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CEO de Monsanto Latam Norte: "Queremos que México sea un hub de investigación agrícola"
Viernes, Octubre 16, 2015 - 13:37

La empresa estadounidense tiene en el país ocho centros de I+D, uno de ellos, el de Nayarit envía 80% de trabajo a Estados Unidos, Europa, África y Asia.

En México, según el Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología (Conacyt), el sector privado aporta 32% del total de recursos que se destinan a investigación y desarrollo en el país, de hecho, apenas 5% de las empresas asentadas en México invierten en ese rubro. Monsanto es una de ellas.

Desde su nacimiento, hace más de un siglo, la compañía estadounidense se ha mantenido a la vanguardia en la industria química. Cada año invierten alrededor de 1.700 millones de dólares a la I+D (investigación y desarrollo); pero ese status no ha estado exento de polémica. Pesticidas, agente naranja, biotecnología aplicada a la agricultura y ganado bovino, le han granjeado el rechazo de grupos ambientalistas y multas en algunos países.

La empresa no se inmuta. Directivos como Manuel Bravo, presidente y CEO para Latinoamérica Norte, aprovechan los foros de negocios para hablar sobre lo que consideran son mitos en torno a la biotecnología. En uno de estos, el directivo mexicano lanza una advertencia: nuestro país pasará de segundo importador mundial de maíz a ser el primero en la siguiente década, de continuar retrasando el uso de la tecnología aplicada al campo.

Esa es la cruzada que Monsanto, la cual espera la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el permiso otorgado por el gobierno federal para sembrar soya transgénica en Yucatán, y que fue impugnado por organismos civiles.

En entrevista, Manual Bravo da detalles sobre el destino que tiene el 10% de sus ingresos por ventas, y que los coloca a la altura de gigantes tecnológicos como Google o Microsoft: descubrimiento, avances del producto y transferencia tecnológica al agricultor.

“Tenemos seis plataformas de I+D que nos permiten cubrir un amplio espectro en tiempo y que va desde el mejoramiento convencional, biotecnología, big data, información y datos para servir al agricultor, microorganismos y agroquímicos”.

-Cuénteme de esos ocho centros de I+D que hay en México

Únicamente en México tenemos ocho centros de investigación, invertimos alrededor de 500 millones de pesos al año en I+D. Tenemos –centros- en Sinaloa, Nayarit, Guanajuato, Jalisco y en el Trópico, y son tanto de granos como de hortalizas, es lo que hace que sumen ocho.

Ahora, México tienen unas características extraordinarias en calidad de su gente, actitud de servicio y eso se suma a la buena tierra y al buen clima.
Queremos que México sea un centro de desarrollo agrícola a nivel mundial. En los últimos cuatro años hemos duplicado la inversión del centro que está en Nayarit.

Cuando ese centro comenzó hace cuatro años, su trabajo era sólo para México, pero ahora ese trabajo representa sólo 20%, el otro 80% es para el mundo (Estados Unidos, Europa, Sudáfrica, Brasil y el sureste Asiático).
Queremos que Nayarit y el noreste del país sea para el mundo lo que Querétaro es para la industria aeronáutica o el Bajío para la automotriz.

-¿Encuentran en México el talento para conseguirlo?

Monsanto, después de la NASA es la que más doctorados tiene en su plantilla. En México tenemos muchos doctores, maestros e ingenieros. No es fácil reclutar a ese talento, pero hemos ido construyendo relaciones con universidades públicas y privadas que nos permiten atraer a la gente con las capacidades que necesitamos.

De hecho tuvimos una reunión de planeación estratégica para la región y uno de los puntos que consideramos fue que con el crecimiento que planteamos en investigación debemos tener mayor relacionamiento con la parte educativa… somos abiertos a los centros de investigación universitarios, pero debemos estar más cerca, definir –por ejemplo- planes de estudio.

-Deme algunos ejemplos de la investigación que se hace en los centros de I+D en México

Una de las regiones donde hemos puesto mayor énfasis es Sinaloa –donde tienen una planta de semillas y-. En los últimos 30 años, la productividad –del estado- pasó de cuatro toneladas –de maíz- por hectárea a un promedio de 12 toneladas, es decir, se ha triplicado; el cinturón maicero de Estados Unidos tardó cerca de 50 años en hacer ese cambio. Los agricultores sinaloenses participaron en este cambio, de la mano de la investigación en términos de semillas y mejores prácticas.

Eso es sólo mejoramiento convencional, que es probar año con año cinco millones de combinaciones y sacar un producto al año. Así es el nivel del embudo que se hace en investigación agrícola de semillas.

Te doy otro ejemplo: En el sureste se dio una fuerte enfermedad en el maíz, se llamó la “mancha de asfalto”. A través de marcadores moleculares y mejoramiento se encontró dos o tres maíces resistentes, y hoy la línea de producto que metemos en el sureste es resistente a la “mancha”. Para los agricultores eso es de enorme valor. Ese es el tipo de cosas que se hacen en México.

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El directivo recuerda que en el país no se aplica la biotecnología en el campo. “En México, una cuarta parte de las hectáreas de maíz se siembran con semillas mejoradas, con –la técnica de- mejoramiento convencional; las otras tres cuartas partes son variedades o criollos que arrojan producciones más bajas”, sostiene.

Los estados donde trabajan con semilla mejorada al ciento por ciento son Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas. “Nuestra fuerza de venta se está enfocando a los pequeños agricultores para demostrarles los beneficios de esta semilla”.

Manuel Bravo abunda en los beneficios de la biotecnología, por ejemplo aplicada al algodón, cuya producción se ha ido recuperando en el país. Pero vuelve al tema de los mitos en salud y recuerda que las 10 millones de toneladas de maíz que México desde Estados Unidos fueron sembradas con biotecnología, lo que califica de una “incongruencia criminal” al no permitir que el agricultor mexicano pueda usar la ciencia.

“Las proyecciones que hemos visto es que vamos a necesitar –en la próxima década- 40 millones de toneladas –de maíz, y en lugar de importar 10 millones de toneladas, van a ser 15. Hoy somos el segundo importador de maíz del mundo, en 10 años pasaremos a ser el primero, y el problema de ser importador es que dependes de que el otro te quiera vender”, finaliza.

Foto: Hugo Salazar, El Empresario.

 

Autores

ElEmpresario.mx