifica el médico.
No se sabe a ciencia cierta cuál es el factor determinante que causa esta malformación, “es multifactorial y regularmente está asociada a la pobreza”, explica la doctora Velázquez, y su complejidad hace necesario que confluyan en su tratamiento especialistas en diversas áreas médicas: cirujanos plásticos, ortodoncistas, pediatras, odontólogos pediatras, genetistas, foniatras, otorrinos, nutriólogos, psicólogos y las damas voluntarias del ABC que brindan acompañamiento emocional a los pacientes y a sus familiares y les consiguen un lugar para hospedarse cuando vienen de fuera.
El programa de Labio y Paladar Hendido del Centro Médico ABC se enfoca en corregir el problema a nivel estético y estructural, pero también en restaurar la autoestima y la confianza de los menores que lo padecen y restaurar la sonrisa en sus rostros. Para que a Lhía, paciente de 10 años, no vuelvan a lastimarla en la escuela diciéndole que tiene “cara de perro” y para que María Stephanie, también de 10 años, pueda concentrarse mejor en sus estudios, desplegar su inteligencia y dejar de sentirse sola por el rechazo, el bullying y la falta de amigos.