El número de procedimientos hechos en el país supera el recomendado por la OMS.
Desde hace un par de años, las autoridades de salud tenían una sospecha que las inquietaba: el número de cesáreas en Colombia se estaba disparando. Pese a que insistían en que ese procedimiento para resolver complicaciones del parto sólo debe hacerse cuando es estrictamente necesario, los casos en el país parecían multiplicarse.
Esa preocupación acaba de ser ratificada por el Ministerio de Salud. Aunque ya había dado varias pistas sobre el problema, una nueva publicación confirma que los colombianos están abusando de las cesáreas. El Atlas de variaciones geográficas en salud, que trató de identificar las diferencias en la atención y el uso de los recursos de este sector, muestra que en las últimas dos décadas esta cirugías aumentaron.
Tras analizar los servicios prestados por 14 EPS en el régimen contributivo en 2013, que reunían el 96,8% de los afiliados, los investigadores observaron que el 61% de los partos realizados fueron por cesárea. Es decir, en 173.758 de 284.359 se optó por este camino.
La cifra no responde a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. De acuerdo con este organismo, lo correcto es que las tasas oscilen entre el 10% y el 15%. Sin embargo, casi todos los departamentos, a excepción del Vaupés, sobrepasan esos dígitos. Atlántico es el más inquietante, con 74,9%, y lo sigue San Andrés (71,8%) y Sucre (69,3%).
De hecho, al analizar los datos del DANE encontraron que, mientras en 1998 el porcentaje de cesáreas era de 24,85%, en quince años creció a 45,51%. Una cifra que tampoco concuerda con la de los países que hacen parte del grupo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), al que Colombia ha querido ingresar desde hace varios años (ver infografía).
Como ya lo había resaltado la Federación Nacional de Obstetricia y Ginecología con anterioridad, este procedimiento tiene más riesgos que beneficios. Hemorragias en futuros partos, infecciones y una recuperación más lenta y dolorosa son algunos de sus perjuicios. Además tiene un considerable impacto en las finanzas el sector.
En el atlas se indagó además por la atención que reciben pacientes con VIH, el ingreso a cuidados intensivos y el acceso a consultas con médico general y especialistas. ¿La conclusión? A los ojos del ministro de Salud, Alejandro Gaviria, aún existen serias desigualdades territoriales y grandes ineficiencias en algunos servicios.