El geofísico Raúl Madariaga, profesor de la Escuela Normal Superior de París, consideró que la experiencia adquirida por el país tras el devastador terremoto de 1960 –el mayor del que se tenga registro en la historia-, permitió bajar el número de víctimas.
México D.F. Tras el terremoto de 1960 en Valdivia, que alcanzó una magnitud de 9,5 en escala Richter, el mayor del que se tenga registro en la historia, hizo que los chilenos redoblaran sus esfuerzos en materia de infraestructura, lo que permitió salvar muchas vidas en el sismo de este sábado, que al alcanzar los 8,8 grados Richter se anota dentro de la lista de los más intensos de los que se tiene memoria.
Así lo señaló el geofísico Raúl Madariaga, profesor de la Escuela Normal Superior de París, quien explicó que dado la magnitud del temblor , el balance de muertos es relativamente bajo, situación que hubiera sido muy distinta hace 30 años, indicó Milenio.
Según lo que señala Madariaga, el terremoto del año 1960 fue un proceso de aprendizaje para Chile.
Explicó que “el sismo de Chile fue 100 veces más fuerte que el que golpeó Haití el 12 de enero pasado. En Haití, la falla está directamente bajo la ciudad. En el sur de Chile comienza a unos 30 km de profundidad y se extiende bajo el océano hasta unos 100 metros. Si la tierra hubiera temblado de la misma manera hace 30 años, habría que lamentar decenas de miles de muertos”.
Recordó que “en 1960, el sur de Chile fue devastado por el peor terremoto del que se tenga registro, 9.5 en la escala de Richter. Desde entonces, los chilenos aprendieron a construir correctamente respetando las normas antisísmicas, con ingenieros que fueron formados en las mejores escuelas técnicas. No se pueden prevenir los sismos, pero una buena construcción es primordial para reducir sus efectos”.
En cuanto al maremoto, dijo que “desgraciadamente, muy poco se pudo hacer contra el tsunami, la causa principal de destrucción en la zona del epicentro. Los chilenos escaparon hacia las colinas, como habían sido entrenados para hacerlo, lo que salvó muchas vidas”.
Desde el punto de vista geológico, el experto sostuvo que “el sismo del sábado 27 de febrero es muy típico de Chile. Hubo un movimiento de subducción entre la placa sudamericana y la de Nazca. Chile descansa sobre esta última. Ambas se frotan y tocan una con otra cerca de 8.5 centímetros por año. De pronto, los contactos entre las placas cedieron y se deslizaron de 5 a 10 metros. Se habla de un rebote elástico. En esta región ocurre un gran sismo más o menos cada 100 o 200 años. Las placas estaban bloqueadas desde mediados del siglo XIX”.A juicio del experto si bien no existe un método preciso de predicción, “sabíamos pertinentemente que en algún momento el terremoto iba a ocurrir”.
Eso sí que indicó que muchos sismólogos estaban más interesados en el norte Chile. “De ahí que no se siguiera tanto la actividad sísmica en el sur. La red de vigilancia, en especial GPS, está menos desarrollada”, dijo.
Madariaga enfatizó que el terremoto de Japón del fin de semana no tuvo que ver con el percibido en Chile, pues no son las mismas placas.
Consultado sobre lo dicho por el vulcanólogo británico David Pyle, que señaló que el sismo podría causar un aumento de la actividad volcánica en Chile, indicó que “después del sismo devastador de 1960 se observó una actividad volcánica que se podría explicar por el hecho de que los volcanes también se explican por la subducción. Sin embargo, yo me resisto realmente a hacer una predicción de esa naturaleza. No hay ninguna certeza, en especial porque la periodicidad de las erupciones volcánicas es mucho más larga en el territorio de Chile que la de los sismos. Cerca de la ciudad de Concepción, el epicentro del terremoto, termina el Nevado de Chillán, un volcán muy activo. Es muy vigilado, ciertamente, y sabremos si entra en erupción”.