Encontraron altos niveles de plomo, que en niños afecta el desarrollo del cerebro y sistema nervioso, y en adultos puede producir mayor riesgo de hipertensión arterial y lesiones renales.
Télam. Científicos de la Universidad Nacional de San Luis comprobaron que la concentración de plomo en los cigarrillos electrónicos, prohibidos en Argentina desde 2011, es similar a los de los cigarrillos convencionales.
Aunque los cigarrillos electrónicos se promocionan como una opción más saludable que el tabaco, no están exentos de riesgos.
"Ahora que se están poniendo tan de moda entre los jóvenes, es importante que tengan acceso a la evidencia científica para que sepan que su uso también es perjudicial para su salud”, alertó a la Agencia CyTA-Leloir la doctora Liliana Fernández, investigadora del Conicet en el Instituto de Química San Luis (Inquisal) de la UNSL.
Fernández, la doctora en bioquímica María Carolina Talio y otros investigadores del Inquisal desarrollaron una técnica basada en fluorescencia molecular para medir niveles de plomo en líquidos de rellenos de sistemas electrónicos de administración de nicotina.
Así, determinaron que el nivel de concentración del metal en esos sistemas es similar a los presentes en cigarrillos convencionales, tal como publicaron en la revista de química analítica “Talanta”.
Según la Organización Mundial de la Salud, los niños de corta edad son especialmente vulnerables a la exposición al plomo, que afecta el desarrollo del cerebro y del sistema nervioso. Sin embargo, también provoca daños duraderos en adultos, como mayor riesgo de hipertensión arterial y lesiones renales.
Para Talio, no es legal vender o promocionar a los cigarrillos electrónicos como dispositivos para dejar de fumar. “No están regulados ni controlados mediante ensayos experimentales y datos epidemiológicos que certifiquen su inocuidad y su efectividad. Además de nicotina, estos sistemas contienen otras sustancias nocivas para la salud. Aunque recién ahora se están estudiando e identificando, porque hace poco tiempo que están en el mercado”.
Los especialistas alertan tanto sobre los riesgos potenciales para el consumidor directo como para quienes podrían denominarse “vapeadores” pasivos. Y advierten también sobre el peligro que implica volver a naturalizar el consumo de nicotina.
El estudio de San Luis se suma a una creciente acumulación de evidencias que pone en entredicho la supuesta inocuidad y seguridad de los cigarrillos electrónicos. En julio pasado la revista científica “Environmental Science & Technology” mostró que esos dispositivos emiten al menos diez sustancias potencialmente peligrosas para la salud humana, incluyendo posibles carcinógenos como glicidol y óxido de propileno.
La explosión accidental del dispositivo también representa una amenaza: un video en YouTube que muestra el estallido en el bolsillo de un usuario, subido hace cinco meses, ya registra casi 300.000 visitas.