En un seminario dedicado al tema, el ex ministro de Salud Jaime Mañalich y otros expertos criticaron el modelo de la farmacia popular de Recoleta. También a política de precios de los laboratorios extranjeros.
Este año, la industria farmacéutica en Chile tuvo un nuevo e inesperado actor: la “farmacia popular” que se abrió en la Municipalidad de Recoleta, en Santiago. Su apertura causó gran polémica, una alta aprobación popular, pero muchas críticas de parte de las cadenas de farmacias que acusan faltas al libre mercado y otros que buscan sus propias alternativas.
En el seminario “Farmacias populares y remedios baratos: ¿mito o realidad?” realizado el pasado viernes en la Universidad Mayor, el ex Ministro de Salud, Jaime Mañalich criticó la forma en que funciona este nuevo modelo: “La ley dice claramente que las instituciones de salud pueden vender medicamentos a los usuarios que lo necesiten, pero ha aparecido la municipal. ¿Por qué no en los consultorios?”. Mañalich explica que los centros de salud no pueden vender medicamentos porque tienen deudas con el Centro Nacional de Abastecimiento (Cenabast), que podría hacer de intermediario para compras a bajo precio (el mismo valor al que compra la farmacia municipal). Actualmente, la deuda de de los servicios de salud es de 250 mil millones (alrededor de US$ 360 millones) y Cenabast tiene una deuda de 50 mil millones (cerca de US$ 71 millones).
Incluso en casos de medicamentos cubiertos por el Auge, los consultorios pueden tener poco stock, por lo que ahora podrían derivarse a Farmacias Municipales, que para Mañalich no son la mejor opción: “La solución es totalmente regresiva, ir a una farmacia porque ahí le van a vender barato. No debería pagar nada, porque de los 900 medicamentos, 750 deberían ser entregados en el consultorio”.
El alto valor de los precios en Chile, Mañalich lo atribuye a los grandes laboratorios internacionales, que deciden vender a un bajo precio a Cenabast, pero a uno muy superior a las farmacias. Ese precio, también sería mayor al que los mismos laboratorios le venden a los privados en otros países. En este punto, todos los participantes del seminario concordaron: el problema son los laboratorios.
Otras alternativas
Bernardo Luque, experto de Altura Management que también participó del seminario, propuso en la ocasión que se debería establecer una política del "precio único": "que exista un precio lista que sea conocido por todos los actores, pero que además que existan descuentos racionales basados en los costos". Para Luque, además se debería quitar o rebajar el IVA a los medicamentos y aprovechar el poder de compra masiva de Cenabast, para que la institución compre de intermediario para las farmacias y así bajar los costos de los medicamentos en todos los sectores. Actualmente, Cenabast no puede realizar esas compras por ley.
Otro de los expositores del seminario fue Adrian Vega, presidente de la Cámara Nacional de Laboratorios (Canalab). Para Vega, la farmacia municipal es una solución parche que podría verse mejorada a través del reembolso para los medicamentos. "El reembolso de medicamentos está asociado a la seguridad social y le tocaría un rol clave a la superintendencia de salud, para que administre y se fiscalice ese fondo de medicamentos que se podría crear, por ejemplo, con un 0,01% del salario de cada trabajador".
Quien tiene su propuesta más avanzada es Héctor Rojas, Presidente de la Asociación de Farmacias Independientes. Su idea establecer estanterías especiales en las farmacias independientes, donde cada municipalidad podría vender medicamentos a precios bajos (considerando el valor que obtienen de Cenabast) y el establecimiento cobraría un porcentaje de ganancia. Rojas asegura que hay 12 comunas de Santiago y dos de provincia interesadas en el modelo.